Antonio e Itzy se miraron el uno al otro con nerviosismo. Estaban a punto de embarcarse en su primera misión juntos desde que se graduaron de la academia espacial un mes antes, y ambos sabían que tenia que ser un éxito.
Las órdenes eran sencillas: descubrir la fuente de la débil señal interceptada 48 horas antes de una nave estrellada y comprobar si se podía recuperar algo de la misma.
Según el comandante, no se había notificado ninguna desaparición ni se había registrado actividad en este inhóspito planeta desde hacía mas de una década.
¡Era la misión perfecta para dos cadetes inexpertos y ambiciosos! A última hora, el comandante le había dicho a Antonio e Itzy que se llevasen con ellos el nuevo robot explorador para guiarles. ¡Nada podía salir mal si contaban con el respaldo del más moderno dron de vigilancia y supervivencia!.
Los dos astronautas se movían despacio por el paisaje extraterrestre. Su dron caminaba por adelante, ajustando la ruta de vez en cuando al detectar la trasmisión. Al llegar a la cima de una colina arenosa, el origen de la señal quedó finalmente al descubierto.
En el centro de un gran cráter y yacían los restos de la nave de trasporte. Se había estrellado hacía décadas y todos la habían dado por perdida hasta que las sondas de la federación alcanzaron la órbita del remoto mundo y captaron la débil trasmisión.
Los astronautas siguieron el dron, que caminaba con un poco de dificultad al pasar por aquel paisaje arenoso, abriéndose paso pesadamente hacia la nave.
La exposición a los elementos químicos y la arena la había enterrado parcialmente, pero aún era posible entrar a través de las enormes puertas traseras. Antonio abrió un panel de control e introdujo un código de acceso. Giró la llave de apertura de emergencia saliendo gases y mucho polvo, las gigantescas puertas rugieron y comenzaron a abrirse. Dentro, todo era oscuro.
El dron se introdujo en el cavernoso interior; la lámpara de sus sensores visuales apenas iluminaba su entorno más cercano. Los dos astronautas siguieron al dron hasta una computadora. El dron introdujo un comando y el sistema de iluminación de emergencia se activó.
Los diferentes paneles se fueron iluminando uno por uno, revelando interminables filas de brillantes titanes de metal: trajes especiales para la base en el espacio. Antonio e Itzy se quedaron asombrados. Habían descubierto un pedido que se había perdido hacía más de cuarenta años. ¡Tenían que informar de su hallazgo y asegurar la zona de inmediato!
De repente, el dron giró sus sensores hacia el interior de la nave. Los astronautas observaron que los sensores de el dron estaban sobrecargados. Eso sólo podía significar una cosa; no estaban solos...