Capítulo ocho

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El pastelero se congeló ante la vista y presencia de quien sería la persona más importante en su historia personal: su abuela. La señora Elisa crió al muchacho desde los 3 años de edad, que fue cuando su padre, un aspirante a educador, decidió marcharse a la gran ciudad para seguir con sus metas. La madre murió por un resfrío mal cuidado; ella era una compositora dotada de un oído anhelado por todos, que hacía una presentación para cada 31 de diciembre y un festival en cada primavera.

El panadero se quedó pasmado ante la imagen de su abuela, quien se acercaba lentamente. Sauro se percató de que as verdaderas intenciones de la señora no eran darle un caluroso abrazo al muchacho, sino que atravesarlo con un cuchillo del carnicero.

― ¡Muévete! ―dijo Sauro mientras hacía el gesto.

El detective empujó a su asistente hacia un costado y la anciana cayó de bruces al piso del comedor.

― Ella... es...

― Ahora te creo cuando decías que era la mejor

Lo que parecía ser otro cuchillo quedó a centímetros del cabello más largo del pastelero, lo cual hizo que volvieran a mirar a la escalera: se trataba del carnicero, quien se veía con una mirada vacía y un rostro sin expresión.

Otro cuchillazo hizo que ambos reaccionaran y se alejaran de la anciana que los miraba con cara de zombie con sed de sangre. Ambos corrieron fuera de la casa hasta llegar a la calle y vieron que el carnicero ahora tenía una escopeta y disparaba desde la ventana del segundo piso.

Siguieron corriendo desesperadamente hasta que dieron con la casa de la doctora Caro.

― ¿Estás seguro de que este lugar es seguro? ―le preguntó el pastelero.

― Como que mi nombre es Sauro ―. Dijo el detective luego de tocar la puerta.

La doctora salió a recibirlos y los invitó a pasar, pero no bastaron ni dos segundos para que se enteraran de que no estaban solos.

― Caro, no sabía que tendríamos visita

― ¿Qué es lo que hace este superhéroe de quinta en tu casa? ―. Dijo Sauro al ver a Mister K, el superhéroe del primer capítulo.

― Vino hasta mí con la misma intención que ustedes y escapa de lo mismo, no podía dejarlo afuera y que se lo comieran.

― ¡Pero él no es detective! No puede llegar e investigar sin una licencia.

― ¿Quién te crees, niñito? Por lo que sé, tú eres un policía retirado y no un...

― ¡Basta! ¿Qué no pueden solo no pelear y combatir al asesino, juntos? ―dijo una muy enojada doctora.

― En realidad son asesinos... ― dijo el pastelero.

La doctora Caro quedó con la boca abierta y cambió rápidamente a una risa nerviosa. El pastelero le explicó que el carnicero y su abuela eran personas que fueron hipnotizadas por el jardinero.

― ¿Y cómo los volvemos a la normalidad? ―preguntó el superhéroe.

― No lo sé, pero tengo una idea ― dijo Sauro.

En ese momento sintieron que uno de los ventanales de la casa se rompió. El superhéroe pidió que todos agacharan la cabeza para evitar cualquier daño. La doctora se dio cuenta de que una especie de cuchillo había aparecido en el piso: era uno muy raro, pareciera que su mango estaba puesto al revés. Sauro se acercó a ella y reconoció que dicho elemento era de su amiga fiel, lo cual se dio esperanzas de verla con vida.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2016 ⏰

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