Estaba oscuro.
Todo era negro.
Intenté moverme, pero no podia.; no tenía fuerzas.
De repente, una luz intermitente apareció a lo lejos.
Obligué a mi cuerpo a seguir ese diminuto punto de luz.
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Me desperté. Abrí los ojos despacio, al principio no vi nada, después aprecié un tono gris delante mío, y al enfocar mis ojos diferencié un cielo gris ceniza.
Intenté incorporarme, sin éxito. Al tercer intento pude apoyarme sobre mis codos.
Giré mi cabeza a ambos lados, y un pinchazo en mi cabeza me hizo aguantarmela entre mis manos.
Me incorporé un poco más, quedando sentada. Al mi alrededor todo era entre blanco y negro. Diferencié un denso bosque, y un desdibujado camino que se adentraba en él.
Me levanté y seguí el camino, que justamente empezaba en donde yo estaba tumbada segundos antes.
Hacía mucho frío.
Caminé mucho tiempo, aunque claro, allí no había noción del tiempo, todo era igual.
¿Dónde estaba?¿Por qué estaba allí?¿Que había pasado antes de encontrarme aquí?¿Cómo había llegado?
Estaba formulandome todas estas preguntas cuando me percaté de que el camino no estaba.
Había desaparecido.
Me giré a ver si aún estaba detrás mía, pero no había nada.
Me había perdido. Bueno, ya estaba perdida antes, pero ahora que no estaba el camino, aún más.
De repente el cielo se oscureció pasando a negro carbón. Se levantó una fina niebla, haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo.
Todavía podía ver claramente, ya que la niebla despedía una luz mortecina.
Oí pasos.
Giré sobre mi misma y descubrí a un par de ojos rojos mirándome fijamente.
Animales, pensé. Pero esa mirada no era la de un animal común. Era una mirada inteligente, que me miraba como si hubiera invadido su territorio.
Tuve un presentimiento, algo malo iba a pasar.
En unos instantes aparecieron más pares de esos ojos penetrantes que me mareaban. No me molesté en contarlos.
Y corrí.
No me giré a ver si me seguían o no, sólo corrí.
El aire helado perforaba mi garganta, mi pelo se pegaba en mi cuello por el sudor, mi respiración agitada aumento al ritmo de la carrera.
Cuando creí que ya los había dejado atrás, me paré.
Descansé un poco, el flato taladraba mis costillas.
Oí un crujido, me giré y la enorme bestia se abalanzó sobre mi.
Mi corazón se aceleró y mi pulso estalló gritándome que quería vivir.
Pero estaba paralizada. No me moví, ni cuando la fiera abrió su enorme boca, ni cuando vi que sus ojos se habían convertido en pequeñas ranuras, ni cuando sentí su aliento a un palmo de mi cara.
No hice nada.
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Hola,
Esta es mi primera historia, hasta ahora sólo había leído en wattpad.
Estaba muy nerviosa en pensar como sería mi primera historia. Pensé en otras completamente diferentes, pero al final me salió esta.
No creó que tenga muchos capítulos, y serán cortitos. Tampoco creo que sea muy buena, pero por algo hay que empezar.
Dentro de poco escribiré otra historia, pero advierto que no podré actualizar muy seguido.
Muchas gracias por leer y si queréis comentar algo o preguntarme acerca de la historia lo podéis hacer.
No soy una de esas personas que obligan a sus lectores a tal número de comentarios o tantos likes.
He empezado esta historia porque me encanta leer, y he pensado que escribir algo podría ayudarme a tener más imaginación.
Se que muchas personas no leerán esta nota, pero sólo quería informarles un poco de la situación.
Gracias por leer
Adiós
