La Traición de Karina

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-Es por eso que te digo que tienes mucha suerte Raul. -se secó una lagrima con la mano izquierda. - tu familia te apoya y...

-¿De qué estas hablando? -lo interrumpí. -¿tu crees que mi familia me apoya? No, no Luis, mi mamá aun no la ah aceptado del todo, mi abuelo no tiene ni idea, mi tía... es la única que me apoya, creo... la verdad no estoy seguro, pero al menos eso parece.

-Pero tú eres... eres tán... tán tú, ¿cómo? en el instituto parece que tu vida fuera perfecta, no te importa lo que digan de ti, y a todos les caes bien.

-Hay muchas cosas debajo de una mascara Luis, -lo miré fijamente a los ojos. -y aunque tratemos de ser álguien más delante de algunas personas, al final del día siempre sabemos quienes somos y volvemos a ser nosotros mismos, y nos damos cuenta que tarde o temprano sabrán nuestra verdadera identidad.

Luis me miró con cara indecifrable, no sabía si estaba triste o enojado, o quizás alegre o angustiado, no podía descifrar su rostro, me incomodaba, parecía que pudiera leer mi mente, eso me dá miedo, solo pensar que álguien supiera mis más grandes secretos me pone los pelos de punta; miré con el rabillo del ojo a Karina, estaba saliendo de la cocina, y ahora venía hacia nosotros, ¡diablos! No es que no quiera arreglar las cosas con ella, es solo que, ella me gritó y me rechazó y la verdad yo soy muy resentido, muy, muy, muy resentido, extremadamente resentido, no sé qué piensa hacer para arreglar esto, ya que Any no esta aquí y siempre que teníamos problemas Karina y yo, era ella quién nos hacía arreglar las cosas; Karina llegó hasta donde estabamos Luis y yo, extrañamente Luis me seguía mirando y me dió un extraño escalofrío.

-Disculpa Luis, -dijo Karina, ¡vaya!, creí que me hablaría a mi, me sentí algo triste, Luis despertó de su estado de trance y miró a Karina. -¿Puedes prestarme a Raul un minuto? No será mucho tiempo, luego te lo devolveré, ya verás. -¡Vaya!, después de todo sí quería hablar con migo, me sentí alegre.

Luis me miró de nuevo sin quitar su cara neutra, miró a Kary, me volvió a ver.

-Sí, claro no hay problema. -dijo mirándome fijamente sin quitar aún su cara impredecible.

Karina me tomó del brazo y me llevó a la cocina de nuevo, es normal que ella me tome del brazo de esa manera, yo ya me había acostumbrado. Al entrar, lo primero que pude notar es que Obed estaba sentado en sima de la isla de granito, se había cambiado de atuendo, llevaba unos shorts blancos realmente cortos, una camiseta escotada negra y unos converse negros, sus shorts se le veían muy cortos y se le miraban gran parte de sus piernas, no tenía bello en las piernas y eran realmente lindas, tenía sus pies cruzados y le quedaban colgando del suelo y los movía adelante y atras, "se ve muy lindo" me dice mi subconciente. No, nunca me eh enamorado y no voy a comenzar ahora, siempre tengo una regla de por qué no me enamoro de nadie, pero es mejor que nadie sepa aún; todo a su tiempo.

-Escucha Raul, -Karina me tomó de mi cabeza como si fueramos una pareja y me iba a besar, pero sabía que no lo haría. -fui muy tonta al tratarte mal y lo siento, al menos ni siquiera te expliqué el por qué estaba reaccionando de esa manera.

-Karina el que debería de disculparse soy yo, no debí decirte nada, pero tu sabes como soy, -la abracé. -y cuando me enojo no controlo lo que digo, de verdad lo siento.

-Descuida.

-Bien, ¿pero ahora sí me dirás por qué te portaste de esa manera? -mi voz sonó más dulce de lo habitual.

-Raul, de verdad lo siento, por eso te pedí disculpas primero, porque fue un error mio, -la miré afligido, Karina nunca da su brazo a torcer, aunque ella no tenga la razón siempre sostiene su palabra.

-¿Quién eres y qué hiciste con Karina Torres? -mi voz sonó sarcasticamente, demasiado sarcastica, Karina sonrió y Obed soltó una risita chillona como la de un ratón, Kary y yo reímos, me abrazó con sus ricos abrazos y me dió un beso en la mejilla.

Mi Corazón en Tus Manos [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora