Castigo [Castiel x Nathaniel OS Lemmon]

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NO PONER MÚSICA HASTA QUE YO LO DIGA, MÁS ADELANTE

Todo el mundo esconde dentro un lado oscuro. Un lado perverso. Un lado pervertido.

Hasta las personas más inocentes, incorruptas y puras. Eso no es nada raro.

Lo raro es cuando esas personas muestran ese lado en los momentos más inoportunos, más inapropiados.


Castiel siempre había sido un chico obsceno, depravado, vicioso. Pero a diferencia de los demás, nunca había tratado de ocultarlo. Si pasaba una mujer bien dotada delante suyo no ojeaba disimuladamente o apartaba la mirada sonrojado, si no que le decía "que buen par tienes" y se quedaba satisfecho. Nunca se libraba de una buena bofetada, aunque parecía que eso solo le ponía más.

-¿Otra vez igual? Nunca cambias.- lo reprobó su amigo Lysandro, como si se tratara de su padre, observando la marca de mano enrojecida que tenía Castiel en la mejilla. Aunque siempre había sido así; cuando el pelirrojo hacía algo reprobatorio, él era el único que se enfrentaba a él y le echaba la bronca. Pero para algo era su mejor amigo.

-¿Qué? Tenía un bonito trasero y solo quise explorar terreno.- respondió Castiel despreocupado, frotándose el moflete con una sonrisa arrogante en la cara. Lysandro movió la cabeza dando a entender su desaprobación, pero decidió cambiar de tema.

-¿Vamos? Las clases están a punto de comenzar.-

-Vete yendo, yo voy a echar una meada.-

-Se dice orinar, malhablado.- lo corrigió el peliblanco, fulminándolo con la mirada. Una de las cosas que más odiaba del rockero era su vulgar forma de hablar. Era tan poco victoriano...

-Como sea.- Castiel rodó los ojos, y se despidió de su amigo. Los servicios estaban al fondo del pasillo y mientras iba caminando, todos lo miraban. Algunos con temor, otros con desaprobación, otros le sonreían y otras lo devoraban con la mirada. Él simplemente los ignoraba. Odiaba ser el centro de atención, pero ser el chico con más faltas del instituto daba cierta fama.

-Oye Cassy...-

"Ya empezamos" pensó el pelirrojo, al ver a Amber y sus secuaces acercarse a él. La rubia lo miró coqueta y se agacho dejando su escote más a la vista.

-¿Te gustaría que quedáramos esta tarde en mi casa?- le preguntó, pasando su mano por el pecho del muchacho.

-No.- él le respondió borde, como hacía siempre. Ella hizo un puchero.

-¿Por qué? Mis padres no están en casa y...- Castiel la interrumpió.

-Mira, por mí te echaría un polvo sin problemas, pero ya tengo suficientes problemas con tu hermanito, y no quiero más.- le respondió el pelirrojo, cada vez más cabreado cuando le vino la imagen de Nathaniel a la cabeza. Últimamente el delegado estaba más pesado que de costumbre, y eso le daban a Castiel más ganas de matarlo. Siempre lo había odiado, pero ahora ya estaba al límite.

-¿Hablas de Nahaniel? ¿Qué tiene que ver él en nuestra relación?- gritó la rubia, histérica por haber vuelto a ser rechazada.- Espera...- de repente su expresión de enfado cambió, y una perversa sonrisa se formó en su rostro.- ¿Es qué te gusta mi hermano y no quieres que nos vea juntos?-

Él semblante de Castiel se desconpuso y sus puños se pusieron blancos de tanto apretarlos.

-¡¿QUÉ?!- gritó, atrayendo la atención de la gente que estaba cerca.- Como puedes insinuar que el maricón de tu hermano y yo podamos tener algo. Te consideraba ramera, pero ahora ya me has cansado. No te pego por ser una mujer, pero te aconsejo tener cuidado, porque sé hacer daño de otras formas que no implican la violencia.-

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⏰ Última actualización: May 17, 2020 ⏰

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