Me encaminé hacia secretaría para así poder retirar mis horarios y algún que otro papel para alguna cosa.
Golpie la puerta que se encontraba delante de mi. Escuché un "adelante" y me dispuse a entrar a la oficina rápidamente.
Frente a mi, se encontraba la secretaria. Una mujer joven, de al menos 23 años de edad. Su nombre es Harvey Greene, es la mano derecha del director. Alta, delgada, piel blanca, cabello café, ojos marrones y bonitas facciones. Un cuerpo de muerte, unas curvas envidiables por cualquier chica.
Menos de mi, porque yo era igual o más sexi que ella. Peeero bueno.
Me miró sonriendo.
-¿Qué necesitas Quinn?-
-Uh si, necesito mi horario y todo lo demás- respondí rascandome el brazo derecho.
-Oh claro- se giró en su silla dandome la espalda- Que torpe soy... - murmuró bajo buscando entre medio de unos papeles.
Empecé a mover un pie impaciente. Ya quería salir de aquí.
Después de unos minutos se volvió a girar, mirandome aún sonriendo.
¿Qué acaso esta chica no se cansa de sonreír?
Bufé.
-Bien señorita, aquí se encuentra su horario- dijo entregandome un papel en el que salían todas mis asignaturas, horarios de entrada a cada una, los recesos y hora de salida- Y aquí, estan los otros- dijo entregandome un montón de papeles más.
-Gracias- respondí cortés -que tenga un buen día- murmure saliendo de allí.
Bien, veamos que tenemos aquí.
Ahora me toca... Mitología griega.
Aula - 307 - tercer piso.
Miré un segundo papel, blanco y pequeño en el que salía el pasillo en el que se encontraba mi casillero, su número y código de contraseña.
Me dirigí allí, dijite la clave, abrí la pequeña puertecilla de metal y vacíe todas las cosas que se encontraban en mi bolso, dentro del casillero. Saqué sólo lo que necesitaría en esta hora.
Lo cerré y me dirigí a mi clase.En el camino me encontré con Camille Adams. Una de mis mejores amigas. Estatura media, 16 años de edad, morena, largos cabellos negros y unos ojasos del mismo color. Buenas curvas y muy bella.
-Hola preciosa- saludo coqueta.
-Hola hermosura- respondí dando dos cortos besos en cada una de sus mejillas. Ella repitiendo mi gesto.
-Mitología griega- suspire.
-Lo mismo- sonrió feliz.
Imite su gesto.
Al menos no estaré sola. ¡Yeih!
-¿Has visto a Amber?- pregunte frunciendo el entrecejo.
-Uhm, de hecho...- se quedó callada mirando tras de mi.
-¿Extrañandome princesita?- sentí que decía una voz muy conocida.
Me voltie sonriendo.
-Siempre mi hermosa damisela- dije entretenida.
Las tres reímos.
Amber, mi segunda mejor amiga, 17 años recién cumplidos. Pequeña, cabello castaño claro, ojos color mieles, tez blanca y muy linda.
Amigas desde jardín de infantes, son como mis propias hermanas. Tenemos una confianza única e inigualable, son las mejores.
Sentí que sonaba la campana, haciendo olvidar aquellos pensamientos.