Anda, vamos Percy. Ya es tarde- Oí la dulce voz de Annabeth desde sala de estar.
Ya voy cariño- dije al mismo tiempo que me levantaba de la cama y me vestía lo mas rápido posible.
Unos minutos después, observé su silueta en el marco de la puerta: con el ceño fruncido y los brazos cruzados: una de las expresiones que mas amaba de ella.
No piensas bajar, Sesos de alga?- me dijo con voz burlona mientras se sentaba en la orilla de la cama junto a mí.
Cual es la prisa Señorita puntual?- me burlé haciendo la misma postura que ella al entrar en la habitación.
Annabeth se río, al igual que yo mientras me volvía a sentar junto a ella.
Nos miramos fijamente durante unos minutos hasta que me acerqué poco a poco hacia ella, nos levantamos de la cama y la atraje hacia mi.
En respuesta solo dijo- Te amo, lo sabes Sesos de Alga?
Porqué Amarías a alguien que tiene sesos de alga?- dije.
Ambos nos reímos.
Pude sentir el latir de su corazón y su respiración muy cerca de mi. Amaba esa sensación.
Apuesto a que no me amas mas de lo que yo te amo a ti- dije rompiendo el silencio.
Nada de eso, te amo PARA SIEMPRE- respondió.
Desde aquella vez, mientras caímos juntos al tártaro, PARA SIEMPRE se convirtió en la frase que describía nuestra vida juntos.
PARA SIEMPRE- le susurré al oído, cosa que a ella no le agradaba, pero no protestó.
Por eso te amo Sesos de alga- me dijo.
Que nunca me dejarás de llamar así o qué?- le respondí sin soltarla.
Vamos, callate y ven acá.- me dijo.
Y me besó. En ese momento, todo desapareció y nada importaba, solo ella y yo.
