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Daehyun miro hacia un lado y dibujo un corazón sobre la ventana y el aliento propio que la empañaba, sonrió un poco y después exploto en lagrimas obligándolo a levantarse y estamparse con las cuatro paredes que lo encerraban. 

Estaba harto de estar allí. 

Estaba harto de que lo encerraran allí. 

Estaba harto de que su madre dijera que estaba bien, que estarían bien y que pronto saldría. 

Estaba harto de su vida, de su mente, de su cuerpo y de su respiración. 

El cuerpo del castaño claro se removió en la cama simulando convulsiones y entonces fue cuando su madre intervino tomándolo de los hombros y gritando su nombre, Daehyun abrió los ojos asustado, el sudor empapaba su cuerpo y sabia lo que significaba, Otra pesadilla de los sucesos de su estilo de vida de hace 5 años atrás cuando era un chiquillo de 15 años. 

Su madre lo abrazo, lo arrullo y le beso la frente como si el joven adulto fuese un niño, el corazón de ambos dolía con los recuerdos. 

La Mañana era dulcemente brillante y Youngjae recogió con una sonrisa los platos de los clientes que acababan de dejar el restaurante donde trabajaba a medio tiempo, si continuaba ahorrando de esa forma desesperada lograría terminar de pagar su Universidad y al momento de graduarse no habría complicaciones con su Titulo. 

Era cierto que sus amigos le decían que debía tranquilizarse un poco y ser menos obsesivo, sin embargo, él a diferencia de todos sus amigos no tenia suficiente dinero y su madre -quien continuaba trabajando a su edad intentando sacar dinero de algún lugar- estaba realmente cansada. No tenia opción, incluso si por las noches estaba exhausto y apenas tenia 5 segundos para suspirar y liberarse del estrés, el trabajo debía continuar en pie, el ahorro debía continuar en pie, el ser egoísta no era una opción. 

-¿porque estas feliz?, pregunto su compañera de trabajo Minah, sorprendida por el excelente humor que ese día cargaba el pelinegro. 

-Porque No tengo tarea del instituto, miro hacia el cielo como si de un milagro se tratara, -Así que esta vez saldré a divertirme con mis amigos-, la castaña alzo una ceña sonriendo ladina y asintió. 

-Eres un chico de 19 años, apretó la boca escondiendo una sonrisa, -estoy tan orgullosa de ti, pensé que no saldrías jamas y creí que te excusarías diciendo que esta noche le darías un masaje a tu cansada madre-, y aunque las palabras no salieron de la boca de la menor con intenciones de herir los sentimientos de su compañero, torpemente lo hizo.

La sonrisa junto a los hombros del chico decayeron automáticamente y tomo los platos sin cuidado dejando que hicieran un sonido molesto al bruscamente colocarlos uno sobre otro, estaba tan desesperado por salir que no había pensado en su progenitora y eso le hizo sentir egoísta, un mal hijo, un idiota, un sin fin de insulto mas para si mismo. 

-No pongas esa cara, Minah rodó los ojos, -Puedo ir yo a hacerle compañía, incluso le daré un masaje por ti-, sugirió. 

Bang Minah tenia montones de dinero, en realidad, sus padres tenían montones de dinero, montañas, casas construidas de dinero llenas de mas dinero, lo importante era ¿como había terminado la jovencita ahí?, Un obvio castigo al ser caprichosa, respuesta fácil. 

Llevaba en ese trabajo sin necesitar realmente el dinero la mitad o menos de lo que Youngjae llevaba ahí, un par de charlas con el pelinegro y la chica caprichosa se había esfumado, había sido como un milagro. Los padres de Minah habían accedido a tenerla de vuelta después de demostrar que su carácter había cambiado, pero ella insistió en ganar su propio dinero y ser independiente, en serio lo deseaba así que sus padres no se opusieron sintiéndose mas complacidos aun. 

-No puedo dejar que hagas eso, respondió Yoo apenado. 

-Te debo muchas cosas, le palmeo la espalda la chica, -déjame hacer esto por ti, tu lo necesitas y tu madre quería una Hija con la cual hacer cosas de chicas, Todos ganamos ¿no es así?-, la boca del mayor se torció un poco reconsiderando la oferta y asintiendo al final lentamente. 

Cuando llego a casa rebusco entre su vieja y gastada ropa algo que lo hiciera lucir bien, la sonrisa que había renacido en su rostro era brillante y refrescante, no podía controlarlo, ¿hace cuanto no salia a divertirse adecuadamente?, No lo recordaba, su vida se basaba en trabajo, comida, estudio, preocupación por las cuentas de la casa, la salud de su madre y al final en una pequeña raya casi invisible ubicada justo al final de la gráfica estaba olvidada su vida social. 

Era tan difícil rogar por un poco de privacidad para él, ni siquiera tenia tiempo para quejarse o arrepentirse de sus errores, no existía el tiempo para eso. 

Tomo unos jeans ajustados negros, una camisa de seda que el año pasado había pensado en empeñar pues era realmente costosa -regalo de una pariente lejana que ya había muerto- y se observo satisfecho en el espejo sucio de su habitación, Como toque final se puso una gargantilla sencilla que en lugar de hacerlo lucir a la moda, le daba un parecido a algún esclavo y aunque la idea era un poco provocativa se veía escandalosamente bien en él. 

Salio de su casa Motivado, solo tenia una cosa en mente al salir con sus amigos en esa salvaje noche, Perdería su virginidad efectivamente, si o si. 

Y no es que le importara mucho el sexo, simplemente quería desahogar la tensión un poco y sabia por algunos rumores que la acción sexual era la mas efectiva, sin mencionar que dejaría de ser el blanco de burla de muchas personas por tener 19 años y continuar "Puro". 















First Sensibility.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora