Alzo la vista al cielo
y no veo más que un fondo;
una cavidad opaca y teñida,
según cada momento de la vida,
por una gama de colores diversos.
Azul, azul claro y azul oscuro.
Naranja, en el ocaso y en el alba.
Amarillo, amarillo claro y amarillo oscuro.
Rojo, en el verano y en el otoño.
Muchos colores siguiendo.
Muchos colores formando,
un solo fondo que intenta,
que lucha por no ser monótono.
Aburrido.
Y en los momentos de gran tristeza
¡Asomad vuestros rostros! Estrellas.
Que no os de pudor,
que no os de vergüenza.
Brillar únicas e inigualables.