Despertar (III)

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Cuando abrió la puerta corrediza, vieron un escalón el cual, en cuestión de segundos se llenó de sangre y, al fijarse en la habitación que yacía detrás de esa puerta vieron una sala inmensa, llena de cadáveres. Unos en los huesos, otros en estado de descomposición y los demás, casi intactos con la característica de que carecían de ojos, solo se veía sangre en las cuencas de sus ojos y alrededores de su cara.

Elena gritó, pero no le dio tiempo a poder decir ninguna palabra ya que, horrorizada vio como había una mano que estiraba a Miguel hacia si. Elena se giró, esta vez no pudo gritar de lo aterrorizada que estaba. Vio a una chica con un vestido blanco, pelo rubio y largo y ojos blancos, casi esquelética, la cual, tenia los pulgares encima de los ojos de Miguel, él le dijo a ella:

-¡¡¡Corre, Elena, VETE!!!.-Elena, con los ojos llorosos decidió ir a pedir ayuda. Saltó rápidamente por la ventana y se puso a correr en búsqueda de alguien a quien le pudiese contar que pasaba y que la ayudase. Llegó a un bar, dentro había una familia comiendo. Madre, padre y un niño de unos siete años. Ella sin pensar entró. Empezó a balbucear palabras pero, debido al nerviosismo y terror de Elena, no se podía entender que quería decir. El padre, aun viendo la expresión de ella la invitó a sentarse tranquilamente. Ella se sentó, e intentando vocalizar claramente cada una de las palabras empezó a contarles que su novio estaba en grave peligro, pero se sintió extraña, muy rara, como si las palabras que salían de sus labios se quedaran suspendidas en el aire y la familia que tenia sentada delante suyo no la oyesen, como si ella, fuese muda. 

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