Kyuhyun paró su caminata. Al girarse, pudo ver a _____ frente suyo, con una gran sonrisa en el rostro y con los ojos llenos de lágrimas por tanto reír. Y en contra de su voluntad, Kyuhyun se encontró sonriéndole. Era inevitable no sentir cierta atracción cuando la veía de ese modo, radiante y llena de alegría. Le provocaba querer comérsela a besos.
Demonios, realmente quería besarla.
- Por favor, no te enojes.- pidió ella.- nunca antes me había pasado algo así.
- Y a mí nunca antes me habían pisoteado tanto el orgullo.
- Lo lamento.- dijo apenada.- intuí que querías donar semen. Supongo que debí haberte preguntado bien.
- Sí, debió haberlo hecho.
- Y tú debiste especificar que donarías sangre.
Él entrecerró los ojos.
- Usted es la enfermera, debería preguntar e informar mejor a sus pacientes.
- ¿Podrías dejar de dirigirte hacia mí como usted? Mi nombre es _____, puedes tutearme.
Kyuhyun pestañó varias veces, mirándola sorprendido.
- ¿Que te diga cómo?- preguntó sintiéndose como un imbécil.
- A eso me refiero. Dejemos la formalidad a un lado. Me llamo _____Sparks, tengo veinticuatro años y pienso que eres caliente como el infierno.
_____ tomó la iniciativa. Ella nunca antes se había sentido tan atraída por un hombre que era menor que ella, pero Kyuhyun hacía despertar sus deseos más impuros. Lo quería a él, y sólo a él. Quería que la follara sin piedad, que la besase hasta que sus labios sangraran. Sabía que con lo que acababa de decir Kyuhyun se podía enojar, o peor aún, que su cumplido no pudiera ser bien recibido y la rechazara. Pero no podía retractarse. Lo deseaba, maldita sea, lo deseó apenas había posado sus ojos en él.
_____ esperó, y esperó. Pero Kyuhyun no decía nada. Se mantenía clavado en su lugar, sin poder reaccionar o articular siquiera una palabra. _____ no sabía si ver su silencio como algo bueno o malo, pero ante el miedo de que tal vez pudiera rechazarla, lo cogió de la camiseta y lo tiró hacia ella para besarlo.
Sólo entonces cuando sintió los suaves labios de _____ sobre los suyos Kyuhyun pudo reaccionar. Y antes de que pudiera comenzar a corresponderle el beso, ya tenía una creciente erección debajo sus pantalones. Gimió, colocando sus manos en la cintura de ella y acercándola hacia él para profundizar más el beso. Abrió aún más la boca y, cerrando los ojos, pudo disfrutar besarla de la manera más íntima y erótica que le pudo parecer