Capítulo único

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Como Concerto de Mozart interpretado por Salieri

El día amanecía resplandeciente a través de las gruesas cortinas de esa enorme mansión. El color de sus ojos solo hacían que su mirada se desviara en medio de aquellas cosas que había tirado el día anterior. Ya que como siempre había vuelto a terminar con el novio número 19.

Odiaba tener que ser el que tenía que decir esas malditas y horrorosas palabras. Nunca le había gustado realmente el chiquillo, pero a falta de atención de su verdadera afición simplemente dejaba que lo besaran y lo excitaran. Le gustaba gritar a todo pulmón el nombre del novio en turno cuando lo hacía alcanzar al extasis y asi simplemente agotado se lanzaba a la cama. Algunos preguntaban si se podían quedar ahí mismo, y los dejaba.

Aunque le gustaba imaginar que tenía el cuerpo más largo y manos más gruesas. O que en medio de la noche sus ronquidos serían sumamente graves haciendo que su corazón lastimado se intentara curar en medio de caricias vacías y palabras necias.

Solo podía recordar que la mayoría se enojaba cuando empezaba con aquél estúpido discurso detrás de algún árbol o en algún lugar solitario para poder terminar la relación.

Lo siento, pero ya no siento lo mismo

Es estúpido, pero realmente ya no te quiero como novio

No es lo que yo esperaba

Espero que encuentres a alguien que realmente te quiera

Te mereces ser feliz

O por lo menos eso intentaba, algunos habían derramado lágrimas. Otros se habían lanzado al suelo pidiendo explicaciones. O qué es lo que debía cambiar. Pero nada de eso servía, porque por más que se esforzara, nunca serían él.

Con paso decidido caminó hacia el baño llenando la tina y viendo como su pijama negro solo hacía resaltar su blanca piel, la redondez de sus ojos y el lacio de su cabello negro. El aroma a lavanda lo llenó por el momento mientras sentía la calidez del agua y cómo la antigua vitrola de su abuelo sonaba a lo lejos Requiem en D menor K.626 sus manos simplemente recordaban los acordes en violín mientras sentía que aquel día podía ser mejor.

Camisa blanca, pantalón negro con zapatos perfectamente lustrados y logró salir de su habitación. Afuera estaba su madre esperando con el desayuno perfectamente servido en vajilla de porcelana. Después de estar sentado a la mesa mientras su madre leía un libro de decoración simplemente optó por un poco de té con limón y una sola galleta.

Le gustaría tener apetito para poder comer algo más.

Pero estaba pendiente de la hora, si se demoraba un minuto más simplemente podría no verlo. Con una simple reverencia se despidió de su madre y caminó a la entrada de su mansión viendo como la limosina estaba esperándolo justo para salir.

Con parsimonia y tranquilidad entró escuchando como la sintonía de una estruendosa radio se cambiaba a la que le gustaba a él. Llevaba su violín y su maletín directo a las clases del conservatorio. Sabía que si salían justo ahora lograrían alcanzar a verlo a la distancia. Es por eso que con la pura mirada el chofer comenzó su recorrido viendo como el menor se apoyaba tranquilamente en el lado izquierdo de la limusina.

Se había dado cuenta hace un tiempo que durante las últimas cinco cuadras antes del conservatorio aparecía un chico enorme tan grande y musculoso, pero también delgado que iba en bicicleta junto a ellos. Mientras Do Kyungsoo miraba y le brillaban los ojos por el muchacho desordenado y desastroso, pero el muchacho de la bicicleta ni cuenta se había dado. Compartían esas míseras cuadras, pero el menor las aprovechaba para poder mirar el perfil del desgarbado estudiante.

Como Sonata de Mozart interpretado por Salieri (Chansoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora