Capítulo 1

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Dos años antes...

TaeYeon les dirigió una mirada cargada de odio a sus padres, ella sabía muy bien que no era su culpa todo esto que estaba sucediendo, si no que era culpa de sus trabajos, pero no podía evitar la oleada de furia que la inundaba cada vez que pensaba en la nueva vida que tendría fuera de Corea, la cual seguramente sería odiosa.

Su padre le dirigió una mirada amable y ella la ignoró, lo único que deseaba era quedarse en Seúl, en su país, y con la vida que había llevado desde que nació. Aunque sabía que eso iba a ser imposible.

Cogió su móvil y revisó las notificaciones, tenía demasiados mensajes por parte de las amigas y amigos que había dejado atrás y que posiblemente nunca volvería a ver, su padre le había dicho que sería cosa de un par de años y luego volverían de América, pero ella no sabía si era de fiar.

Respondió la mayoría de mensajes que le parecían medianamente interesantes y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas al leer uno de ellos, de su mejor amiga, Susan, pero la mayoría la llamaba Sunny.

Te vamos a extrañar, ¿Lo sabes? Ojalá vuelvas pronto, pero oye... sé que te sentirás mal por haberte ido, pero no tienes por qué hacerlo. Seguro vivirás una estupenda vida en América y harás nuevos amigos, solo no me olvides.
Avísame cuando llegues, Te quiero.

Decidió no responder ya que no sabía cómo hacerlo, se sentía perdida metida en aquel avión de primera clase y no podía evitar sentirse incomprendida, las cosas no tendrían que haber salido así.

. . .

Gracias al llamado de su madre abrió los ojos luego de unas cuantas horas de viaje en las cuales se había quedado dormida. Apagó la música de inmediato y guardó su móvil en el bolsillo, no tenía ganas algunas de bajar del avión pero sabía que tenía que hacerlo, y controlar sus impulsivas ganas de dar vuelta y regresar de donde había venido.

-Vamos, cariño.- La llamó su madre, detestaba que lo hiciera, siempre la llamaba de esa manera cuando ella se molestaba o enfadaba y no se daba cuenta que así empeoraba las cosas.

TaeYeon siguió a sus padres de malhumor y caminó unos pasos por detrás, tenían que esperar las maletas, y una vez que las tuvieron, por fin iban a salir de aquel mar de gente corriendo y caminando eufóricos de un lado para otro, algunos hasta parecían perdidos.
Como la persona que se chocó con ella.

-¡Ay!- Exclamó TaeYeon al ver cómo las cosas de la persona se caían al suelo y las de ella igual, levantó la vista unos segundos.

Vio a una chica. Llevaba el cabello negro recogido en una coleta alta y sus ojos eran de color marrón oscuro, se veía bastante bien, y era atractiva.

-Ten más cuidado.- Soltó la chica agachándose a levantar sus cosas del suelo, TaeYeon la siguió mirando y al cabo de unos segundos reaccionó.

-Tú deberías tenerlo, mira por donde vas.- Le recriminó a la de cabello negro, no lo habría hecho si no estuviera de malos ánimos, pero lo estaba y por eso se comportaba agresiva.

-¿Me lo dices a mí?- La que estaba agachada levantó la vista con furia en la mirada y sonrió sarcásticamente.

-Sí, a tí.- Respondió TaeYeon, la chica hablaba en inglés, por lo que ella tuvo que usar todo lo que había aprendido antes de viajar para mantener esa molesta conversación.

La otra chica levantó la vista nuevamente, se veía molesta y recogía sus cosas con rapidez.

-Estoy apurada, ¿te importaría ayudarme?- Preguntó con un dejo de enfado en la voz y de mala manera, la maleta se había abierto y un par de cosméticos se habían desparramado en el suelo. TaeYeon se limitó a agacharse y coger su bolso de mano sin mirarla.

-Lo siento, yo igual.- Respondió con desdén y comenzó a caminar buscando con la vista a sus padres mientras caminaba y deseando no haberlos perdido.

-¡Idiota!- Sintió que ella le gritaba a sus espaldas y respondió levantando el dedo mayor sin voltearse.

. . .

-Oye, hija.- Su padre había intentado hablar con ella durante todo el proceso del viaje y antes de salir del país, pero no lograba entablar una conversación más allá de "si" o "no" como respuesta, ella se había puesto así de distante desde que había recibido la noticia.

Llegaron a la casa, el padre giró la llave en la cerradura y entraron al cabo de unos segundos. TaeYeon sabía que iba a tener que cambiar su humor si quería sobrevivir en el otro lado del mundo.

-¿Y?- Preguntó su madre dirigiéndose a ella con entusiasmo en la voz.

Se sintió bastante impresionada por el lugar, era muy espacioso y amplio, tenía ventanas por todas partes y la sala de estar ya estaba casi completamente amueblada. Se veía pulcro, como si alguien lo hubiera limpiado para ellos recientemente. Ella se encogió de hombros fingiendo desinterés y comenzó a caminar buscando su habitación.

-Es ésta, hija.- Se volteó hacia su madre, quien la miraba con una sonrisa comprensiva en el rostro mientras abría una de las tantas puertas que había allí.- La tuya.

-Gracias.- Balbuceó sin mirarla a la cara y cerrando la puerta tras entrar.

El cuarto era bastante grande y espacioso, tenía un gran ventanal a un lado de la gran cama que tenía una gran vista hacia el parque que se hallaba frente. Se acercó lentamente y apoyó una mano contra el cristal, observó a los niños que jugaban animados con un balón sobre el verde césped y a algunos cachorros que corrían y parecían jugar a la atrapada. Sus ojos se pasearon levemente por todos lados y soltó un suspiro, quizá no era tan malo... o aunque sea iba a tener que acostumbrarse para no pasar una mala estancia allí.

Recordó el mensaje de Sunny y los ojos volvieron a humedecérsele.
Se apoyó contra el cristal y se fijó en
los muebles que ya estaban dispuestos por el lugar, por lo que su cuerpo se dejó caer en una silla que se hallaba frente a un escritorio, exhausta.

Ya llegué, Sun, esto es horrible.
Nunca me acostumbraré a vivir aquí, no sé cómo pudieron hacerme esto.

Envió el mensaje y Sunny no respondió, esperaba mientras recordaba todo lo que había vivido en su antigua secundaria.
Recordaba a sus amigos con claridad, se había despedido de ellos con un montón de lágrimas en los ojos prometiendo que volverían a verse. Tenía un montón de amigos, su simpatía y amabilidad la habían convertido en la persona más popular del instituto; pero no por eso era una engreída antipática. Además, solían llamar la atención su gran corazón y la belleza de su rostro. La mayoría la consideraban "La chica perfecta" aunque ella misma no se creía merecedora de ese título.

Apoyó la cabeza en el escritorio con un poco de polvo y sintió que los ojos se le cerraban lentamente, los párpados le pesaban del cansancio del viaje y vino a su mente la imagen de la chica con la que se había cruzado en el aeropuerto, sintió remordimiento por haberle hablado así ya que lo había hecho en la tensión del momento, pero ahora que estaba un poco más tranquila se sentía arrepentida.

Un cambio en nuestras vidas [TaeNy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora