El Futuro Nos Espera.

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Mire a mi padre tan confundido, sus palabras eran desconcertantes... ¿Estaba preocupado por mi acaso?
-Adrien, ¡contéstame!
-Si, si... Estoy bien- le dije mientras me levantaba. Él sólo sonrió y salió de la habitación, lo escuche decir algo a la distancia pero no pude entender nada y además mi mente se centraba en otra cosa, estaba nublada y apenas podía recordar lo que estaba haciendo...¡Plagg! ¿Plagg? No obtuve respuesta y entonces entendí todo, me di prisa a cambiarme, baje las escaleras lo más rápido que pude.
-Adrien, hemos hablado mil veces sobre correr dentro de la casa, ¿que pasará si un día te tropiezas?- y ahí, parada frente a mí estaba ella, una bella mujer de dorados cabellos cortos, con un adorable vestido blanco y detalles rosados, tenía una tierna mirada y unos resplandecientes ojos verdes.
-¿M-Mamá?- mis ojos empezaron a derramar cristalinas lágrimas de confusión y felicidad.
-¿Pasa algo hijo? ¿Tuviste un mal sueño?- la hermosa mujer me abrazó y seco mis lágrimas para después preguntarme si acaso tenía algo que hacer por la tarde.
-Si, debo ir a visitar a alguien, ¿está bien?
-Recuerda volver a tiempo para la cena Adrien- dijo mi padre que bebia un café mientras tecleaba algunas cosas en su computador.

Al salir de casa corrí a toda prisa a la panadería de la familia de Marinette, tenía que verla, tenía que estar seguro de que ella estuviera bien, al llegar un hombre grande atendió la puerta:
-¡Oh, vaya sorpresa! ¿No eres uno de los compañeros de Marinette?
-Buenas tardes Señor Dupaing, soy Adrien Agreste, amigo de Marinette y vine a visitarla.
-Adelante cariño- dijo una amable y pequeña mujer que parecía ser la esposa del señor Dupaing- La habitación de Marinette esta subiendo las escaleras en la primer puerta a tu derecha- sonrió y tomó del brazo al padre de Marinette y me abrieron paso a la escalinata.
Mi corazón palpitaba rápidamente, sentía algo dentro de mi que me inquietaba, al subir toqué la puerta dos veces:
-¿Marinette? Soy Adrien, ¿puedo pasar?
No recibí respuesta alguna... Me atreví a entrar en la habitación y ahí, descansando pacíficamente estaba Marinette, parecía estar dormida, me acerqué lentamente y me senté junto a ella en su cama, se veía tan linda y me aterraba que los latidos de mi corazón pidieran despertarla. Un fuerte deseo apretó mi pecho, quería que ella supiera que era importante para mi porque más allá de haberme enamorado de la máscara de Ladybug me enamoré de ella; de sus sonrisas, de su manera de ponerse nerviosa, de sus gestos, de todo lo que la hacía ser la adorable Marinette que todos querían.

Lentamente comencé a acercarme a sus labios con la mente maravillada de amor hasta sentir sus tersos labios chocando con los míos. Una sensación increíble recorrió mi espina dorsal y al entre abrir los ojos pude ver a Marinette despertar.
-¿Adrien...? ¡Adrien! - consternada y con las mejillas coloradas despertó de golpe y me miró- ¡¿Q-q-que estás haciendo t-tu aquí?!
-Oh, Marinette... -la abracé fuertemente, realmente no podía creer que después de sostenerla fría y sin respirar en mis brazos apenas unas horas antes ahora estaba conmigo, respirando y siendo la misma de siempre- ¿De verdad no recuerdas nada?
-¿De qué estás hablando?- parecía que mis palabras solo la confundían más y más- Ah, ya entiendo, estamos practicando para la obra de teatro, ¿no es así?

Había olvidado por completo la obra, pasaron tantas cosas que realmente no tenía mente para otra cosa.
-¿Realmente no recuerdas a Tikki? ¿Los akumas? ¿Las aventuras de Chat Noir y Ladybug?- pregunté mirándola fijamente.
-¿Qué? ¿No es eso un cuento para niños?

Todo quedo claro en ese momento. Los pequeños kwamis no sólo revivieron a Marinette si no borraron todo rastro de su existencia real y ahora todo era como una leyenda, algo irreal que nadie creía.
-¡NO!- me levante bruscamente de la cama- ¡Ellos eran reales! ¡Tenían emociones! ¡Ellos nos amaban Marinette!- después rompí en llanto. La cara de Marinette se mezclaba entre el miedo y la impotencia de no poder entender de que le estaba hablando.
-Ven, tengo algo que mostrarte...- tomé su mano y corrí con ella bajo las escaleras, después por las calles de París hasta llegar a aquel obscuro bosque donde la desgracia se desató. Mis sospechas eran correctas.

-¿Puedes ver esto?- me incliné y observé el lugar donde vi a los kwamis por última vez, había polvo y, cuál tiza de color rosado - Aquí fue donde todo sucedió-. Comencé a contarle a Marinette la historia de cómo mi padre era Hawkmoth y ella era Ladybug, cómo la vi morir y cómo los kwamis le dieron otra oportunidad a ella y a mi madre.
-¿Quieres decir que yo morí?
-Exactamente.

Marinette parecía pensativa y al tocar la tiza se desmayó, una luz de colores preciosos la rodeó, al abrir los ojos sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Ya lo recuerdo todo... Ya...- Un llanto desgarrador salía del su pecho al tiempo que yo trataba de consolarla.
-Sé que su esencia aun esta con nosotros, sé que ellos nos cuidan.- besé su frente y la abracé. Todo acabó.

Cuando logro tranquilizarse caminamos hacia la ciudad de nuevo y durante el trayecto una luz brillante llamó nuestra atención, corrimos a ver de que se trataba y al pie de un roble se encontraban un par de pendientes y un anillo, cuando los tomamos pudimos escuchar a la distancia un par de risas, traviesos los kwamis se acercaron felices a nosotros, Tikki abrazaba a Marinette con mucha energía y Plagg entre sollozos me pedía queso a gritos:
-Un momento... ¿Dónde está Julie?- preguntó Marinette. Los pequeños agacharon sus miradas.
-Cuándo tratábamos de volver el tiempo ella nos lanzó fuera del conjuro, ya había usado la energía necesaria y solo nos dijo "Díganle a ese par que su destino es proteger el mundo, su destino es estar juntos y ustedes kwamis deben protegerles a ellos, recuerden que hay más de nosotros y en cualquier momento una nueva amenaza podría llegar... Mi destino esta cumplido", entonces desapareció.-

Nos quedamos en blanco y a la distancia gritos desesperados de ayuda se escuchaban, ciertamente las amenazas no terminan. Miré a Marinette, sonreí y le entendí la mano:
-Mi lady, ¿me concedería esta pieza?
-Con todo gusto, monsieur- respondió Marinette mientras me extendía su mano en respuesta y los kwamis nos transformaban.

Nuestro destino es salvar a París. Nuestro destino es salvar al mundo.

Nuestro destino es estar juntos.
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"Bien criaturitas , éste bonito fic a llegado a su fin, me gustó el final pues realmente salió de mi corazón después de planearlo mucho, quería que un fuera especial, tengo pensado aun hacer un extra con lo que paso en la obra de teatro, así que esperenlo💞 les agradezco de corazón haberme seguido durante esta preciosa aventura de Wattpad, ustedes me motivaron a seguir cada capítulo y es por ello que pregunto: ¿Les gustaría otro fic? Miles de gracias a todos por sus comentarios, su apoyo y sus dibujos aun no los envío, pero pronto~ así que esperen noticias!
Me despido por lo pronto, y mis mejores deseos a todos!
Besos, Aikano~💙"

Una Obra De Amor~♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora