LA HISTORIA DE ANA

396 14 2
                                    


Después de tres copas de vino, pagué la cuenta y le pedí al mesero del restaurant un taxi, cuando subí a aquel automóvil, no sospechaba los cambios que llegarían a mi vida, ni hasta dónde me llevaría abordarlo.

- ¿Dirección a la que va señorita? Preguntó el joven taxista.

- ¡Por favor! Dije ¿Puede dar algunas vueltas por la ciudad? Necesito aire fresco.

Sin más, el taxista aceleró el automóvil y nos adentramos en las calles de la ciudad. Durante un largo rato permanecimos en silencio, bajé la ventanilla y respiré acompasadamente el aire gélido de la noche, dejando que el viento se llevara uno a uno mis temores. Pensé en Rafael; sus celos perturbaban mi vida, él insistía en que la solución era casarnos.

- ¿Desea ir a algún lugar señorita? Preguntó el taxista.

- Sí, quisiera divertirme un poco, hoy es mi cumpleaños ¿Conoce un lugar bonito, donde la gente sea feliz?

- ¡Feliz cumpleaños! Exclamó el taxista. Luego de pensar un poco contestó a mi pregunta. Hay un bar muy alegre, se llama "Mi Gente", queda en un barrio sencillo y no sé si Usted desee ir allí.

- Lléveme, me gusta el nombre, lo único que le pido es que vuelva por mí en dos horas, me sentiré más segura si Usted regresa.

- Sí, no hay problema señorita.

Agradecí la recomendación, pagué la carrera y me despedí de mi guía nocturno. El lugar como bien había dicho el chofer del taxi, era sencillo, la música me llegaba cada vez que abrían y cerraban la puerta. Debí esperar unos veinte minutos, ya que examinaban a cada cliente por medidas de seguridad. Pensé que Rafael moriría de un infarto, si me hubiese visto, con mi vestido rosa y tacones de aguja, en un Bar como este.

Cuando llegó mi momento de entrar, un joven agradable me recibió dándome un folleto del lugar, me brindó una hermosa sonrisa y me dejó pasar. Pensé que por una sonrisa como aquella, valía la pena haber escapado por dos horas, de los formalismos que rodeaban mi vida.

Al entrar en el local, una señorita de cabello rubio platinado, me ofreció una bebida blanca, servida en una pequeña copita, la acepté entusiasmada. Me habían dado la bienvenida más calurosa del mundo, el líquido quemó mi garganta, era alcohol puro.

<<Así se celebra un cumpleaños>> Pensé.

Quería sentarme en la barra. Dudé por un instante. Rafael decía que era de mal gusto, que los hombres piensan que, si una chica se sienta en la barra, anda buscando fiesta. Yo no buscaba nada malo, pero si quería fiesta, así que tomé un segundo trago de la rubia y con determinación, busqué un sitio en la barra.

Como bien lo decía el nombre del local, era un lugar de "gente", estaba abarrotado esa noche, así que, en la primera silla disponible fui y me acomodé, sin la más mínima intención de pararme de allí, hasta que me rescatara mi taxista, así que pedí al barman, la bebida de la casa. Me fue imposible creer que el chico de la barra era exactamente idéntico al de la puerta; cuando él me vio con la boca abierta, sonrío de la forma más bella que puede hacerlo un hombre, más hermoso que el chico de la recepción del Bar.

- ¡Gemelos! Logre leer de sus labios. Sonreí y le pedí a toda voz, la bebida de la casa. La música en aquel lugar era realmente alegre.

En instantes me sirvió una enorme copa con un líquido rojo, al cual el joven de la barra prendió fuego y me pidió con señas que apagara las llamas.

Soplé tan fuerte, como si se tratara de mi pastel de cumpleaños y aplaudí, como si nadie me estuviera viendo, me acerqué a la copa y di un pequeño sorbo a mi bebida. Fue increíble, no era dulce, tan poco amarga, me hizo cosquillas en la garganta; y debo confesar que me sentí feliz. El joven sonrió y me guiñó un ojo. Con señas, cual, si fuéramos mudos y sordos, le pregunté que cómo se llamaba el trago, y en vez de gritar o dibujar palabras en el aire, tomo un bolígrafo y en una servilleta escribió: "Silvestrista".

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 23, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DIARIO DE UN SILVESTRISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora