- El Reloj Del Destino -

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Una noche oscura y fría. Silenciosa y apagada. Las hojas caían de los árboles mientras el viento soplaba. Ella agarró la bufanda y la apretó con las manos, miró alrededor por la vacía calle que la rodeaba. Caminó más y más rápido. Un cuervo se posó en la rama de un árbol, y ella lo observó mientras pasaba por debajo de ella. Le suena el móvil, era un mensaje de su madre diciendo que llegaría más tarde de lo normal. Suspiró y dijo: "Genial, de nuevo". Guardó el móvil en uno de los bolsillos de su chaqueta, y siguió caminando hasta llegar a la parada de autobús. Miró el horario confusa, y pensó: "Quiero llegar a casa y comerme un croissant", sonrió. Se sentó en el banquillo de la parada y observó la calle vacía y húmeda. De pronto, vio como se acercaba alguien pero no podía ver bien quien era ya que estaba lejos. Después de unos instantes se fijó y era un chico alto, con unos vaqueros, una camiseta básica y unas nike air, de las que todo el mundo llevaba. Pelo castaño y ojos marrones color miel. Ella se sonrojó y miró para otro lado, para disimular que lo estaba observando. Él se sentó al lado de ella y esperó inquieto. Ella sacó el móvil para comprobar la hora, ya que no podía soportar ese silencio tan horrible. Dijo en voz baja: "Mierda..". El móvil se le quedó sin batería y no le quedaba otra que preguntarle a ese chico bastante atractivo en su opinión. Le preguntó nerviosa: "Eh.. perdona, ¿Sabes que hora es? Es que me quedé sin batería". Se la quedo mirando y después de unos instantes respondió: "Sí, son las nueve y media". Ella suspiró, el silencio se hizo más incomodo. El preguntó: "Y... ¿Cómo te llamas?". Ella se giró y le respondió con cara de preocupación: "Alicia.. ¿Y tu?". Respondió: "Guillermo". Alicia se sonrojó y giró la cabeza mientras le daba a la pata del banquillo con uno de los pies. Guillermo la miró mientras que ella miraba a otro lado. Y dijo Guillermo: "¿Qué te gusta más, los libros de romance, o drama?". Ella se giró y le miró con una mirada extraña. Dijo: "¿Por qué lo preguntas?". Él respondió: "Por curiosidad. Entonces, me vas a responder a la pregunta o seguirás mirándome con esa cara?". Ella respondió dudando: "Pues los de romance". Él suspiró y de inmediato miró al otro lado. Alicia pensó confusa: "Cada día que amanece, el número de tontos crece". Guillermo se giró y le miró sonriendo, y dijo: "¿Que autobús coges?". Respondió: "El que para en Quevedo". Él sonrió y dijo: "Que casualidad igual que yo". Los dos se miraron fijamente. El autobús se acercaba poco a poco salpicando con los charcos que quedaban de la lluvia. La puerta del autobús se abrió y Alicia fue la primera que subió, Guillermo la dejó pasar. Alicia abrió el bolsillo de la chaqueta para sacar el dinero pero se dio cuenta de que ya no le quedaba después de gastárselo en una lata de Fanta. Suspiró diciendo: "No me queda dinero". Guillermo la miró y dijo: "No te preocupes, yo te lo pago". Guillermo sacó el dinero y pagó. Alicia avanzó por el pasillo hasta llegar a los asientos de atrás, y Guillermo la siguió. Se sentaron y todo se volvió incómodo. Alicia empezó ha hacer formas en la ventana con la humedad que quedaba. Guillermo la miró y se rió en bajito. Ella lo miró y dijo: "¿Qué pasa?". Respondió riéndose: "No nada, que el conejo te salió muy bien". Ella le dio suavemente con el codo, y sonrió. El autobús ya estaba a punto de llegar a la parada de Alicia. Guillermo le dijo: "Si quieres conocerme, búscame en la tienda de Kaotiko. Estaré allí". Ella asintió con la cabeza y se bajó del autobús.

Por Primera VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora