Miro a través de la ventana mientras mi abuela conduce a mi lado. Nos dirigimos a nuestra nueva casa. Es la quinta vez que nos mudamos. No me gustó ninguno de los otros lugares,y mi abuela quiere lo mejor para mí, así que nos mudamos. Tengo la corazonada de que este será mi hogar definitivo.
-¿En qué piensas,Paula?-escucho la voz de mi abuela sobre mis pensamientos.
-En nada,abu. Solo estaba pensando en como sería nuestra casa.
Seguimos el camino en silencio. Solo se escucha el ruido del tráfico y la música antigua procedente de la radio del coche.
Pasan horas, sobre unas cinco,hasta que llegamos al nuevo barrio. Aparentemente parece tranquilo,pero habrá que darle tiempo para ver como es realmente. Hay muchos chicos y chicas de mi edad en las calles,espero hacer muchos amigos. En los otros sitios no había encajado muy bien,siempre estaba aparte de todos,y los denominados "populares" me hacían bullying y se reían de mí todo el día,pero parece que aquí todos se llevan bien.
Llegamos a la casa,una pequeña casa blanca con un tejado azulado y un pequeño jardín delantero. Entramos y la casa es acogedora,lo suficientemente grande para dos personas. Ayudo a mi abuela a descargar las maletas y cajas del coche. Cojo la última caja cuando veo pasar a un chico de ojos azules que se me queda mirando fijamente mientras camina. Dirijo mi mirada a la caja,la cojo con fuerza y la llevo hasta el interior de la casa. Son las siete de la tarde. Decido preparar mi mochila para el día de mañana,mi primer día de clase. Cuando tengo todo listo abro las cortinas de mi habitación y veo en frente a un chico moreno,de ojos castaños intensos,cambiándose. No lleva camiseta y puedo ver su torso tonificado y musculoso. Me quedo prácticamente embobada hasta que me doy cuenta de que me está mirando con una sonrisa. Me pongo roja y cierro de golpe la cortina.
En estos momentos me muero de vergüenza,es la primera vez que me pasa esto. Me pongo los cascos y me tiro en cama,pongo mi canción preferida en repetición y la escucho hasta que me quedo dormida.
Me despierto a causa de unos pequeños golpecitos en mi hombro. Abro uno de mis ojos y es mi abuela,creo que es hora de levantarse. Me broto los ojos y me levanto,abro las persianas y me visto.
-Abu,me voy al instituto. Te quiero.
-Chao,pequeña.
Cargo la mochila en un hombro,me pongo los cascos en los oídos y comienzo a caminar,mi canción favorita vuelve a sonar. Es ese tipo de canción que cuando escuchas quieres llorar. No tardo en llegar al instituto. Miro un poco el panorama y la verdad,superficialmente,esto me gusta mucho más que mis anteriores institutos.
Pero me equivocaba,nada más entrar,escucho risas tras de mí. ¿Que habría echo mal si acababa de llegar? A cada paso que doy,una risa más se crea. ¿Cual habrá sido mi fallo? Solo intento encajar,¿y nada más entrar ya se ríen de mí?
Entro en mi clase y aún no hay nadie,estoy sola. Saco las cosas y las dejo sobre una de las mesas y me levanto para apoyarme en una de las ventanas y ver el cielo que a estas horas está violeta por el amanecer. Noto como unas manos se posan en mi cintura,y unos labios rozan mi cuello. Me doy la vuelta.
-¿Qué haces?-digo enfadada. Me fijo en que es el chico de la ventana,mi vecino.
-¿No te gusta mi cuerpo? Te has quedado embobada,y pensé que también te gustaría probar mis labios,¿no,guapa? -dice pegándome a él.
-Aléjate de mí.-lo aparto.
Se separa de mí y se sienta en la mesa de al lado. Me güiña un ojo. Cuando quiero cambiarme de sitio,la clase ya estaba llena.
Durante el resto de la mañana tuve que aguantar sus acercamientos y tonterías,y las risas de los demás. Se acaban las clases y aún no sé por qué se ríen de mí.
-Guapa,espera que vamos juntos. -me coge el mismo chico del brazo.
Caminamos en silencio hasta casa.Pero cuando llegamos...
