Caroline miró sorprendida a su coche. No podía creer lo que estaba viendo, ¿eso era un cuerpo muerto? ¿Dentro de su coche? Caminó despacio hacia él mientras intentaba distinguir algo a través de los cristales. Se paró justo al lado, no conocía a ese hombre, pero se apreciaba que estaba muerto: estaba pálido y su pecho no se movía. "¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer?" Caroline tenía muchas preguntas para ella misma. De repente escuchó un sonido extraño, era como si alguien andara a través de la oscuridad de la noche, alguien pisoteando sus miedos, alguien cogiendo sus pesadillas y haciendo lágrimas con ellas. "No te preocupes querida, podemos vivir para siempre..." dijo él. Él era el asesino, era la muerte. Y la llevó con él, para que estuviera viva para siempre.