La conocí en un sillón, absorta o mas bien absuelta. Sabia querer y contar. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, 90, 91, 92, 93, 87, 88, 89, 90, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro...Pero la verdad es que así cantaba arroz con leche.