continuación del primer capítulo

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Llegando ante la puerta del viceconsulado de servia, Bill miro largamente contra la tachada, luego llamó. Un albanés vestido con una fustanela blanca fue a abrirle. Rápidamente el príncipe kaulitz subió el primer piso. El viceconsul Gustav estaba completamente desnudo en su salón. Tumbado en un aullido sofa, trempada con firmeza; a su lado se encontraba una morena montenegrina que le hacia cosquillas en los cojines. Estaba igualmente desnuda y, como estaba inclinada, su postura hacia resaltar un bello culo muy rechoncho, moreno y mullido, cuya fina piel parecía a punto de estallar. Entre las dos nalgas se extendía la raya bien hundida y los pelos castaños, se vislumbraba el agujero prohibido redondo como una pastilla. Debajo, los dos muslos, vigorosos y largos, se extendían, y como su postura forzaba a la morena a separarlos se podía ver el coño, abundante, tupido, bien hendidos y sombreado por una espesa melena completamente negra. No se inmutó cuando Bill entró. En otro rincón, sobre una tumbona, dos bonitas muchachas de gordo culos golpeaban lanzando breves <<¡AH!>> de voluptuosidad. Bill se despojó rápidamente de su vestimentas, luego, el piso en el aire, bien trempante, se precipitó sobre las dos bollería intentando separarlos. Pero sus manos regalaban sobre sus cuerpos lisos y sudorosos que se enroscaban como serpientes. Entonces viendo que hablaban de voluptuosidad, y furioso de no poder separarlas, se puso a cachetear con su mano abierta el gordo culo blando que se encontraba a su alcance. Como eso parecía excitar considerablemente a la portadora de aquel culazo, se puso a pegar con toda sus fuerzas, de suerte que pidiéndole el dolor a la voluptuosidad, la bonita muchacha de la que había vuelto rosa el bonito culo blanco, se enfureció diciendole:

一Cerdo, príncipe de los enculados, nada queremos saber de tu pequeño pijo. Vete a darle a la morena. ¿No crees, Natalie?

一¡Si! ¡Ria!一respondio la otra chica.
El príncipe enfurecido por lo que acababa de escuchar , exclama:

一¡Como, jóvenes cochinas, una y mil veces os pasaré la mano por el Culo!

Luego agarrando a una de ellas,quiso besarla. Era Ría, una bonita morena cuyo cuerpo muy blanco tenía en los buenos lugares, tenía bonitos lunares que realzaban su blancura; su rostro era blanco igualmente y un lunar cerca de la boca pintado, la hacia verse muy excitante el aspecto de aquella graciosa muchacha. Sus pechos estaban adornados por dos soberbias tetas duras como el marmol.

Bill kaulitz al agarrarla había pasado las manos bajo el gordo culo que parecía un hermoso melón que hubiese crecido bajo el sol, tan blanco y macizo era. Cada una de sus nalgas parecía haber sido tallada en un bloque de carrara sin defecto y los muslos que descendían debajo eran redondos como las columnas de un templo griego. ¡Pero que diferencia! Los muslos estaban tibios y las nalgas estaban fría, lo cual es un síntoma de buena salud. Las azotaba las había vuelto un poco rosadas, de suerte que hubiera podido decirse de ellas que estaban hechas de nata mezcladas con frambuesas. Aquella vista excitada hasta el límite de la excitación al pobre kaulitz. Su boca chupaba por turno las tetas firmes de RIA o bien pasándose en el cuello o en el hombro dejaba los correspondientes chupetones. Sus manos se aferraban firmemente aquel culazo firme como una sandía dura y pulposa. Palpaba aquellas nalga reales y había insinuado el índice en un agujero del culo de una maravillosa estrechez. Su pequeña polla (así decía ella, yo no se XD) que trempaba cada vez más iba a batir en brecha un arrebatadora coño de coral dominado por un Toisón de un negro reluciente. En ese momento ellla le grito en romano: <<¡No me lo meterás!>>, y al mismo tiempo pataleaba con sus hermosos muslos redondos y rollizos. El gran pijo de Bill había ya con su cabeza roja y ardiente tocado el reducto húmedo de RIA.

Los Once Mil MiembrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora