Una mañana resplandeciente me encontraba en una situación díficil, donde el suspenso era lo que estaba prevaleciendo en aquel entonces. Los sentimientos brotaban como cuerdas de terrenos, eran interminables.
Aquel a suceso había marcado de manera drástica mi corazón con heridas incurables. Para encontrar la solución al dolor, la medicina tendría que ser verídica y altamente cualificada para generar la cura a la que el corazón estaba receptivo en aquel momento.
Fue una mala decisión confiar de esa manera pero así lo quiso el destino en aquel entonces... Donde la injusticia sobrepasó los límites inolvidablemente. Me encontraba en el edificio 678 de la calle Roosevelt a media noche redactando este mensaje que nunca pude expresar.
La única manera de hacerlo era meditando y confiando en que algún día la justicia sería aquella que ayudaría a publicarlo de una forma sobrenatural. Sólo confiaba en eso, el esmero, la tenacidad y el optimismo era mi única esperanza para curar el puñal que un día sellaron en mis entrañas...
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Lo que una vez pasó.
SpiritualPrólogo: Soy maestro de religión, mi familia es cristiana es mi única felicidad. Pero el destino sobrepasó los límites inolvidablemente dejándome heridas incurables. Pero piensa, el destino me dejó una recompensa...