ghost.

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Cuando puso un pie dentro de la gran casa, fría, colosal e imponente, sus palabras cayeron.

Las adaptaciones no le iban bien, y menos si cuando salía a caminar por el frio lugar, todas las personas coincidían a contarle una absurda historia.

Donde todos decían que en la colonial casa, vivió un chico joven, ahogado en sus penas, debastado en su corto pasado.

Donde el chico cometió suicidio, despues de que para él su vida terminara, cuando la chica que le juró un amor eterno lo engañó dejandolo vacio, y sin fondo.

Y cuando ella estaba sola en la casa, cuando sus padres la dejaban sola completamente, algo que se le hacía monotomo, oía sonidos.

Ella se reía de sus tontadas.

Hasta el día que acostada en su cama, lo vió.

Sintó un peso undirse en el colchon y unos ojos claros y a la vez oscuros observandola fríamente.

Ella inmóvil y sin palabras no supo que hacer, él en cambio no se movió de ahí, mirando y analizando con sus pesados ojos cada movimiento que ella hacía.

Cuando despertó, se regañó a ella misma por haberse asustado ante tan preciosa belleza..

Cuando cocinaba, él estaba en el mezón.

Cuando se dormía, él de pie contra el gran armario.

Cuando ella veía televisión, el al lado de el televisor, mirando como ella lo observaba cada cuanto tiempo.

Un secreto que ella guardaría, un sentimiento que ella nunca perdería.

Él no podía hacer nada, sólo mirar, observar y admirar a la belleza que tenía alfrente.

La cual lo hacía sentirse vivo, la cual le recordaba de cuando en serio se enamoró, de cuando en serio sufrió y de cuanto en serio él disfrutó de su chica.

Ella quería conocerlo, ella lo logró, nunca hubo palabras.

Sólo gestos que la marcaban y enamoraban.

Como cuando le sonrió por primera vez.

Una noche, donde la luna traspasaba la transparente ventana y la clara cortina.

Cuando él estaba sentado de nuevo en su cama.

Sus ojos la inquietaban cuando se clavaban de una vez, pero después la relajaban, y ella mantenía su mirada en esa hermosa persona con un triste pasado atrás.

Sus pálidos y finos labios se curvaron, en una hermosa sonrisa acompañada con unos hondos hoyuelos a cada lado.

Ella hizo lo mismo.

Y después de que él sonrió, bajó la mirada sabiendo que la ultima vez que lo había hecho, fue antes de su muerte.

Cada vez más frecuente, cada vez más latente.

Una tibia relación, una diferente.

Cada día ella lo quería más, cada día lo anhelaba hasta el final.

Y cuando se observaban, ella lo miraba igual, y su ausencia le hacía mal.

Que tonta la chica fue, al no saber que él chico siempre estuvo allí, cuidandola al no importa qué.

Pero solo hasta que ella lo supo, cuando estuvo completa, con el protejiendola y con ella tranquila al fin.

Después de todo, fue un amor imposible, un amor indestructible.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2013 ⏰

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