2

3 0 0
                                    

Mi día comienza como cualquier otro: despierto, camino hasta la escuela y voy a mi casillero.
Lo abro y saco un cambio de ropa, unos tenis y mi cepillo de dientes.
¿Debería mencionar que aun estoy en pijama? ¿Y que, literalmente, todos en el pasillo están viéndome?
Una de las ventajas de vivir cerca de tu escuela es que puedes arreglarte allí mismo.
Voy hacia el baño de chicos. Cinco minutos después salgo con un montón de ropa en mis manos y con aliento a menta. Deposito todo en el interior y saco un par de libros para las primeras dos clases.
-¿Qué hay Mike? -me saluda Jim.
-Hola -saludo mientras intento alisar un poco mi cabello.
Él niega con la cabeza.
-Que asco -dice.
-Se me hizo tarde, tuve que cambiarme aquí -explico.
La campana suena y el pasillo se vacia en cuestión de segundos.
-¡Hola chicos! -anuncia Tiza entrando por la puerta principal. Viene en un par de patines y lleva una bolsa gris en la mano izquierda.
Se detiene al llegar con nosotros y nos planta un beso en la mejilla a cada uno.
-Han llegado esta mañana -dice entregándome la bolsa.
El interior es pesado, las meto en mi casillero antes de que alguien pueda verlas. No necesito mirar dentro para saber que son latas de aerosol.
-Genial, gracias -digo.
-Te ves tan linda hoy -dice Jim.
-Que asco -responde ella.
Jim se ríe.
-Lo sé -contesta riéndose aún más.
-Bueno, deberíamos ir a clase -comento.
Tiza toma impulso y patina en dirección al laboratorio de biología.
-¡Los veo en el almuerzo! -grita antes de perderse de vista.
Llegamos tarde a clase de matemáticas. El profesor dice que si se repite nos reportará a ambos.
Lamentablemente, cuando esto pasa te ves obligado a ocupar los únicos asientos libres, que, en este caso, son los de la primera fila justo en el centro.
Intento prestar atención al tema de hoy, pero me pierdo con facilidad y sólo me queda fingir que presto atención. Veinte minutos después ya ni siquiera hago eso y me concentro en el reloj de la pared, como si mi ceño fruncido fuera capaz de hacer que las manecillas trabajaran más a prisa.
Algo golpea mi cuello.
Alcanzo una bola de papel del suelo que dice:

Tom y Jessica irán. Tiza igual y ya sabes que yo siempre estoy dentro... ¿qué dices?
Pd: deja de ver el reloj, no conseguirás moverlo.

-Jim

Garabato un apresurado "sí" y se lo lanzo justo a la cara. Le doy en el ojo derecho.
-¡Punto extra! -susurro.
-Inmaduro -murmura.




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 26, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El clubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora