29 de diciembre de 1998

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Me desnudas.

Te desnudo.

Tu mirada me busca.

Hasta yo mismo me busco.

Me respiras.

Te respiro.


Y el aire que entre nosotros estaba

termina por consumirse como una vela

que finalmente se apaga

como quien ahoga las penas,

en un vaso de alcohol

que refleja la fachada

de la peor adicción,

que es tu mirada.


Si alguna vez supiste qué es el amor,

o si alguna vez olvidaste por qué estás aquí,

recuerda:

sólo importa lo que se esconde detrás de tu fingir.

Eres frágil como el cristal de bohemia,

eres la luz de la tristeza eclipsada por la niebla,

eres la voz callada y vetada del dolor,

eres simple y sinceramente, todo mi corazón.


Si el camino se torna turbio,

tu amanecer lo despejará.

Si la noche se torna oscura,

dejarás que me engulla la oscuridad.

Veré a los pájaros volar, 

sin rumbo y sin norte,

sin sur y sin pesar,

veré los colores

que esconde tu verdad.


Se dibujarán tierras olvidadas,

se crearán tiempos de soledad,

sea de noche o de día,

ya nada importará.


Se verá caer al mundo,

con sus cenizas florecerá.

Convirtiéndose en un muro

que a los dos separará.


De sus flores saldrá un hombre

que sólo alcohol beberá.

Es la imagen del dolor,

será el destino del amor. 


En sus manos hay sangre,

tierra y cenizas y algo más,

pues su pena es su suerte

y su suerte es su debilidad.


Del fuego renacerá la culpa,

que años lleva enterrada,

de las cadenas se amarrará

la última oportunidad

para decirte que sólo tú

y sólo tú

puedes acabar

este verso

y mantener

la felicidad. 




1999.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora