Ya a la venta

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Abro los ojos reaccionando instintivamente a la luz que se filtra por la ventana. Oigo la cálida voz de mi madre diciendo algo que ni si quiera logro apreciar, todavía estoy dormida.

- ¡Ay...Dios! Mamá...¿qué hora es? -digo notando un agudo dolor de cabeza.
- Cielo, llegaste tarde anoche y bastante más bebida de lo que me hubiese gustado. Son algo más de las doce del mediodía.
- Aisss...-digo desperezándome- Lo siento mamá, sé que no debería beber, pero te aseguro que no es algo habitual, solo...no sé, ayer lo necesitaba.
Me incorporo perezosamente, con una clara mueca de arrepentimiento. Dios, creo que nunca me ha dolido tanto la cabeza.
- Lo sé, mi niña. Necesitabas desmelenarte un poco, ¿no?
Asiento un poco avergonzada, no sé muy bien en qué estado llegué anoche, pero seguro que no era agradable para ninguna madre ver así a su hija.
- Te entiendo cariño, es sólo que me preocupo por ti.
- Lo sé mamá, gracias -digo haciendo un mohín. No me siento cómoda sabiendo que mi madre me vio en un estado tan poco apropiado.
Mi madre recoge mi vestido de ayer y sale por la puerta de mi dormitorio.
- ¡Tienes el desayuno listo!-anuncia mamá desde el pasillo.

No puedo tener más suerte con la familia que me ha tocado. Mi padre, Jorge Torres es un amor, un hombre cariñoso y comprensivo. Para él su familia lo somos todo. De hecho, la razón por la que un día creyese en el amor fue por mis padres y por el amor mutuo que aún después de tantos años se tienen. Por desgracia, después de mi amarga experiencia, pienso que el amor no es para todo el mundo.
Mi madre, Caroline Becker, siempre me ha apoyado en todo y en estos momentos lo hace todavía más. Y mi hermano...¿qué puedo decir de mi hermano? Pues que me echo muchísimo de menos. Si él hubiese estado aquí, seguro que le hubiese pateado el culo al carbón de Marcos. Aunque a decir verdad, mi padre tampoco se quedó corto. Sí, mi padre, el señor Torres perdió los papeles por completo cuando llegamos a la habitación dónde descubrí a mi ex con una morena despampanante -todo sea dicho- en nuestra habitación. Juro que si no le hubiese sacado a rastras de allí, lo hubiesen condenado por homicidio. Me llevé una gran decepción del chico en el que durante dos años había confiado. La escena fue horrible: la tía estaba allí a cuatro patas y gimiendo como una perra con mi novio. Creo que la situación fue más violenta al tener que presenciar esa imagen al lado de mi padre. Sí, definitivamente tengo que borrar ese capítulo de mi vida. Con una nota mental muy importante: Nunca, jamás volver a confiar en un hombre.
Me levanto de la cama notando las punzadas de dolor en la cabeza. Vale, otra nota mental importante: no volver a beber nunca como anoche.
Me meto en la ducha rápidamente, me aseo y me pongo una falda vaquera cómoda y la primera camiseta que tengo a mano. Una azul. No quiero hacer esperar más a mi madre.
Bajo por las escaleras y un fugaz recuerdo de anoche cruza mi mente. ¡¡¡¡Jodeeeerrr!!!!
Sí, me acuerdo de todo (o casi todo). Dios...maldita seas Nuria. Me detengo un momento, recordando la pasada noche...Salimos de copas porque quería desparramarme un poco después de haber estado dos años con un capullo que me puso los cuernos. Mi mejor amiga Nuria me animó a ir a un club al que ella va en iertas ocasiones -más ocasiones de las que yo nunca concedería- a buscar diversión sin compromiso. Recuerdo que la primera reacción fue negarme en rotundo. Nunca había ido a un local de ese tipo. No me parecen nada éticos, entre otras cosas. Pero supongo que el estado achispado en el que estaba y pensar en lo que me había hecho Marcos, me hizo aceptar.
Debería pensar en esto más tarde, ahora necesito comerme el rico desayuno de mamá.
Entro en la cocina y veo mi padre, con su ordenador, trabajando. Él dice que ya se ha retirado, pero lo cierto es que todavía sigue viendo el mercado en cuanto a arquitectura e inversiones se refiere. Sé que quiere estar al tanto de todo por si mi hermano necesitase su ayuda. No es que la necesite en absoluto, Alex es un tipo muy competente y profesional en el campo de su amada arquitectura. Pero por si acaso, si en algún momento la necesitase, mi padre quiere estar ahí, bien informado pata ofrecerle su ayuda.
Apenas he dado dos pasos dentro de la cocina cuando alza la vista y me regala una de sus abiertas y cariñosas sonrisas.
- ¿Cómo está mi perla esta mañana?-me pregunta quitándose de encima el ordenador.
- Bien -le pongo mi mejor sonrisa, esa que dicen que tengo como él.-.. bueno, quizá me pasé un poquito con el alcohol, pero nada que no arreglen las super tortitas de mamá.
- Me alegro. - Me sonríe.- Ha vuelto a llamar tu hermano -le miró alzando una ceja con interés. ¿Por qué ha llamado de nuevo si hablamos ayer?- Quiere saber si has pensado algo sobre lo de ir a trabajar con él. Parece muy interesado en que forméis equipo.
Pongo los ojos en blanco.
- Papá, ahora mismo cerraría los ojos y me iría, pero...y ¿vosotros? y...¿mis amigos y mi trabajo aquí?
- Mi perla preciosa, a veces pienso que eres demasiado madura y responsable para tu edad. Nosotros iríamos a verte a California, siempre vamos a ver a Alex. Puedes hacer nuevos amigos en Los Ángeles y tu trabajo seguirás haciéndolo allí. Creo que la decoración no varía si se hace en Barcelona o allí, ¿no? -dice riéndose. Sabe perfectamente que no, no varía en absoluto.- Así que...¿por qué no? Necesitas un cambio de aires y tu hermano estará muy contento de tenerte trabajando a su lado, en su mismo equipo. Y...¿qué me dices de Nuria? Si por ella fuese hace por lo menos tres años que os hubieseis mudado.
Me río, no puedo evitarlo. En eso tiene toda la razón. Mi mejor amiga adora Los Ángeles. Ha pasado varios veranos con nosotros veraneando en California así que supongo que tiene muy buenos recuerdos.
- Sí, la verdad es que tienes razón -digo haciendo una mueca mientras pienso cómo sería mudarnos allí.
Mi teléfono empieza a sonar. Es un wathsapp de Nuria.
- Disculpa papá -digo mientras bajo del taburete pegándole un buen mordisco a mi deliciosa tortita.
Mmmm...están riquísimas.
Mi padre asiente volviendo a su ordenador y yo bajo la vista a la pantalla de mi móvil.
<<¡¡Buenos días, perrilla!! ¿Qué tal la nueva Aina? A mi...¡me duele todo! Pero me encanta ese dolor. Creo que anoche lo pasate bien, ¿no?>>
Mi cara debe volverse del mismo color que la deliciosa y casera mermelada de fresas que hace mi madre, cuando varias imágenes de la noche anterior vuelan a mi mente. Le contesto a la muy descarada de mi amiga.
<< ¡¡Buenos días, golfa!! La nueva Aina dice que se muere de vergüenza y que va a revisar las malas compañías...¡¡esas que la animan a hacer guarradas!!>>
<<¿En serio? Pues dudo que lo haya pasado mejor nunca (sexualmente hablando). Al menos eso decía su cara anoche ; ) >>
<<Ya, pero eso fue porque estaba borrachísima. Ahora quiere meterse debajo de las piedras. >>
<<No es para tanto. Te acostumbrarás. ¿ Nos vemos esta tarde? ¿A las siete en la cafetería de Patricia? >>
¿Qué? Ah,no. No voy a acostumbrarme. No pienso volver nunca a un local de ese...tipo. Eso debe quedar claro.
<<Ok, allí estaré. Besitos>>
Salgo ensimismada a la terraza trasera. Sin apenas darme cuanta empiezo a recordar toda la noche. El local era moderno. Ese estilo de líneas rectas dominado por unas paredes blancas y negras junto con el suelo negro de mármol hacía de él un lugar sencillo a la par que lujoso. En la entrada había una pequeña recepción con guardarropas. Dos pequeños escalones daban acceso a una gran sala con una barra en el centro y unos sofás repartidos alrededor, pegados a las paredes. Cada uno de ellos quedaba bajo unas lámparas metálicas muy modernas que aclimataban la zona dando una tenue iluminación. La barra estaba algo más iluminada, pero los sofás parecían invitar a.. bueno, a lo que tenían que invitar, claro. En cuanto entramos, Nuria pidió unas copas, me presentó a varios hombres y mujeres, y me sorprendí de que mi mejor amiga conociese a tanta gente en ese lugar. Pasada una media hora mi amiga se marchó con dos chicos, muy atractivos, por cierto. Al pasar por mi lado de la mano de esos hombres murmuró una palabra en mi oído:<<diviértete>>. Esa simple palabra y un guiño fueron su despedida.
- Me ha dicho Nuria que es la primera vez que vienes...Me gustaría que fuese la primera de muchas -me susurró un chico rubio de ojos...¿grises? Sí, creo que sí. Con esa luz era difícil apreciarlo.
Sonreí tímida, incapaz de articular palabra. No puede decirse que sea una persona tímida ni introvertida, más bien todo lo contrario. Bueno, quizá la idea de saber a qué iba toda esa gente allí era una de las causas de mi reciente mutismo. ¿Qué estás haciendo tú aquí? Me preguntó una vocecita en mi interior. Hice caso omiso de ella y me convencí a mi misma de que no estaba haciendo nada malo. Al fin y al cabo, soy una chica libre, soltera y no hago daño a nadie.
- Dime...¿te gustaría jugar?-me preguntó el guapetón que tenia delante con una sonrisita lasciva.
Algo o más bien, alguien captó mi atención. Un hombre, pero no el que tenia delante. Sentí algo extraño al verlo. Su mirada, esa que apenas podía apreciar por la poca luz, me cautivó por un breve instante.
- Perdona...eh...¿jugar?-pregunté antes de poder morderme la lengua. Jugar, follar, retozar...en fin, como quieras llamarlo. ¿A qué crees que se viene aquí? Escuché de nuevo una vocecilla en mi interior riéndose de mi.
Me revolví un poco en mi sitio y contesté con una sonrisa en mis labios.
- Ah...claro.- Asentí ensanchando más mi sonrisa y mirando disimuladamente en dirección al hombre que había logrado captar mi atención durante unos segundos, causándome una corriente extraña con esa simple mirada. Ya no estaba.
El chico que tenia delante haciéndome una proposición nada decente era agradable. No es que hubiese hablado mucho con él. Desde luego nunca me había ido a la cama con nadie habiendo interactuado tan poco, pero la verdad, el tío tenía un buen polvo. Eso no podía negarlo. Tenía un buen cuerpo: unos brazos bien marcados, ancho de hombros y algo más alto que yo. Y esos labios carnosos que invitaban a...¿besar? Vale. Esto me recordaba algo. Quizá era algo estúpido, pero no estaba dispuesta a ello. A saber todo lo que había pasado por esa boca. Podía protegerme con un condón, pero ¿que iba a ponerme para hacerlo en la boca?
- Solo una condición: No quiero besos. Sexo si, besos no.
El chico sonrió un momento asintiendo con la cabeza. Al momento estaba llevando de la mano a un reservado. Todo era extraño. En la entrada del reservado había una cajista plateada, al lado de la puerta, llena de máscaras de la época. Eran muy bonitas: de varios colores y todas ellas con plumas. Cogió dos y me pasó una de ellas. Se colocó la de él con falicidad y me ayudó a ponerme la mía. ¿Todos llevarán una? Me pregunté. La decoración de la habitación era muy parecida a la de la entrada, solo que aquí se añadía el color rojo en las lámparas, cortinas y sábanas. Lo segundo que hizo después de ayudarne con la máscara fue pedirme que me pusiese cómoda en la cama y sacar una botella de agua y una toalla de un pequeño armario blanco. Creo que debió de verme la cara de confusión.
- Aquí es muy importante la higiene. No dudo que vengas limpia, pero siempre es preferible que todas las personas que todas las personas que participen se laven antes.
- Oh,claro. Está bien,es tranquilizador saberlo.
Mientras nos lavábamos pensé : ¿ha dicho todas las personas que participen? ¿Varias? ¡Joder! Ya me impresionaba la idea de llegar y dejar aque un desconocido me follase, pero ¿varios? En ese momento creo que no me hubiese venido mal otra copa.
- Tranquila. Relájate. Si hay algo que no te gusta o te sientes incómoda, solo tienes que decirlo y pararé ¿de acuerdo?
Vale. Eso me tranquilizó. No puedo negar que el tío era sutil, atento y agradable, sobre todo a la vista. Se acercó a la cama y me pidió que me quitase el vestido del todo. Me lo había subido para lavarme, pero todavía lo llevaba puesto. Me ayudó a sacarme el vestido por encima de la cabeza y empezó a comerme con la mirada. Yo le sonreía mientras él pasaba su pulgar por mi labio inferior. La otra mano la acercó a mi cadera, apretándome contra él. Madre mía, ya estaba duro. Bajó la mano por mi cuello hasta llegar aprender mi pecho para rozar suavemente el pezón. Poco a poco fue bajando por el costado, acariciando mis costillas, hacia mi sexo donde me deleitó trazando círculos alrededor de mi clítoris. La verdad es que al chico no se le daba nada mal. Me hizo girar, inclinándome sobre la cama y sin darme tregua introdujo un dedo seguido de otro más en mi interior. Siguió acariciándome el clítoris y empecé a acelerar me cada vez más y más. Apenas escuché el rasgar de un plástico y al momento tenía la polla de ese desconocido moviéndose lentamente dentro de mi. Estaba intentando centrarme en la situación para poder llegar al orgasmo cuando el ruido de la puerta llamó mi atención e hizo que me desconcentrara. Era él. El mismo hombre que hacía tan sólo unos minutos había hecho que me estremeciera tan sólo con una mirada. Lo reconocí por la ropa. Llevaba unos tejanos y una camisa blanca. Eso es lo único que había podido apreciar en el local tan poco luminoso, bueno eso y su mirada que transmitía algo que nunca antes había experimentado con otras personas. A decir verdad, lo que estaba haciendo en ese momento también era una primera experiencia. Una noche de novedades.
- Hola...-dijo una voz masculina entrando en nuestro reservado- si no os importa me gustaría unirme. Me encantaría jugar contigo -murmuró en tono seductor mirándome directamente a mí y volvió a dirigirse hacia el tío que me tenía como dicen en mi pueblo "mirando a Cuenca"-.No te ofendas tío, pero no me van los hombres, sólo quiero que la hagamos disfrutar a ella.
Tan solo con la promesa que encerraban esas palabras noté como se contrajeron todos mis músculos por debajo de la cintura.
- Por mi perfecto, solo que.. -me miró como para pedirme consentimiento- no sé...¿a ti te apetece?
Dudé un segundo, peor mi cuerpo me traicionó.
- Sí -pronuncié jadeando. ¿Cómo era posible que de repente estuviese tan excitante? No lo sé, pero lo estaba.-Pero no quiero besos, ni nada de análisis así que...no sé.
- Perfecto, puedo hacerte disfrutar haciéndote muchas otras cosas -murmuró con una voz ronca y tan sensual que temí correrme en ese instante.
Fue ese tono en el que lo dijo o por cómo me miró, no lo sé, pro no puede evitar emitir un jadeo. ¿Qué coño me paso con ese tío? El chico rubio salió de mí y espero las instrucciones del nuevo participante. Madre mía.
- Túmbate aquí - ordenó. Tragué saliva y me tiré en la cama.
Me abrieron las piernas con las rodillas ligeramente flexionadas y el rubio volvió a penetrarme. El atractivo moreno empezó a tocarme los pezones, bajó por mi vientre hasta llegar a mi hinchado clítoris y me torturó deliciosamente con unos movimientos circulares que hacían justicia a los que me había hecho el rubito minutos antes. La mano que me rozaba el pezón se apartó para succionarme con su boca mientras hacía que las caricias en mi delicado botoncito del placer unido al generoso pene del rubio me volviesen loca y me estremeciera. Entonces, el moreno sin apartar su mano de mi sexo se bajó la cremallera y sacó su larga y gruesa polla. Se me secó la boca y durante un momento deseé intercambiar la posición de aquellos dos hombres. Pero no me dio tiempo, en cuanto el moreno puso mi mano en su sexo y empecé a acariciar esa base aterciopelada, me abandoné al placer que esos dos hombres me ofrecían y me corrí. Noté correrse también al rubio con fuertes embestidas para vaciarse del todo. Aún recobrando mel sentido de toda esa "locura" que estaba experimentando, sentí como salia de mí. Mientras veía desaparecer al chico de ojos grises por la puerta del baño escuché el rasgar de otro condón.
- Levanta - ordenó tendiendome la mano, con el preservativos ya recubriendo su sexo -te quiero inclinada sobre la cama, apoya los brazos y levanta ese bonito culo.
Me excitó esa exigencia y no tardé en estar tal y como me había pedido. Noté sus manos cálidas acariciando mis nalga y antes de que pudiese darme la vuelta para contemplarlo me la metió toda de una estocada. Dios...notar esa enorme delicia dentro de mi me hizo inclinarme más, buscando mi propio placer.
- ¿Cómo te llamas?
- ¿Qué...?-jadeé.
- Tu nombre, quiero saber tu nombre- dijo a la vez que se inclinó para acariciarme el clítoris.
- Pero..
Paró en seco sus rítmicos movimientos. <<No, ahora no, no pares>>.
- Dime ti nombre o no dejaré que te corras -me interrumpió. Me hubiese girado y le hubiese dicho que se fuese a la mierda, pero por alguna extraña razón unida a lo evitada que estaba por su tacto, me apresuré a responder.
- Liz...-susurré mi segundo nombre.
Sentí más que oí una sonrisita satisfecha y siguió acariciándome. Cuando vio que empezaba a con traerme llegando a ese maravilloso precipicio llamado orgasmo embistió con fuerza varias veces, buscando su propio placer hasta que lo noté correrse mientras yo, tremendamente satisfecha, palpitaba alrededor de su sexo. Se desplomó sobre mi...
- ¡¡Cielo!! ¿Estás aquí? Vuelve a la tierra -dice mi madre zarandeándome suavemente. Al parecer estaba tan sumergida en mis recuerdos que no me he percatado de que ha salido a buscarme.
- Sí, perdón mamá. -digo volviendo a la realidad. Siento mis mejillas arder.- Dime, ¿qué pasa?
- Nada, solo quería saber si vas a venir con nosotros a la comida -dice mientras me estudia.
- Eh...no mamá. Creo que necesito descansar. Ya sabes...el alcohol no me sentó nada bien y he quedado con Nuria más tarde.
- Colo quieras, mi vida. Salúdala de nuestra parte.¡Ah!Piensa en lo del trabajo con tu hermano. Creo que volverá a llamar pronto - dice con una amplia sonrisa mientras desaparece por la puerta trasera de la casa.
- Lo haré.
Decido que lo mejor que puedo hacer es darme un baño to en la piscina. Estamos solo a principios de mayo, pero aquí en Barcelona ya hace un calor bastante veraniego. Subo a mi cuarto, me pongo uno de mis bikinis y me bajo a lanzarme directamente a la piscina. Al estilo "bomba". Desde pequeña me encanta lanzarme así al agua. Supongo que lo aprendí de mi hermano Alex. A los dos nos encantaba. Nado tranquilamente de un extremo a otro de la piscina y la mirada del moreno del club cruza de nuevo fugazmente por mi mente. Sacudo mi cabeza haciendo un esfuerzo por seguir nadando sin hacer caso de mis pensamientos, pero fracaso, estrepitosamente. Ese hombre vuelve a mi mente. ¿Qué coño me pasa? Fue un polvo,muy bueno,sí, pero sólo un polvo. Ni si quiera sé cómo se llama...¡Joder! Recuerdo que yo si que le dije mi nombre. Bueno, no importa, nadie me llama así. Además, nunca volveré a verlo. No pienso volver a ese lugar y tampoco sé si lo reconocería a plena luz del día. Aunque esa mirada...mmm...será difícil de olvidar. Recuerdo lo nerviosa que me puse cuando me puso sus manos encima. Vale, ayudaba que estuviese allí a merced de dos hombres desconocidos, pero fue otra cosa. Una sensación que nunca antes había experimentado con nadie. Me gustó mucho su mirada y la intensidad con la que me atravesaba. Ni que decir de esas manos y esa enorme verga que me volvieron loca. Pero no, no fue solo eso lo que me perturbó. Si Hagi un esfuerzo por recordar los rasgos de ambos hombres, diría incluso que el rubio era más musculado y más guapo que el moreno, pero por alguna razón que desconozco, el que ocupa mis pensamientos y hace que me ruborice es el misterioso moreno. Intento de nuevo pensar en otras cosas, jamás volveré a verlo, ¿no? Nunca volveré a pisar un sitio como ese. Lo respeto y no voy a quejarme de la experiencia, sería engañarme a mi misma, pero no es un lugar para mi. De hecho, no entenderé jamás cómo la gente puede disfrutar viendo cómo otros le dan placer a sus parejas. Yo he tenido la desagradable experiencia de ver a mi novio con otra en la cama, y juro por lo más sagrado que sentí de todo menos excitación o morbo, como esas personas dicen sentir.
Me doy una ducha, me adecento un poco el pelo y me pongo la misma ropa que llevaba antes de bañarme en la piscina. Algo de rímel para las pestañas y un pelín de brillo en mis labios. Me gusta mi estilo natural. Cojo las llaves de mi moto y me dirijo hacia la cafetería donde he quedado con Nuria. Cuando llego está tan concentrada en su móvil que no se da ni cuenta de que me siento.
- Hola enganchada -digo riéndome. Nuria tiene un problema con la tecnología. En concreto con las redes sociales y todo eso. Tanto es así que cuando quedamos le pido que guarde el teléfono. -Se acabó el "wathsappeo".
- ¡Hey! Sí, claro. Como siempre. Móviles no.-dice levantando las manos en señal de rendición después de dejar su teléfono en su minúsculo bolsito. -Dime,¿cómo te encuentras? ¿Vas a repetir, no?-me mira expectante, esperando una respuesta afirmativa.
- ¡No!Aún no sé cómo te hice caso. Fue una locura.
Abre los ojos y parpadea extrañada ante mi respuesta.
- Espera, ¿no irás a decirme que no lo pasaste bien con Carlos? He estado con él varias veces y...-niega con la cabeza y extiende sus manos dejando una separación de unos veinte centímetros entre ambas palmas. -nunca me ha decepcionado.
Creo que se refiere al tamaño del pene del chico, pero ¿de cuál?
- ¿Carlos? -la interrumpo. ¿Se llama así? - ¿Le conoces?
- Eh...si, claro.-responde como si fuese lo más normal. ¿A cuanta gente conocía allí? -Hablé con él en la barra mientras pedía las bebidas. ¿Sabes? Soy una buena amiga - dice con una sonrisa de suficiencia -,yo sabía que ese rubio es capaz de volver loca a cualquier mujer con sangre en las venas. La verdad es que tenía mis dudas,pensaba que no lo harías, pero ya veo que si.
- Ah...ya, aún no me lo croe ni yo. Y.. el moreno...¿sabes quién es? Quiero decir,si sabes cómo se llama.
- ¿Quién...qué moreno? -pregunta abriendo los ojos como platos.- Espera, ¿estuviste con otro?. -Me remuevo nerviosa en mi asiento.¿Hice mal?- ¡Ay, Dios!¿Estuviste con los dos?
Por un momento temo que su mandíbula llegue a tocar la mesa en la que estamos sentadas de tanto que ha abierto la boca.
- Eh...bueno, yo no lo había planeado así, pero...
- Joder con la "yo-no-voy-a-esos-sitios". Increíble -niega desconcertada con la cabeza- yo pensando que no serías capaz de pasar al privado con un desconocido...y resulta que ¡¡estuviste con dos!!
- Chiisst...baja la voz, por favor. No se cómo fui capaz - niego cabreada conmigo misma por lo que hice. Avergonzada. No soy una mogigata, pero tampoco he sido nunca tan descarada como para hacer un trío con dos desconocidos. - Maldita sea.
- Vamos a ver, Aina. Estás soltera. Has estado dos años con un gilipollas que dudo incluso que supiese darte un orgasmo. Así que...¿dónde está el problema? ¿Qué pasa porque te hayas desmadrado un poco?
Hago una mueca, remuevo mi cóctel y doy un sorbo con mi pajita para meditar sobre lo que me ha dicho mi amiga.
- Tienes razón. No hice nada malo,pero no voy a volver. Ese lugar no va conmigo. De hecho, dudo mucho que si no hubiese bebido tanto como bebí, hubiese acabado...como acabé.
Nuria me sonríe. Además de unos preciosos ojos verdes, tiene una sonrisa muy bonita, con los dientes más perfectos que he visto nunca. A veces envidio esa forma tan sencilla que tiene de ver la vida. Muy distinta a mi, que siempre me lo cuestiono todo. Pero aún así, ella me conoce y me entiende.
Seguimos hablando de todo y de nada. No importa de lo que hablemos, simplemente disfrutamos de la compañía la una de la otra. Es la mejor amiga que una pueda desear. Tengo muchas amistades, pero ninguna como ella. Estamos desternillándonos de risa por una historia que nos está contando Patricia, la dueña de la cafetería y amiga nuestra, cuando mi carcajada se corta de golpe. Es Marcos, mi ex. Nuria alza la mirada y tras realizar una breve escaner de la zona donde yo miro,lo ve. Lo noto por cómo se le hincha la vena d e la frente. Cualquiera diría que la cuernuda es ella y no yo. Me mira con el asa dulce mirada suya mientras niega con la cabeza.
-Aún no puedo creer que te hiciese eso - dice dedicándole una mirada de asco al capullo de mi ex.
- Ya, ni yo - me encojo de hombros.
Todavía no entiendo cómo una persona en la que he confiado tanto ha podido traicionar me de esa manera.
Mierda. Sin poder evitarlo me remuevo nerviosa en mi silla. Está viniendo hacia nosotras y sinceramente, creo que todavía no soy capaz de hacerle frente. El día que lo encontré con aquella mujer, solo salió mierda por mi boca. Mierda dedicada a él, pero desde entonces no hemos vuelto a hablar. No puedo, me da asco. En el fondo creo que sabía que no era un chico para mi. Es el típico guaperas y yo, bueno, yo soy más bien una chica del montón. Lo que realmente me fastidió fue que no tuviese las agallas de acabar la relación y estuviese con otra mientras salía conmigo. Podría haber cortado conmigo y tan amigos, pero no, ahora soy la cornuda del grupo. ¿Qué voy a decirle? Ni siquiera he sido capaz de hablar con él por teléfono las veces que me ha llamado, ¿cómo voy a hacerlo teniéndolo delante? Uff...que agobio. Oh,oh.Ya está aquí.
- Hola cariño, tenemos que hablar, no coges mis llamadas...y...
-Vete a la mierda. Largate -dice gritándole Nuria.
La miro, ella me entiende y yo vuelvo a mirar a mi ex. El cabrón sigue tan guapo como siempre, pero su belleza a mi ya no me dice nada.
- No tenemos nada que hablar, Marcos. Y yo no soy tu cariño, ni tu nada.
- Vamos, dame una oportunidad. La cagué, lo sé. Pero te quiero y...
Me da la risa.
- ¿Que me quieres?-le pregunto incrédula. ¿Cómo puede decirme que me quiere después de haberse follado a otra? Hijo de puta.
- Sí, joder Aina. Cometí un error, pero...
- ¿Un error, capullo? No vales una mierda, chico -ataca Nuria. Me encanta como es. Lo que piensa lo dice. Sin reparos.
- Sé que hice mal, pero si me das una oportunidad -me mira a los ojos intentando cogerme las manos. Doy un paso atrás, no quiero que me toque. Lo miro con tanto odio que se las miradas matasen estaría muerto y enterrado.
- No me toques, no te atrevas. No hay ninguna otra oportunidad. Te odio Marcos. Deberías de haber pensado antes las cosas. ¡Largate! -grito mientras noto cómo las lágrimas van agolpándose en mis ojos. Las reprimo, no quiero darle ese gusto, pero para mi desgracia parece no tener ganas de marcharse.
- Lárgate -insisto. Él se da la vuelta y se va despacio, volviéndose para mirarme. Parece triste y arrepentido, pero...que se joda. Debería haberlo pensado antes. Pese a mis grabes esfuerzos por reprimir las lágrimas, acabo llorando.
- Aina, tía. Tranquila. ¿Estás bien? Venga, sabes que no vale la pena derramar ni una sola lagrimilla por un tío así -dice en un intento de animarme mi mejor amiga.
Y tiene razón. En cierto modo, no estoy llorando por él. Lloro porque me siento estúpida al pensar que confíe en él y me ha traicionado. ¿Serán así todos los hombres? Quizá no todos, pero mucho me temo que la gran mayoría. No lo sé, pero como siempre me ha dicho mi padre: a problemas, soluciones. Así que lo mejor será que no vuelva a confiar demasiado en un hombre, y menos si resulta ser un guaperas como Marcos. No podría volver a confiar en él por más arrepentido que estuviese. Además, creo que no le quería. O quizá sí, pero no de la forma en que uno debe querer a su pareja. Me gustaba y le tenía mucho cariño, pero no estaba enamorada. Ni siquiera sé si en algún momento lo estuve.
Inspiro y cojo aire secándome las lágrimas que surcan mis mejillas. Verle me ha superado y me siento agobiada. Necesito un cambio.
- Tienes razón. -Miro a Nuria y se me dibuja una enorme sonrisa al pensar en lo que voy a proponerle - ¿Nos vamos a California?
- ¿En serio? -exclama sorprendida. Croe que espera que no esté bromeando.
Asiento poco a poco. Ni yo misma me creo que esté proponiendo irnos, pero ahora mismo lo veo claro. Sí, estoy decidida.
La cara de Nuria se ilumina y su sonrisa se ensancha llena de ilusión. Parece que ella tiene más ganas que yo de desaparecer de Barcelona.
Me da un efusivo abrazo con tanta fuerza que ambas caemos de la silla al suelo. Y aquí, tirada en el suelo con mi mejor amiga, riéndonos a carcajadas por lo cómico de la situación y sin importarnos lo más mínimo que toda la cafetería esté mirándonos, acabo de asimilar el importante paso que voy a dar en mi vida.

Buenas a tod@s!
El libro ya está a la venta en varias plataformas, entre ellas Amazon.com (próximamente también en Amazon.es ). Está en formato digital y en papel.
Les invito a visitar la página de Facebook : En sus manos - Jessica López. Ahí podrán ver todo en cuanto al libro.
No se queden sin conocer al irresistible Ian Knox, les encantará la apasionada historia entre él y Aina Torres.

¡Espero que les guste y dejen sus comentarios!

Un saludo a tod@s

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2016 ⏰

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