Era una fría tarde de invierno, y como otro día cualquiera acababa de llegar de la Universidad a mi piso de estudiante. A mis 19 años, vivía allí sola. Había tenido que marcharme de mi ciudad para poder estudiar la carrera que a mí me gustaba y hacía ya 6 meses de eso.
A pesar de ser una chica simpática y algo atractiva no había conseguido entablar amistad con ningún chico de la facultad, pues todos se fijaban únicamente en mis grandes pechos y eso me tenía bastante acomplejada, hasta el punto en el que me había planteado dejar de salir tan a menudo con mi grupo de amigos habitual.
Hacía tiempo que había conocido a un amiga un poco mayor que yo, de 25 años llamada Camila. Nos conocimos por casualidad en una charla impartida en mi Universidad a la que asistimos las dos y terminamos sentándonos juntas. Compartíamos muchos intereses en común. Para mí, era como mi hermana mayor, mi mejor amiga. Me sentía muy a gusto con ella y muy comprendida. Por lo que ella me contaba, sentía lo mismo conmigo. Quedábamos casi cada día por la tarde después de que yo saliera de clase y ella del trabajo e íbamos a tomar un café o algo y charlábamos. Nos contábamos todo, absolutamente todo con toda confianza. Ella ya sabía todo sobre mi vida, y yo también sobre la suya. Vivía sola en un apartamento cerca del centro. Había tenido pareja, pero las cosas no le habían ido bien y lo habían dejado hacía ya unos 4 años. Desde entonces no había vuelto a estar con nadie.
Como ya he dicho antes, era un viernes por la tarde. Hacía bastante frío y ya era bastante oscuro. Esa noche una parte de mi grupo de amistades iban a salir. Me habían invitado a ir con ellos pero yo lo había rechazado poniendo como excusa que no me encontraba bien. Realmente no era eso lo que me sucedía. Todos los que iban a ir, iban a hacerlo acompañados de sus respectivas parejas. Yo estaba cansada de estar sola y pasaba de sentirme una molestia en medio de tanta gente. Aquello me entristecía bastante. Mientras iba caminando por la calle, saqué mi teléfono móvil y llamé a Camila. Necesitaba contarle de mis problemas a alguien. Como de costumbre, quedamos para vernos en la cafetería en que lo hacíamos habitualmente. Me apresuré para llegar a tiempo, ya que el último autobús ya había pasado y no tenía demasiadas ganas de esperar en la calle quieta con el frío que hacía, así que fui caminando. Una vez llegué a la cafetería, Camila me estaba esperando sentada en una de las mesas. Me saludó con la mano y yo me fui hacía ella. Nada más verla me fijé en el modelito que llevaba. Hay que decir que es una mujer bella, con un cuerpo bonito y que aparenta menos edad de la que tiene. No suele maquillarse demasiado, solamente los ojos pero suele vestir bastante bien, siempre con zapatos de tacón y ropa combinada. El gusto por la ropa era algo que compartíamos. Ese día iba algo más maquillada y llevaba un precioso vestido azul eléctrico, ajustado y con una americana negra. Estaba preciosa.
Ella notó que yo la miraba, me sonrió y me dijo:
-¡Pero siéntate pequeña! No se si me miras porque estoy guapa o porqué me queda muy mal el vestido jajaja
Tenía la costumbre de llamarme pequeña, le hacía gracia. Yo solté una carcajada y le respondí:
-Puedes estar tranquila, el vestido te queda estupendo. ¿A que se debe este look hoy?
Me contó que había tenido reunión con sus jefes y por eso se había arreglado tanto.
Después de haber tomado café, haber charlado durante un rato y haberle contado todas mis penas, me propuso ir a su casa a cenar esa noche para no quedarme yo sola y animarme un poco. Yo no sabía que decir. Había estado en su casa otras veces, pero nunca por la noche y me preocupaba la forma de volver a mi casa. Me dijo que no me preocupase y que ya me llevaría ella después, y bromeó sobre si podía quedarme a dormir en su casa. Tampoco sería tan mala idea, su apartamento es mil veces mas acogedor que mi humilde piso de estudiante.
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Más que una amiga - Camren One Shot
FanfictionLauren una Estudiante de 19 años y Camila una Chica de 25 se abordan a la pasión tras una larga amistad.