ENTREVISTA - Los sueños frustrados de Dolores Umbridge

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por Rita Skeeter

Gorda, soberbia y con una sonrisa siniestra, pero seguramente con un gran corazón. Así se muestra Dolores, divina como siempre, desde su precioso escritorio de Hogwarts. A su alrededor, cientos de gatitos pintados en espantosos platos maúllan, casi a los gritos, probablemente advirtiéndole a su ama que está ingresando en su despacho la mejor periodista que existe en nuestro mundo: yo.

Dolores me mira y esboza una sonrisa divina pero con matices de crueldad. No me dice que me siente, por lo que tomo la iniciativa por mi cuenta y ocupo un lugar en la silla vacía. De inmediato Dolores se levanta y cuelga en la pared un peculiar cartel.

"Decreto de Enseñanza número 5.186.672: Cualquier periodista que se sentase o parase de una silla dentro del colegio Hogwarts, sin una autorización de la Suma Inquisidora, será asesinada a palos de escoba por parte de la Brigada Inquisitorial y sus huesos y restos entregados a los hipogrifos".

Rita Skeeter: Veo que es usted una fanática de los Decretos de Enseñaza, si me permite el cumplido.

Dolores Umbridge: ¡Oh, eres un encanto, Rita! Verás, considero que la única manera de que los alumnos acaten las leyes al pie de la letra es colgando letreros.

RS: Claro, claro, entiendo. Supongo que para volver a levantarme de aquí deberé, entonces, pedirte permiso, ¿verdad? ¡Nadie quiere que me asesinen a escobazos! (río con ganas)

La profesora Umbridge ríe a las carcajadas de una forma preciosa y luego aclara, muy seriamente:

DU: Sí.

RS: Excelente, excelente. Bien Dolores, dime una cosa. ¿Siempre fue tu sueño llegar a Suma Inquisidora?

Las presentaciones formales han concluido. Siguiendo mi habitual procedimiento al entrevistar a mis divinuras, paso a tutear a Dolores.

DU: Oh, no, Rita, no... Tenía otros sueños cuando era una niña.

¿Mis gafas me engañan, o Dolores se ha sonrojado? Decido encarar para ese pasado tan espinoso.

RS: ¿Sueños... sin cumplir, quizá?

DU: Sí, algo así.

RS: Y te sientes frustrada, ¿verdad? ¿Has llegado a contemplar el suicidio? Creo que sería una buena opción, querida. Háblame de esos sueños rotos, Dolores. Por cierto, ¿sabes que pareces un cerdo?

DU: Me han dicho que parezco un sapo, pero no un cerdo. Sin embargo, creo que estás acertada, querida Rita. (ríe). Con respecto a lo de mis sueños frustrados... Bueno, creo que no es momento para hablar de ellos, ¿sabes? Me ha traído mucha desgracia en mi vida el no haber podido concretarlos, y... (saca un pañuelo terriblemente espantoso de su bolso y se suena la nariz, llorando a mares).

RS: Oh, vamos, Dolores, no seas estúpida, querida. Háblame de ellos, gorda infame.

Dolores se suena la nariz y los mocos se impregnan en su mentón. Asqueada miro hacia otro lado mientras ella me explica:

DU: Siempre quise ser... Bueno, Rita, siempre quise ser cantante y triunfar en Broadway.

Me desternillo de risa en la silla. Sujetándome las costillas me lanzo a la pulcra alfombra de Dolores y río hasta que me duelen las mandíbulas.

Sumado al ruidoso maullido de cien gatitos dibujados y los llantos de Dolores, pronto su despacho se torna un lío de ruidos. Cuando me recupero, secándome las lágrimas de la risa con el dorso de mi muñeca, vuelvo a la silla y muy seriamente la insto a mi entrevistada para que se explaye sobre esos tiernos sueños rotos.

DU: A los diez años hice un cásting para brillar en Broadway, pero el jurado se burló de mí por mi manera de cantar...

RS: Bueno, Dolores, ten en cuenta que, si el jurado te rechazó, debes cantar terrible.

DU: Terrible pero con mucho sentimiento, Rita.

RS: Cántame algo, querida Dolores. Vamos, no seas tímida.

Veo como la sonrisa aflora en su tenso y regordete rostro. Definitivamente Dolores está surcando por los mares de su pasado, feliz por mi petición, un poco tímida pero alegre.

Inmediatamente se levanta de la silla y, con una mano en el corazón, aúlla una terrorífica versión de Beautiful de Christina Aguilera. Me costó diez minutos recuperarme de la risa y, lo más sutilmente que pude, le dije:

RS: Dolores, querida, eres una excelente profesora, pero confía en mí: es mejor que no hayas triunfado en el mundo de la música.

Dolores llora en su escritorio muy escandalosamente, sin duda muy herida por mis palabras. Decido encaminar la charla hacia otros lares, pues no es mi intención ofender a mis divinos entrevistados.

RS: Dolores, mi vida, ¿te he dicho que pareces un sapo? Bien, divinamente. Háblame sobre tu relación con los profesores de Hogwarts, ¿quieres?

DU: Bueno, es de conocimiento general que no soporto a casi nadie. A McGonagall, por ejemplo, la odio...

RS: Eso es por tu peculiar manera de llevar las cosas, ¿estás al tanto de eso?

DU: Sí, pero ellos no me comprenden.

RS: ¿Qué quieres decir?

DU: Bueno, yo... Yo estoy enamorada de Dumbledore, y McGonagall quiere sacarme de en medio para quedarse con él. Eso lo sabe todo el mundo.

¿He oído bien? La pluma a vuelapluma funciona a toda velocidad: esto es oro en tinta. La profesora Umbridge está profunda, terriblemente enamorada del profesor Dumbledore.

RS: Cuéntame más sobre ese amor no correspondido, que seguramente debe arderte las entrañas cada noche, cada día. ¿Sufres tanto que sientes que tu vida es una miseria, Dolores? ¿Desearías no haber nacido, querida?

Dolores llora, llora vergonzosamente, sus lágrimas caen y manchan sus pergaminos desparramados sobre el elegante escritorio de madera refinada.

DU: Tienes muy poco tacto, ¿sabes?

RS: Lo siento mucho, querida. No era mi intención lastimar tus sentimientos. Pero si te soy sincera, Dolores, Dumbledore nunca estaría con alguien como tú. ¿Qué me dices de tu relación con el niño Potter? He oído de buena fuente que el niño Potter organiza eventualmente algunas jornadas de Defensa Contra las Artes Oscuras, para paliar la falta de práctica que se ve en tus clases.

DU: Sí. Mi Brigada Inquisitorial está trabajando en eso. Pronto vamos a atrapar a Potter con las manos en la masa y podremos, de esa forma, expulsarlo de Hogwarts.

RS: Eres una mujer de armas tomar, ¿eh?

DU: Bueno, yo...

RS: Dime, querida, ¿qué sientes? ¿Eres feliz aquí?

DU: Bueno, mira, Rita, yo soy...

RS: Divinamente, Dolores, Divinamente. Ha sido un placer hablar contigo en esta maravillosa entrevista.

DU: Pero no me has dejado que te...

RS: ¿Qué dices, Dolores? ¿Qué pasa?

DU: Bueno, apenas me has dejado hablar en toda la...

RS: Eres un encanto, querida, un encanto.

Doy por finalizada mi entrevista con esta persona tan maravillosa. Mi madre solía decir "el despacho es pequeño, pero el corazón es grande". Supongo que sería una acertada descripción de lo que vimos hoy. Dolores ha demostrado ser un excelente ser humano, con profundos sentimientos y un amor desmesurado hacia las plantas.

Síganme leyendo, divinos.

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