"Renuncio" dijo mientras se sacaba los guantes, escupía y se acomodaba el cabello. Estaba todo sudoroso, le dolían los brazos y piernas, entre otras partes del cuerpo como la vista, la cabeza o la espalda.
"No te mandas solo aquí, no puedes llegar e irte" fueron las palabras de Alberto, jefe de Eduardo. Palabras duras y ciertas, no podía irse, su hija estaba muy enferma. "Ya verán, ya verán" pensaba Eduardo, pero al final nunca vieron. Pues su hija vivió mucho y el precio de sus medicamentos iba en una línea directa hacia arriba.Diez años después del último "renuncio" Eduardo respiró por última vez. Luego de su último aliento al fin descansó tranquilamente.
Lo triste de Eduardo fue que nunca estuvo contento de sólo ver los fines de semana a Emilia, su Milita. Fue un gran padre de fin semana por quince años.
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Un largo camino
Short StorySerá mi primer proyecto, la idea es ir agregando un cuento cada semana o más si es posible.