Lo prometo

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Ariadne la hermana menor de Emily chilló al borde de un colapso por la emoción:

--¡El chico más guapo que he visto en mi vida, es nuestro nuevo vecino!

--¿En serio el más guapo?--preguntó Emily con el ceño fruncido, su hermana siempre decía lo mismo de cualquier chico que veía.

--¡De veras Em, el más guapo!--se llevó una mano al corazón mientras revoloteaba por la habitación-- ¡Anda, compruébalo tú misma!

Ariadne arrastró a su hermana por las escaleras hasta la gran ventana del vestíbulo. Emily aún no estaba ni una pizca interesada en el vecino, cosa que cambió al instante de verlo a través del cristal.

Esta vez Ariadne no había exagerado, él era por mucho el más guapo que alguna vez sus ojos hubiesen visto.

Emily pensó demasiadas cosas inapropiadas, pero ninguna se hizo presente en sus labios, simplemente se limitó a morderlos mientras veía al adonis caminar.

--¡No puedo creerlo, son tres!--chilló Ariadne dando saltitos en su sitio.

Emily dirigió la mirada a donde veía su hermana y efectivamente, ahí estaban dos chicos igual de guapísimos que el primero.

Podía notar el parecido entre sí, definitivamente eran hermanos, todos lucían un cabello castaño y una sonrisa perfecta.

--Esta vez tienes razón, son lindos--dijo Emily sonrojándose levemente.

--¡Debemos darles la bienvenida!--animó Ariadne. Se peinó frente al espejo y pintó sus labios con un rojo carmesí--Y te aviso de una, no sé cuál pero uno de ellos será mío.

Emily rodó los ojos. Por supuesto que no iría a dar ninguna bienvenida. Prefería morir en su cuarto por la curiosidad que exponerse frente a esos chicos que quien sabe si la verían con buenos ojos. Se acomodó en el sillón y se tapó con una mantita en señal de oposición a las intensiones de su hermana.

--¡No me dejarás sola en esto!--replicó Ariadne jugando con su pelo negro con degradado azul en las puntas.

--¡Estás loca si crees que iré a hacer el ridículo!--respondió demostrándole quien mandaba, por algo era la hermana mayor, no se dejaría intimidar por la excéntrica pelinegra.

Pero al cabo de unos minutos de discusión, Ariadne llevaba a su hermana a presentarse con los chicos de enfrente.

Con el simple hecho de pensar en lo que diría, Emily empezó a sudar frio. Respiró profundamente y metió las manos dentro de los bolsillos traseros del jean. Ariadne la jalaba del antebrazo.

Los chicos saludaron a las hermanas y se presentaron uno a uno. Logan el hermano mayor, alto y fornido con ojos verdes. Seth igual de alto pero con ojos marrones y mirada intensa. Sebastian el hermano menor con un característico tatuaje en el brazo derecho y ojos miel.

Ariadne era un mar de sonrisas y halagos hacia los vecinos, con su desinhibido carácter logró atraer a los chicos.

--Ves que no era tan difícil--comentó triunfal la pelinegra mientras caminaban de regreso a casa.

-Aun no me parece tan genial-añadió Emily avergonzada.

--¡De eso nada! He visto como Seth te comía con la mirada--dijo levantando una de sus pobladas cejas.--Si mi intuición femenina no me falla, creo que le gustaste.

-¡Tu intuición femenina apesta! Lo mismo dijiste de Marcus y mira, he quedado como una tonta cuando me rechazó--chilló dolida, recordando lo horrible que se sintió cuando Marcus le dijo que no estaba interesado en ella.

--¡Marcus es un idiota!--se defendió Ariadne--Pero para que estemos seguras, le preguntaré a Seth la próxima vez que lo vea.

--¿Acaso te dejaron caer de bebé?! ¡No te quiero de casamentera!--chilló Emily 

--Aguafiestas...--murmuró Ariadne al entrar a su habitación y cerrar con un portazo.

Emily se puso los audífonos y escuchó a todo volumen su playlist favorita. Tumbada en la cama se tranquilizó y trato de olvidar a Marcus de una buena vez.

A los minutos la madre de Emily apareció frente a ella dándole un buen susto.

--Mami, no te oí entrar.

--Pues claro que no escuchas, tienes esas cosas en las orejas--regañó señalando los audífonos.--Alguien te busca en la puerta--dijo finalmente.

Emily Bajó a toda prisa las escaleras y llegó en segundos a la puerta que estaba entreabierta. Finalmente se topó con aquellos ojos marrones intensos.

--Hola--dijo Emily sonrojándose mortalmente.

--Hey--saludó Seth regalándole una sonrisa y le extendió una pulsera de plata con dijes--Me parece que es tuyo.

Emily abrió los ojos extrañada--¿De dónde la sacaste?

--Creo que la perdiste frente a mi casa...

--¡Gracias por devolverla! --dijo Emily aliviada, era su pulsera favorita.

--Eso hacemos los buenos vecinos--le guiñó un ojo.

Emily suspiro. No supo qué más decir. Cerró la puerta y se aferró la pulsera al corazón. No pudo quitar la enorme sonrisa que se dibujaba en su rostro.

--¿Y ese quién es?--La madre de Emily nuevamente la había pillado desprevenida.

-- Pues, El vecino--respondió casual.

--Emily, no quiero corazones rotos--advirtió poniendo en práctica su instinto materno--. Y tampoco que se repita otro incidente como el de ese tal Marcus, que por cierto es un idiota.

Emily rodó los ojos

-- Sí, sí mami, coincido con que es un idiota. Y no va a pasar nada... lo prometo



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Emily es un FenómenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora