La muñeca vive en el templo de Mannenji desde 1938. Se dice que su cabello era originalmente corto y que crece día con día. Esto debido a que está poseída por el espíritu de su dueña, una pequeña niña de dos años llamada Okiku, quien murió súbitamente de un resfriado. La familia tomó la muñeca como reliquia, la colocaron en un altar para orar por su hija y poco tiempo después se dieron cuenta de que su cabello crecía. Se dice incluso que han examinado a la muñeca y afirman que el cabello que crece es de una niña.