Su chaqueta

156 16 2
                                    


Hacía un buen... ¿Día, noche? Quién sabía. Era como otro cualquiera. Salvo que había llegado "aquello".

No sabía si designarle como un "humano", ya que lo que todos contaban de ellos no eran para nada tan macabros como lo que veía. Lleno de un polvo muy especial en su significado para un monstruo como el esqueleto, llegó y pasó por su vida en poco tiempo como lo peor jamás visto. Y no era para nada agradable

Recordaba haberle tratado bien. Haberle ofrecido sus puzzles para entretenerse. Le había ofrecido su perdón cuando le tocaba enfrentarse a él. Pero en vez de perdonarle... Huyó. Creyendo que se había arrepentido, se fue a unos arbustos, llamando a su amiga y jefa Undyne, la líder de la guardia real. Mas cuando se giró al terminar la llamada, lo vio.

La cabeza de su hermano caía, teniendo los brazos extendidos hacia el humano, en acto de bondad, para perdonarle. Como él habría hecho. Pero el humano había actuado muy extraño. ¿Por qué?...

Espera. ¿La cabeza de su hermano? Ya no estaba. Ya no había nada. Su hermano estaba muerto. El polvo se deslizó hacia el humano. EXP y LOVE aumentaron en él. Se podía sentir. Su rostro estaba torcido en una sonrisa de placer macabra. Parecía disfrutar lo que hacía. 

Todo lo que quedaba de su hermano era una chaqueta. Su chaqueta. Aquella que le había dado prestada algunas noches cuando pasaba calor. Ya lo decía Sans. "los esqueletos odiamos el frío y el calor porque nos gusta la temperatura tibia". Una sonrisa suave que odiaba surgió en su boca mientras una amarga lágrima caía de su ojo izquierdo. Y una tras otra, fueron cayendo, como una lluvia monogota, con una nube de desesperación. ¿Qué le quedaba a Papyrus? Sus amigos. Pero su hermano estaba muerto.

Caminó hacia aquella prenda cuando el humano estuvo lo suficientemente lejos y la cogió. La guardó como pudo, sin ponérsela por respeto. Sabía lo que pasaría a continuación. Undyne. Su amiga la científica real Alphys... Asgore. Todos morirían. No quería permitirlo. 

Un pequeño brillo de determinación surgió en su corazón. "Undyne podrá con eso. Siempre ha podido con todo lo que se le ha puesto por delante". Y sin embargo, poco tiempo después, desde las sombras de las cataratas, la vió morir. No pudo. Y sin embargo, Papyrus, una vez más, se dijo "Cambiará. Él perdonará a alguien. Algún día se cansará. No puede ser siempre así, ¿verdad?..."

Lo fue. A cada momento. Monstruos de todo tipo. Más inocentes o menos. Algunos incluso demasiado débiles como para atacarle. Y sin embargo, se llevó todas y cada una de sus vidas por delante. Papyrus no quiso entrometerse. Creyó que cambiaría. Creyó en él casi cada momento de sus días.

Salvo en un lugar. Hubo en un lugar donde dejó de creer en él. 

En el núcleo, cuando veía como Alphys colgaba en la undernet, para la absurda red que no respondería jamás, su carta de suicidio. Iba a ver el final de su robot y no podía. Y era cierto. No pudo. Como no pudo Papyrus evitar que "eso" matase a Mettaton, el fiel robot de la científica. Era la gota que colmó el vaso. Se limitó a ir por delante del chico. Y mientras el contrario llegaba para ir en dirección a la casa del rey, él se adelantó, usando el ascensor, y llegó al pasillo donde se dispuso a esperarle. 

Los sintió con él de cierta forma. Sans. Undyne. Alphys. Mettaton. Y no solo ellos. Froggit. Whimsun. Lesser Dog. Dogamy y Dogaressa. Y todos los demás. Tantos... Eran incontables las muertes... O no. Si lo eran. Eran absolutamente contables.

94 muertes a las espaldas de un solo humano. No, espera. 93. ¿Por qué quería contar una más? Ah. Si. Se daba por muerto. Papyrus no podía matar a un humano. No tenía poder como para hacerlo. Era un simple esqueleto indefenso. Sin embargo, notaba algo extraño. Notaba una fuerza. Determinación. Un poder que, mientras sus lágrimas caían otra vez del ojo izquierdo, hizo que de su diestro un brillo anaranjado saliese, pareciendo similar a una llamarada. 

En aquel instante le vio aparecer y comenzar a andar hacia él. Aquel ser. Había algo claro. Papyrus había pasado un muy mal rato. Un muy mal rato muy largo. Y ahora Papyrus se lo haría pasar muy mal a él. Porque ahora Papyrus ya no creía en él.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 27, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Chaqueta azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora