El encuentro

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"El destino, ¿qué es el destino?, siempre me he preguntado si eso fue lo que me unió a ella, si fue eso lo que hizo que yo la conociera".

– Vicky despierta por favor, ya es tarde y no llegare a tiempo al trabajo.

– Mamá, solo déjame y vete –dije tratando de cubrirme con la sabana.

– Porque tiene que ser lo mismo todos los días he dicho que te levantes –antes de que pudiera negarme o decir algo mi mamá ya me había sacado de mi cama y me encontraba tirada en la alfombra de mi habitación.

– Ahorita me levanto –respondí con la cara hundida en la alfombra.

Estire mis brazos intentando levantarme, pero jamás he logrado realizar una lagartija en toda mi vida así que renuncie a ese fallido intento, preferí rodar torpemente y levantarme tomando las laterales de mi cama.

Me dirigí al baño y me observe en el espejo esperando el milagro de los dioses y volverme más atractiva pero... no, solo está la misma Victoria con esa cara de quinceañera (a punto de cumplir 19 años) y tez pálida, talle mis ojos para una segunda opinión pero no había cambio solo pude ver mejor mi cabello alborotado como siempre, tome el cepillo lo acicale un poco y me realicé  mi típica coleta dejando enfrente un flequillo, me aplique un poco de delineador negro para acentuar mis ojos color avellana y un poco de polvo compacto para tapar esas feas pecas en mi nariz. Regrese al cuarto y tome unos viejos jeans, una blusa negra y una camiseta a cuadros rojos, voltee hacia uno de los estantes de mi cuarto y tome mi cadena preferida, es de plata y tiene el rayo de Zeus, además de mi mochila y me dirigí a la cocina.

– Rápido Vicky – mi mamá se encontraba al celular... como siempre.

– Es lo que hago – masculle mientras tomaba una fruta como desayuno.

En la casa solo éramos mi madre y yo, mi padre falleció cuando yo era muy pequeña y sin familia como apoyo mi madre se encargó de cuidarme y trabajar, aunque más de uno que de otro, pero no podría reprocharle nada todo lo que tenemos es gracias a su esfuerzo.

– ¿Así iras? – me pregunto observándome de arriba hacia abajo mientras guardaba el celular en su bolsa Michael Kross.

– No empieces Señorita Bellum – reí.

Mi mamá odiaba que la compara con la secretaria que salía en The Powerpuff Girls pero era idéntica, ella había sido bendecida con un cuerpo lleno de curvas, largas piernas y un hermoso cabello ondulado color chocolate, además de que su jefe era un enano pervertido.

– Muy graciosa señorita – empezó a sonar su celular – Bueno, sí señor ya estoy en camino solo que hay mucho tráfico llego en menos de 15 minutos... si, si señor

Hablando del Rey de Roma, Sir Pervertid, salí antes de vomitar y baje rápido las escaleras. Me considero totalmente una chica promedio, que vive en un edificio departamental promedio, con un casero promedio... bueno mejor dicho 50kg más de lo promedio.

– Buenos días Srita Victoria –el casero extiende su mano por la pequeña ventanilla del cuarto de cámaras.

– Buenos días señor Tomás –regresé el saludo estrechando su mano.

Al principio pensé que era un viejo lujurioso, pero después supe que solo es un hombre con modales. Nuestro casero el señor Tomás Herrera, construyo este edificio departamental el mismo (es lo que se dice) cuando era joven, ahora con 65 años y un fuerte dolor de espalda, solo vive de las rentas de este lugar, no tiene hijos ni esposa, solo tiene... este edificio.

MaggieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora