Testifico en contra de Holly

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Resulta que Holly también salió con el vecino de Jack. Y me arrepiento de haber ido al segundo que pongo pie en el patio delantero. Huele a incienso y una fina columna de humo se filtra por la ventana, también hay una rata muerta en una orilla. Esbozo una mueca de asco, enfoco el lente de la cámara en la puerta. Inhalo, camino y toco el timbre.

—No hay nadie. —Responde una voz grave que empieza a toser.

—¿Vince? Sólo quiero hacerte unas preguntas sobre alguien.

—Lo siento, amigo, pero ya no tengo contacto con Val, hace meses que no le compro drogas, de hecho, creo que le dispararon en las carreras hace dos meses...

—¿Val? ¿Quién es...? Como sea, no hablo de Val —digo con fastidio—, hablo de Holly.

Escucho pasos y la puerta se abre, dejando ver a un hombre de unos veintisiete años con el cabello largo y un cigarrillo en los labios. Estaba con una camisa rota y unos jeans desgastados, sin zapatos. Tenía tatuajes por todo el brazo, uno estaba mal escrito "amor, pas y drogas".

—¿Está aquí? —Pregunta con cierto tinte de respeto. No podía juzgarlo, era el mismo tono que usaba para preguntarle algo que sabía que podría disgustarle.

—Para nuestra suerte, no. ¿Puedo pasar y hacerte unas preguntas?

Asiente y se aparta de la puerta.

El lugar es un desastre, temo encontrar a otra rata muerta así que evito el contacto visual con el suelo.

—Casi vomito cuando escuché que nombrabas a Holly —dice mirándome—, hablo en serio. —Aclara entrecerrando los ojos con cierta chispa de reconocimiento—. Oh, tú eres Bobby, ¿verdad?

—Uh, cerca... Mi nombre es Grant.

—Holly tenía una foto tuya en su celular, estabas desnudo. —Comenta pensativo, luego inhala el cigarrillo y exhala, dejando escapar el humo.

—Genial. ¿Puedo empezar?

—Dispara.

—¿Cómo la conociste?

—En una fiesta, del hermano del amigo del vecino de mi primo —declara mientras estrella la colilla de cigarro en el suelo—, sí, creo que ahí fue donde la conocí. La vi con algunas de sus amigas. Estaba preciosa, como siempre. Me acerqué a ella sin ninguna expectativa, más bien soy el tipo de personas que rechazan, pero valía la pena intentarlo.

—¿Y... qué pasó después?

—Me fui de la fiesta.

—¿Qué? ¿Y en qué momento conoces a Holly?

—Unos dos días después, cuando toca la puerta de mi casa. Dijo que uno de sus conocidos le dio mi dirección, no sé si eso fue verdad. En fin, la cosa es que la dejo entrar y terminamos enrollándonos y...

—No quiero detalles explícitos de eso, gracias.

—Iba a decir que fumamos porros. Ella pasaba por aquí todos los días. Se le soltaron los cables cuando vio que yo estaba con otra chica en una situación... dejémoslo en compremetedora. Empezó a gritar y a tirar cosas. Lia iba a llamar a la policía, lo cual sería bastante tonto —dice señalando su hogar—, si sabes a lo que me refiero. Holly terminó yéndose. No vino hasta una semana después más o menos. Yo venía de una partida de póker cuando encuentro que mi casa está acribillada de policías. ¿Puedes adivinar quién los llamó?

—Mh, no lo sé, ¿Holly, tal vez?

—Sarcasmo... Holly lo odiaba. Como sea, fui a la cárcel por dos semanas, me dejaron ir porque constataron que tenía la hierba para consumo personal. Eso y que no tenía antecedentes penales. Estuve bajo vigilancia y aun siento que me siguen a todos lados. Esa mujer me volvió loco.

—¿No supiste nada más de ella después de eso?

—Sí, el mismo día que me dejaron libre la vi con un chico, uno que trabaja en la librería del centro comercial. Creo que su nombre es Tyler. Y después de eso... —saca otro cigarrillo de sus jeans— no, nada.

—Gracias por tu tiempo, Vince.

—Aja, sí, lo que sea.


Las chicas lindas cavan tumbasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora