No recuerdo mucho de mi niñez, tampoco hay fotografías que relaten mi historia, unas pocas que me dicen era una pequeña niña de pelo rizado como su abuela paterna, blanca como su abuela materna, con unos ojos verdes con tonos grises y cafés heredados de su madre y una personalidad extrovertida por parte de su padre, solo tengo un hermano, no conozco mucho de él, tan solo compartimos genes y videojuegos. De lo poco que recuerdo de mis tiempos de escuela, era rellenita, lo que ahora se describe como "niña con sobrepeso", lo cual a esa edad era de poca importancia, todos me ignoraban y molestaban, cosa que no entendía, tan solo era una niña, ¿Qué estaba haciendo mal?, y no me refiero a la situación como bullying, ya que no lo era, tan solo no querían ser mis amigos, y yo lo aceptaba, en los recreos me sentaba en la acera a ver como todos corrían y jugaban, escuchaba las risas de los demás y sonreía, sonreía por la felicidad ajena y me sentía bien con ello, hubo una persona que, a pesar de andar con los demás, no me trataba como ellos, ella era amigable y me contaba historias suyas, pasaba tiempo conmigo de vez en cuando, pero debía regresar con su grupo de amigas, y ahí estaba yo, sola de nuevo. Era inteligente, no una genio, pero si muy madura para mi edad, entendía lo que era bueno y malo, a pesar de desconocer la mayoría de cosas, estudiaba, aunque algunas veces me estresaba y lloraba por dejar todo a última hora, sacaba buenas notas, excepto una vez, en agricultura... Frente a todo esto, seguía al pie de la letra las indicaciones de los profesores, aunque hablaba mucho, era la única queja que le daban a mi madre en las reuniones de entrega de notas, o se lo mandaban por escrito. Era un desastre, pero un desastre que sabía lo que hacía y como lo hacía, nunca tuve "mejores amigos", todos tenían sus grupos y yo no encajaba en ellos, era diferente, una personalidad que, supongo, ellos no entendían, y como dije antes, no soy relevante en la vida, mucho menos importante, pero era la verdad, era diferente.
En la graduación de la escuela, recuerdo que todos me hablaban, estábamos felices por que al fin saldríamos de la escuela, yo me sentía sumamente feliz a pesar de su hipocresía, en ese momento no lo entendía, hoy en día lo se, recuerdo que estaba este niño que me gustaba, le mandaba cartitas como toda niña que no sabe nada de la vida, hasta que un día me cansé, veía estupido el tratar a una persona de esa manera cuando él solo se preocupaba por si mismo y por ligarse a la más popular, y si, me gustaba el chico más popular... Como toda niña insulsa e inocente que quiere ser igual a los demás, el día de la graduación todos se tomaban fotos con sus amigos, hasta con el chico popular, aquel que me gustaba, yo no me tomé fotos con nadie... Nadie quería tener una foto con la niña rara con sobrepeso, pero eso no le impidió a aquella niña que me hablaba de vez en cuando, tomarse una foto conmigo, yo feliz sonreí, una fotógrafa tomaba fotos de todos individualmente, recuerdo que para ese momento, aun siendo mi graduación, me sentía mal de que todos se tomaran fotos y yo siguiera sentada, como esperando un milagro, cuando llegó mi turno, no quería sonreír, por lo que hice una sonrisa forzada con los labios, odié y odio esa foto, la cual aún conservo.
En el colegio era algo similar, normalmente rondaba los pasillos del colegio por mi cuenta, viendo como los de grados superiores se reunían en grupos: los nerds, los "normales" y los populares, los primeros se quedaban en sus aulas con sus celulares, los segundos caminaban por todo el colegio intentando parecer interesantes y los terceros, se sentaban en las sodas y hablaban de sus vidas como si fueran más importantes que otros, con sus bolsos de marcas caras y zapatos brillantes, yo me sentaba fuera del aula, en el pasillo a ver como pasaban personas con su comida o su celular, para ese entonces yo tenía el mío, tomando en cuenta que solo era para comunicarme con mi madre, no lo usaba tanto como los demás. En primer año me hice un grupo de amigas, dos de ellas ya están casadas y esperando hijos, con ellas me llevaba bien, al menos comprendían mi estilo de vida, el cual ellas no llevaban, éramos diferentes y aún así nos entendíamos. Yo era "la santa" del grupo, todas habían besado a algún chico, o habían echo otras cosas sexuales, yo no había echo nada de eso, es decir, tenía 12-13 años, ¿Qué esperaban?, era gracioso para mi escuchar sus historias, todas habían hecho cosas locas, y luego estaba yo... En ese mismo año, estaba este niño de pelo rubio, con ojos celestes y muy alto (o yo era muy bajita), en un año superior, era popular, pero no por su dinero o sus ropas de marcas, a cualquier niña popular que le preguntaras, ya lo había besado, incluso una de mis amigas, si, de esas que ahora esperan un hijo. Nerviosa y torpemente, le comencé a hablar, y nos llevábamos bien, no tardo en pedirme lo que ya había hecho con muchas, lo pensé mucho tiempo, llegué a rechazarlo muchas veces, quería besarlo, de verdad quería, pero alguien que ya había besado a medio colegio no me parecía la mejor opción para mi primer beso, quería a alguien importante, no el primer par de labios que se ofrecieran, la última vez que lo rechacé, recuerdo que besó a mi amiga mientras no estaba mirando y esa fue la luz que iluminó mi cabeza para darme cuenta de lo torpe que hubiera sido si aceptaba, lo cual no llegué a hacer. En primer año, el mismo año en que sucedió todo este desmadre, conocí a una persona, su nombre es Valerie, en ese momento no éramos más que amigas que se conocían, casi ni hablábamos, solo sabíamos nuestros nombres, por lo que contaban, ella era increíble, en su casa había piscina... Y aunque suene torpe, esperaba el momento en el que me invitaran a salir con ellas e ir a la piscina, nunca lo hicieron. De segundo año no recuerdo mucho, no fue un año de sucesos interesantes, excepto por uno, en este año me gustó otro niño, un compañero de clase, sorprendentemente me llevaba muy bien con él, tenía una personalidad similar a la mía, por primera vez era feliz de conocer a alguien, aunque fuera por lástima o hipocresía, pero me hablaba e interactuaba conmigo. En tercer año, topé con la dicha de tener por compañera a Valerie, casualmente éramos las únicas que nos conocíamos en el aula, nos sentamos juntas y hablamos, con el tiempo descubrimos que éramos tan diferentes que congeniábamos, teníamos cosas en parecido en cuanto a la personalidad, lo que nos hizo llevarnos muy bien, era increíble pasar tiempo con ella, así como comentaban en primer año, lo interesante es que la piscina ya no me importaba, me interesaba más conocer a esa persona que hoy en día es mi mejor amiga y no la cambiaría por nada. Ese año decidí participar por primera vez en las propagandas estudiantiles de los partidos políticos del colegio, en pocas palabras, bailar frente a la mayoría de población estudiantil. Cuando llegué a esperar que abrieran el recinto para tener todo listo, estaba este grupo de chicos junto a mi, como siempre, la Laura extraña se quedo junto a la pared, callada, esperando que abrieran, uno de los chicos se giró y me preguntó "¿Qué vas a hacer?", a lo que le respondí que iba a bailar, "¿Qué vas a bailar?", parecía interesado en saber lo que la torpe de mi persona iba a hacer en el escenario, le respondí que música electrónica, lo que formalmente se conoce como Popping, él sonrió, ¿Enserio? Nosotros también", yo solo sonreí, no conocía a alguien que bailara lo que a mí me gustaba, por supuesto que muchos lo escuchaban y lo que hacen es saltar, pero ellos no, ellos bailaban perfectamente, eran tres, tres simples personas que alegraron esa tarde... Bailaban lo que para mi era algo excepcional. Después de un tiempo, y tomando en cuenta que no muchas personas bailaban lo mismo que nosotros, nos reuníamos y hablábamos tonteras, ya me habían dicho sus nombres, pero yo no lograba recordarlos, uno era "el morenito" y otro "el amigo del morenito", mientras más los conocía, más me agradaban, el tercero no era tan cercano como ellos dos, pero no me importaba, tiempo después "el amigo del morenito" se hizo amigo mío y de Valerie, era genial, los tres teníamos personalidades explosivas, nos reíamos de todo y no nos importaba que nos vieran o se rieran de nosotros, éramos felices, he de admitir que este fue el mejor año de mi vida, el cual voy a recordar hasta el final de los tiempos. Finalizando el año, los tres éramos cercanos, no tanto como lo somos Valerie y yo, pero si éramos buenos amigos, todo iba muy bien, pero había un problema, me estaba enamorando de él... Por más que hablara con Valerie y le contara como me sentía con respecto a este chico, me era imposible sentirme bien, era como si algo me faltara, los chistes y las caras torpes... Me sentía mal... No quería perder a mi mejor amigo. En lugar de perder a mi mejor amigo, en este año perdí a mi abuela paterna, recuerdo ir a visitarla y pedirle fresco y galletas y sentarme a ver la televisión con ella hasta la tarde.
En cuarto año, para mi desgracia, no me tocó en el mismo grupo que Valerie, me las tuve que ingeniar para hacer amistades, conocía a varias personas del aula, pero no tanto como quisiera. Comencé a hablar con este chico de mi clase, era alto, con el pelo negro y piel pálida, me parecía interesante el hecho de que siempre estaba solo, escuchando música o viendo anime. Con el pasar del tiempo nos hicimos novios, todo por una apuesta en un videojuego, lo cual nos condujo a mi primer beso, fue gracioso, yo no sabía lo que hacía y estaba todo oscuro, él no estaba seguro de si lo había hecho bien. A pesar de llevarnos bien, peleábamos mucho, teníamos personalidades opuestas y ambos creíamos tener la razón, hubo un par de peleas fuertes y muchos problemas, pero aún así le quería, era mi primer novio y mi primer beso. Llegué a llorar del estrés de lidiar con él, siempre era a su manera, todo lo que conversábamos, todo lo que decíamos, él tenía la razón, y no soy de esas chicas que dejan que les pasen por encima con sus opiniones, muchas de las veces yo tenía la razón, pero él insistía en discutir en que él tenía la razón de todo. Por supuesto mi mejor amiga sabía por lo que estaba pasando y no le gustaba la situación... Yo seguía enganchada a mi primer beso, aún cuando el cariño y el afecto se habían ido. Casi llegué a perder a mi mejor amiga por ese primer beso, cosa estupida por mi parte, todo se estaba yendo por el caño y yo no sabía como reaccionar, el 24 de diciembre del 2014, recuerdo haberle pedido perdón, pero no un perdón común, fue una disculpa extensa y exhaustiva, me esmeré en hacerle saber lo que ella era para mí y cuánto significaba en mi vida el perder su amistad, le prometí intentar controlar el tiempo, dejar de ser tan egoísta con mi relación y volver a lo que éramos antes, y así fue. Nota: mi mejor amigo, del cual me había enamorado y aún lo estaba, era un año mayor, por lo que cursaba último año, hubo una vez memorable en mi mente, una vez en la que mi pareja y yo peleamos, fue un momento que me marcó de tal manera que me convertí en otra persona, ese día no era yo, andaba seria, caminaba como zombie, todo me parecía asqueroso y me daban ganas de vomitar, llegado un punto donde no aguante la presión, me digné a llamar a Valerie para que me acompañara en mi llanto, cuando estábamos juntas, decidió llamar al tercero del grupo de locos, mi mejor amigo, él me abrazó y me consoló, algo que mi pareja no pudo hacer por su maldito orgullo. Estábamos sentados frente al laboratorio de informática, Valerie y yo contra la pared y mi amigo al frente, recuerdo como nos contaba una historia de una relación pasada, y no se como, Valerie logró tomarle una fotografía donde se podía ver su perfil, fotografía que espero aún conserve. Todo esto en los últimos días que mi amigo vagaba por el colegio. En este mismo año perdí a mi abuela materna, y fue como un golpe directo al corazón.
En quinto, volví a quedar en un grupo diferente al de Valerie, pero ya me había acostumbrado a su ausencia en el aula, en los inicios del año, todo eran charlas de universidades que querían nuestra asistencia, nos hablaban de becas y situaciones universitarias, pero yo solo podía pensar en una cosa, o en alguien, específicamente alguien que ya no estaba en el colegio. En este año, mi pareja quedó en un grupo distinto al mío, lo que me dió una especie de tranquilidad momentánea. Con el pasar de los meses, se iban planeando charlas y viajes a las universidades para conocerlas y encontrar información más detallada de las carreras a estudiar. En setiembre, viajaríamos a una universidad que a mi novio no le interesaba, tomando en cuenta que mi mejor amigo iría, ya que no había ido a la universidad en ese año, mi pareja no se sentía cómoda con el hecho de que él fuera, por lo que decidió quedarse, cosa que en mi interior agradecí, me parecía sobrecogedor el andar con él, ya no me sentía cómoda, muchos problemas en la relación que no se podían solucionar. El día del viaje empezó tranquilo, sin nada especial, cantamos y bailamos todo el camino hasta llegar a las instalaciones, el viaje de regreso fue mejor de lo que esperaba, estaba cerca de mi mejor amigo, y me gustaba esa cercanía, él es esa clase de persona con la que te sientes cómoda, sin importar la situación, tenía mucho sueño, y él iba hablando con alguien en el asiento de al lado, por lo que se giró y yo me dormí en su espalda, sin importar si él iba cómodo, aunque no se quejó, yo solo disfruté del momento, al día siguiente decidí terminar con la relación que había estado cargando más de un año, relación la cual ya no consideraba como tal, el cariño simplemente ya no existía. Y por más cruel que llegue a sonar, me sentí tranquila, me sentí libre, de alguna manera me liberé de una presión que me mantenía atrapada.
Debido a que seguía enamorada de mi mejor amigo, decidí decirle lo que sentía y alejarme, alejarme para intentar olvidarlo, por más que lo quisiera, yo sabía que el gustaba de alguien más, por lo que quedaría como una tonta enamorada. Valerie colaboró para que no pasara por una vergüenza e hizo de mediadora para hablar con él. Hoy día, 29 de enero del 2016, sigo sin hablarle, después de tres meses sigo sin poder olvidarlo, y no digo que tres meses sean una eternidad, pero son casi 90 días, casi 2160 horas, en las cuales no dejo de pensar en lo que siento y en lo estupida que soy al no poder olvidarlo... Estoy atrapada en un bucle sin fin, un día lo quieres, al día siguiente lo odias y quieres olvidarlo, y al otro día lo vuelves a querer por que es imposible no quererlo... Y aunque estar en este bucle es casi que un castigo, soy feliz de pensar que él estará con quien realmente le guste, tan solo espero poder llegar a olvidarlo y que quien llegue a estar con él, realmente se enorgullezca de quien tiene por pareja, se sienta bien y quiera pasar el resto de su vida con él, que llegue a quererlo tanto como lo llegué a querer, y que "el amigo del morenito" siga bailando y haciendo de las suyas... ¿Yo? Pues estudiaré Ingeniería en Sistemas de Comunicación y a esperar lo que el destino tenga preparado para mí.
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Mi historia
Teen FictionTodos tienen una historia de vida, yo a mis 17 años tengo mucho que contar. Mi historia no es relevante, mucho menos importante para el mundo, pero me gustaría compartirla. No todo es color de rosa, mucho menos en blanco y negro, a todo hay que darl...