Saludaba rápido a quienes le decía hola, no se quedaba a charlar con ellos como normalmente acostumbraba. Tenía prisa, tenía algo muy importante para ella que hacer. Caminaba apresurada, pero en ocasiones se detenía y dudaba, no sabía que decir puesto que no había pensado en eso, pero no regresaría, ¿Para qué? ¿Para regresar y ser la misma triste y vacía princesa con mucho a su cargo? Este día sería diferente, hoy ella seria alguien sincera con sus sentimientos.
Caminaba bajo la fresca sombra de los árboles, acercándose cada vez más a la casa de la pelinegra. Caminaba en silencio, eran tantos sus nervios que lograba escuchar a su acelerado corazón palpitar, como si golpeara contra ella exigiendo salir ante tanta emoción que él estaba sintiendo. Coloco su mano derecha en su pecho tratando de calmarse un poco, intentando poner todo en su lugar pero fue en vano puesto al entrar a la cueva y ver la casa de quien venía a buscar. Se asomó lentamente en la ventana sabía que la mayoría del tiempo se la pasaba en la sala con su bajo, pero no la vio ahí, comenzó a pensar que no estaría en casa y que había venido en vano. Su mentalidad cambio cuando escuchó a alguien cantar, una voz muy familiar, pero una canción algo triste, con notas deprimentes, se escuchaba sin ánimos pero con mucho sentimiento, y no era precisamente sentimientos alegres. Camino lenta y cuidadosamente hasta el patio de la casa de Marceline tratando de que sus pasos no fueran audibles. Y allí la vio a ella, sentada a la horilla con su bajo, mirando hacia el lago y dejando salir esa melodía de sus labios.
B:_ M-Marceline _ Pronuncio Bubblegum temblorosamente en una casi inaudible oración, miraba fijamente el cuerpo que se encontraba tranquilamente sentado a orillas creando música con únicamente su bajo y su voz. Lo bueno de ser un músico es que en ocasiones cuando ya no puedes más y realmente no quieres desahogarte con alguien, siempre está la música para ello, siempre está tu instrumento para ti, ese objeto sin vida que te escuchara siempre y te acompañara cada que lo necesites, quien nunca te juzgara y sin embargo te hará sentir mejor con su melodioso sonido, ese objeto que aunque no sea un ser vivo logra hacer un lazo muy fuerte contigo, y así hacia ella como no le gustaba decirle a la gente como se sentía por dentro se lo contaba en silencio a su bajo con leves susurros que dejaba salir de sus labios, susurros que se convertían en canción, mientras el instrumento se unía a ella dándole la armonía perfecta a sus tristes sentimientos. ¿A que más podía aferrarse Marceline si todo lo que le tomaba cariño y que tuviese vida perecería tarde o temprano? Su bajo y su voz permanecerían con ella siempre, cada que los necesite. Por eso es que ella era músico, por eso es que ella le tenía un amor a su bajo, a su objeto más preciado ahora. Pero uno no puede vivir de solo de cosas materiales, por eso cantaba en estos momentos, porque necesitaba de ella.
B:_ Marceline _Pronuncio nuevamente, ella estaba temblando, sus manos no se quedaban quietas, sus piernas desvanecerían en cualquier momento si quien tenía el bajo en sus manos no giraba a verla. Dio un paso hacia atrás, se estaba arrepintiendo, estaba retrocediendo, pero se detuvo al ver ciertos ojos rojos verla fijamente, ojos algo serios, ojos que estaban fingiendo sentimiento.
M:_ ¿Qué tal Bonnibel? _ Dijo como siempre acostumbraba, son su típica actitud, tratando de fingir que todo estaba bien ahora, que ella lo estaba llevando perfectamente. Se dirigió hacia ella con una media sonrisa y sin apartarle la vista de esos celestes ojos.
B:_ ¿Recién despierta? _
M:_ ¿Qué? Ah... No _
B:_ Tengo que hablar contigo Marceline. Es algo muy importante. _M:_ De acuerdo princesa, vamos adentro que esta frio aquí _ Noto un sonrojo en ella pero simplemente decidió no ponerle mucha atención y la guio hasta su sala, le ofreció algo de tomar y puso un cojín en su incomodo sofá. "Algo ha de estar mal con los demás reinos y me necesita" pensaba para sí misma la reina de los vampiros.
Hubo silencio en la habitación por unos minutos. La princesa se encontraba con la cabeza agachada, Marceline estaba enfrente de ella, esperando a que hablara, mas no apresurándola, mirándola preocupadamente, trataba de decir algo pero no encontraba qué. Quería abrazarla, quería besarla, pero no podía, tenía que actuar como si no ocurriera nada. "¡Demonios Bonnibel!" Pensaba en sus adentros al tenerla ahí, preguntándose el por qué de que estuviese aquí con ella, no era un buen momento aun para verse cara a cara, eso no la ayudaba, necesitaba no verla para no pensar en cometer una estupidez que hiciera enojar a la princesa y repitiera lo que siempre le decía al demostrarle algo del cariño que siente hacia la pelirosa, no quería escuchar ese "No" hacia ella nuevamente, había decidido dejarlo y no intentarlo nuevamente, había optado por simplemente tratar de olvidarlo y no encariñarse o amarla más de lo que ya lo hace, decidió separarse de ella un tiempo pero allí estaba en frente suyo sin verla a los ojos, únicamente dirigiendo su mirada hacia el piso forrado por esa azul alfombra que cubría toda la habitación donde ellas se encontraban. La princesa no encontraba las palabras con cual comenzar su explicación o más bien su declaración, declaración que hubiese sido más sencilla si no hubiese rechazado a Marceline en el pasado, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse de lo cometido, no existía manera para regresarlo y evitar todo esto, no había forma de borrar seas dolorosas palabras que ella le había dicho a la vampiresa.
Hola a todos , nuevo capitulo, voten y comenten si sigo o cambio algo, no he podido subir mucho he tenido problemas personales.
Y jueves happy :3.
ESTÁS LEYENDO
~Mi Dulce Nerd~(Bubbline)
FanfictionQuien pensaría que de la persona mas fría del mundo, surgiría algo llamado amor y todo eso causado solo por una persona la cual era ...........