Canción: Long days - I will, I swear.
Relato corto y autoconclusivo ♥
—¿Otro seis? Tamara...
La chica torció el gesto al escucharlo llamarla por su nombre completo. Más que su novio, pensaba ella, parecía su padre.
—No empieces —pidió alejándose de él.
Se encontraban recostados en la cama de ella, con la puerta abierta de su habitación como su madre siempre pedía que estuviera, y se deshizo del brazo que él tenía sobre sus delgados hombros. No necesitaba que él también la hiciera sentir como una tonta. Pensaba que, el que él fuera un cerebrito, no significaba que ella también debía serlo. La inteligencia era algo que, para su mala suerte, no se contagiaba.
—Tamy...
—No, Julián. Ya sabes que no me gusta que me digas nada —lo cortó molesta. Cruzó sus brazos sobre el pecho y lo escuchó suspirar.
—Solo no quiero... Ya sabes lo que pasa si tus papás ven que bajas de calificaciones. ¿Te acuerdas lo que pasó el año pasado cuando reprobaste química?
Una sonrisa inevitable cruzó sus labios al recordar por qué había reprobado a pesar de tantas «horas de estudio» que había pasado en casa de él. Sus padres la habían castigado prohibiéndolo verlo durante un mes. Habían sido los peores días de su vida y por eso había tratado muy duro de mejorar sus calificaciones. Pero ahora que bajaban de nuevo... no dudaba de que volvieran a recurrir a aquella táctica que les había funcionado tan bien.
—Recuerdo —susurró cabizbaja.
Un par de dedos cálidos se posaron bajo su barbilla y la obligaron a levantar el rostro para encarar a su novio. Esos ojos oscuros que tanto le gustaban la observaban con una pizca de humor.
—¿Quieres que vuelvan a separarnos así? —inquirió Julián. Ella sacudió la cabeza en una negativa e hizo un puchero infantil que a él se le antojó tierno—. Entonces debes mejorar. Es el último año antes de entrar a la universidad. Tú puedes hacerlo.
Ella resopló y bajó la vista de nuevo no queriendo comentarle lo difícil que le resultaba.
Le avergonzaba confesarlo, pero por más que intentaba no podía prestar atención. No era solo pereza por hacer los deberes escolares, era que tenía nula capacidad de concentración y cero comprensión lectora.
A muchos se les facilitaban las materias teóricas, pero no a Tamy. Para ella eran una auténtica tortura. Sus mejores amigos eran los números y las fórmulas; las ciencias exactas.
—Ya sé. ¿Qué te parece esto? Si mejoras tus notas prometo que me verás todos los días —ofreció Julián. Tamara sonrió.
—¿Y qué te hace pensar que quiero ver tu fea cara todos los días? —bromeó.
Las cejas negras del chico se dispararon hacia arriba y Tamy comenzó a carcajear cuando él la tomó por la cintura y comenzó a hacerle cosquillas.
Después de un rato, cuando retomaron la plática tranquila del principio, cuando habían llegado a un acuerdo, Tamara abrazó a su novio por la cintura en un impulso de demostrarle su agradecimiento y cariño.
Lo amaba. Lo amaba tanto y le agradecía que soportara sus desplantes y mal humor. Aplicó un poco más de fuerza en su agarre sin ser consciente, sin embargo él lo notó.
Julián aún no sabía cómo una chica tan bonita y graciosa como Tamy, había terminado fijándose en alguien tan serio e insípido como él. Pensó que Tamara no sabía cuánto le alegraba la vida cuando lo miraba con esos grandes ojos llenos de amor y admiración.
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Una promesa inolvidable ✔
Short StorySigue esperando que vuelva y cumpla aquello que le prometió.