La Carta

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La verdad no sé cómo empezar esta carta, carta que nunca pensé escribir; pero lo cierto es que existe una frase que dice "Quédate con quien te haga una mejor persona", y fue con esa frase que comenzó a tomar vida dentro de mí, el mejor sentimiento que hasta ese momento jamás había sentido.

No soy perfecto, y la verdad es que nunca lo he sido, ni lo seré, pero un día en una red social se me ocurrió desearle buenas tardes a una completa extraña, ¡una locura total!, locura que se convertiría en la mejor inversión de toda mi vida hasta ahora. Un 21 de Agosto conocí a la niña más hermosa, simple, inteligente, amorosa y extraordinaria del mundo; que con tan sólo 14 años, pondría mi mundo entero a dar vueltas; y pues fue en ese momento que aunque sabiendo que no era el hombre perfecto y que nadie lo es, daría mi mayor esfuerzo para ser el suyo.

Pasamos por momentos difíciles, sin duda, momentos que ninguna pareja de tan sólo 15 años merecería pasar; pero gracias a Dios existe una familia, familia que me enseñó a que si quieres algo o a alguien de verdad, no habrá obstáculo que impedirá que logre mis objetivos. ¿Mi objetivo?, enamorarla.

Me dediqué a regalarle todo mi espacio, toda mi atención y todo mi tiempo; y comenzaba a sentirme orgulloso al ver como mis esfuerzos daban frutos, que a su vez me brindaba una emoción interminable, una satisfacción insuperable. Pero lo que pocos saben es que esto me llevó a prohibirme a mí mismo de disfrutar muchas cosas, cosas esenciales e irrepetibles en la vida de un adolescente; y aun sabiendo todo esto, seguí adelante, pues decidí que no perdería algo que podía durar años, por un simple momento que al día siguiente no significaría nada; no valía la pena. Debo confesar que fue una de las decisiones más grandes e importantes que he tomado hasta el día de hoy, pero no me arrepiento ni un segundo de haber tomado esa iniciativa, pues "cuando comienzas a ver frutos, se vuelve una adicción".

Existen parejas que con el paso del tiempo su relación se va deteriorando, con los días se vuelven más distantes y menos amorosos, conllevando a aburrirse uno del otro, quizás culpa de la distancia o la monotonía; y pues, lo que pasó fue algo totalmente distinto, cada día se convertía en algo más grande para mí, se convertía en un sentimiento puro e interminable, que aunque éramos y seguimos siendo personas totalmente distintas, me enloquecía seguirla conociendo y aprendiendo sus gustos.

Comienzas a darte cuenta que te estás enamorando cuando sin importar lo desarreglada que esté, te seguirá pareciendo hermosa, cuando te deja de importar cuán mal te trate cuando esté en sus días o simplemente esté de mal humor, porque sabrás que luego se le pasará y te seguirá brindando ese amor y cariño que te hace sentir tan especial, en fin, cuando todos sus defectos te parecen perfectos. Entregué completamente todas mis fuerzas, vacié mi alma entera, sacrifiqué mi tiempo, mi espacio, mi sueño y todo mi amor por una relación, y que hasta el día de hoy lo sigue valiendo.

Aprendí a guiarme al ritmo de sus pasos, que por muy cortos y lentos que fueran, valía cada minuto la recompensa. Conociendo sus sentimientos, comenzamos a descubrir algo que es normal en cada pareja, nuestros cuerpos, que aunque insegura de sí misma y de si me iba a gustar, cada gota de su ser que descubría me hacía enloquecer, cada parte que tocaban mis manos se convertía en no sólo un privilegio, sino también en un honor; tanto que me encargaba de que no sólo yo me sintiera bien, sino que se encontrara cómoda y disfrutara tanto como ella me hacía sentir a mí. Me enamoré completamente de su cuerpo.

Respeto cada una de las razones por lo cual esto tuvo que acabar, y considero que fue una razón muy inteligente. Pero la verdad es que sé exactamente esa sensación de independizarse, de sentir que eres autosuficiente, me tocó vivirlo en carne propia al tomar la decisión de estudiar en un lugar lejos de mi casa, y debo confesar que lo logré, puedo decir que me siento capaz de vivir solo y afrontar todos los retos que me depare la vida, aprendí tantas cosas, que no hizo falta separarme de mi gran apoyo que me encantaría seguir teniendo cada día, porque quien está contigo en las malas, pero en las malas de verdad, merece estar absolutamente en todas las buenas y me gustaría que cuando llegase el día de cosechar todo ese esfuerzo, disfrutarlo y celebrarlo con esa persona que siempre estuvo.

Qué momento tan difícil aquel cuando la persona que amas te dice que ojala encuentres a alguien que te ame como tú la amaste a ella, cuando a la única persona a quien quieres amar y que te ame está frente a ti. Esto no es una carta de despedida, al contrario, como aquel 21 de Agosto, como aquel día, es una bienvenida, porque no importa cuál sea el momento, la hora ni el lugar, como todo este tiempo, te daré la bienvenida todos los días y toda mi vida a mi corazón. Siempre estaré para ti. Me encargaré que Dios te siga cuidando, no faltarán mis oraciones.

Una carta de BienvenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora