Capítulo 1

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Cuando por fin llegamos después de cuatro horas sentada en el coche escuchando a mi hermano preguntar constantemente ¿Cuándo llegamos? y a mi hermana con voz de pito cantar las canciones de los 40 principales, la vi, mi nueva casa. Decidí buscar la casa de mis sueños desde que cumplí los 18 años, me pase como tres años entrando en distintas páginas de google y ninguna casa me terminaba de convencer. Hasta que acabé entrando en la página con el nombre más feo del mundo y la encontré. Desde que la localicé no había dejado de pensar en como iba a ser por dentro, qué habitación usaría para qué, qué podría pintar, cómo la iba a decorar...

Mi hermana se ha pasado una semana pidiéndome constantemente venirse a vivir conmigo, pero ahora mismo no quiero vivir ni estar con nadie. Quiero estar sola durante un tiempo y disfrutar de cada uno de los rincones de mi nueva casa. Llevaba cinco años con mi ex Raúl, rompimos porque decía que no iba a ser lo mismo si nos mudábamos a la casa de mis sueños. Que él no podía dejar Barcelona porque tenía a todos sus amigos ahí, esperé que algún día cambiara de opinión hasta que me harté. No tengo que ser tratada como una mierda cuando puedo ser tratada como una reina.

Mi nueva casa está en Twickenham cerca del centro de Londres. Está rodeada de árboles y césped de distintos tonos de verde, próxima a un enorme lago de aguas cristalinas lleno de peces de colores. La casa está pintada de blanco con ventanas azules, el tejado y la puerta son de madera aunque tienen un color marrón bastante peculiar y eso me encanta.

Me bajé del coche y fui corriendo hacía la señora Mc Arthee que me entregó las llaves con un cordial saludo. Sin esperar a mis padres giré el pomo y entre con un entusiasmo tan grande que parecía un niño pequeño al que le habían comprado un juguete nuevo. Al pisar la entrada me fijé que a mi derecha había un mueble con un gran espejo y una pequeña lámpara color beige. Seguí caminando a gran velocidad y me encontré con un gran salón cocina. La cocina era muy moderna, tenía todo lo que uno podría desear: calderos, sartenes, moldes para galletas y magdalenas, una thermomix, un fogón... El salón tiene un sofá en forma de L blanco, una tele de 80 pulgadas y una gran chimenea. Pero lo que más me enamoró fue el gran ventanal con unas tumbonas en el porche y desde el sofá se puede apreciar el atardecer que cae en el lago. A la derecha del salón bajando dos pequeños escalones hay una mesa de comedor color rojo y seis sillas blancas.

Al final del pasillo habían otras dos puertas, una con un pequeño baño y otra color pistacho con una lavadora y un tendal. A la derecha habían unas escaleras de madera oscura, las subí a toda prisa para ver que más sorpresas me iba a encontrar. Me encontré tres puertas y una cuarta de color azul. Entre primero por la puerta azul, era un baño repleto de azulejos azules y blancos, tenía un espejo igual de alto que yo, un armario blanco para las cosas de aseo, un vater y una ducha. Entre después por una de las puertas blancas, por la segunda y la tercera y me di cuenta de que todas eran habitaciones y que cada una tenía una cama de matrimonio, una mesilla de noche con una lámpara, una ventana y un armario.

Después me di cuenta de que habían más escaleras y las subí también a toda prisa. Nunca me imaginé encontrarme con eso. Era una especie de ático con un diván junto a una enorme cristalera. Desde que lo vi me imaginé escribiendo sentada en el diván con una pequeña manta y tomándome un chocolate caliente. Decidí hacerlo mi sitio favorito en el que iba a pintar, escribir, dibujar, bailar... Iba a ser mi sitio especial.

Bajé corriendo y les dije a mis padres que era esta que no había que buscar más. Firmé el contrato y empecé a chillar como una loca porque por fin ya la había encontrado, ¡Ya era mía!

Empecé a meter la ropa que había traído en una pequeña maleta y a colocar varias cosas. Mi padre llamó a los chicos de la mudanza para decirles la nueva dirección y dijeron que vendrían el jueves por la mañana. No me lo podía ni imaginar.

Cenamos una pizza de cuatro quesos y mi hermano pego una foto de todos en la nevera. Al rato se marcharon a un hotel a descansar.

Carlota, mi mejor amiga, no dejaba de llamarme, tenía tantas ganas de hablar con ella pero sabía que al final me iba a enganchar para que fuera con ella a algún pub. Le escribí un mensaje diciéndole que estaba cansadísima y que ya había encontrado la casa pero que hablaríamos mañana.

Tenía tantas ganas de comenzar mi primer libro en el que iba a hablar sobre una chica que vive un amor sin complicaciones que intenté empezar hablando un poco de mi antes de empezar.

- Me llamo Noa, tengo 23 años y acabo de terminar mi carrera de psicología. Adoro bailar, escribir y dibujar aunque también me apasiona cocinar, cantar y la playa. Tengo los ojos color miel, mido aproximadamente 1,70, soy más bien blanquita y ni muy delgada ni muy gruesa. Suelo congelarme los pies y las manos en invierno. Mi pelo es castaño y a veces aparenta más claro. Suelo vestir bastante bien, me gusta la moda pero no me obsesiona. En los días de lluvia suelo acurrucarme y escuchar las gotas chocar con el cristal de la ventana y en los días muy fríos me encanta taparme con una manta y ver películas durante todo el día.

Vengo de una familia un poco peculiar. Tengo dos hermanos, Marta y Cristian. Marta tiene 16 años, es rubia con ojos marrones tirando a verdes, mide 1,50 y adora molestarme. Ama ir a la moda y pasarse el día dentro del centro comercial con sus amigas comprando la primera cosa que le gusta. Mi hermano tiene 9 años y se pasa el día jugando a la consola o a los coches. Se parece mucho a mi, tiene los ojos color miel y tiene una colección tremenda de películas Disney que ve una cada noche. Mis padres son Ana y Gustavo. A mi madre le gusta cocinar y a mi padre ver los deportes de la sexta. Mi madre es muy pija, exageradamente pija, es rubia con ojos azules, delgada y de estatura media. Se parece a las barbies que me compraba de pequeña. Mi padre en cambio es un aficionado a los deportes, solo quiere que gane la UD o el Barcelona. Mide aproximadamente 1,90 y no se parece a un ken que complementa a la barbie de mi madre si no que es un tio regordete de poco pelo y lo único que lo hace destacar son sus tremendos ojos azules que brillan como las estrellas. Mi abuela siempre ha sido mi punto de apoyo. Me crió desde que tenía dos meses y nunca se ha querido separar de mi. Decidí buscar una casa cerca de la suya para poder ir un día a la semana a comer sus famosos espaguetis boloñesa. Se llama Catalina y es viuda. Mi abuelo José murió cuando tenía solo 4 años, la verdad es que no me acuerdo mucho de él, pero sé que me daba 1€ cada vez que ayudaba y lo hacía bien. Se que el de alguna manera ahora esta conmigo y no me entristezco como otras personas porque sé que el nunca me va a fallar y que algún día lo encontraré de nuevo.

Mis mejores amigos son Carlota y Álvaro. Me crié con ellos desde que empezamos la guardería con 3 años. A Carlota le encanta absolutamente lo mismo que a mi. Hemos hecho todo juntas desde que éramos muy pequeñas, hemos ido a campamentos, a ballet, a cursos de cocina, concursos de canto... Es morena con ojos azules, mide 1,70 como yo y seguramente se venga a vivir conmigo algún día. Con Álvaro en cambio, me pasaba las noches jugando a la play o jugando a culo. Álvaro mide 1,95; le encanta la natación y el baloncesto pero lo que más le gusta es vivir en la casa de al lado. -

Acabé, guardé el documento en word y me puse una película de telecinco. Sobre las 12:30 subí a una de las habitaciones y estaba tan cansada que me acosté sin taparme con las mantas aunque hacía muchísimo frío.

1000 Maneras de enamorarme de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora