Capítulo 22: Niñero

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Mi padre irrumpió en mi cuarto sin avisar.

Yo estaba tirada en mi cama con la mirada puesta en el techo pensando en mis cosas.

-Evelyn y yo vamos a salir- me gruñó, aún estaba notablemente enfadado- baja un momento.

¿Qué me importaba a mí que fueran a salir?

Aún así bufé y me levanté a regañadientes.

Baje las escaleras lentamente y me frené al ver a Jordan recostado sobre el sofá con los brazos abiertos.

¿Qué hacía él aquí?
Bueno también era su casa, pero no lo quería cerca, no al menos por ahora.

-Estarás a cargo de Jordan- Evelyn nos miró entrecerrando los ojos mientras mi padre hablaba- no me fío de ti como para dejarte sola, igual volvemos y toda nuestra casa esta llena de nudistas- yo rodé los ojos.

No quería que me cuidará él.

-Ya tengo 18 años, sé cuidarme- me crucé de brazos.

-Jordan estás a su cargo- mi padre se dirigió a Jordan y este asintió.- Volveremos mañana, Evelyn quiere ir a mirar algunos temas de la boda en la ciudad vecina.

Genial, el destino otra vez de mi parte.

-Cuidaros- Evelyn nos hecho una mirada de advertencia antes de salir por la puerta.

Mi padre ni se despidió de mí.

No me di oportunidad de ver la bonita y rompible cara de Jordan y subí a mi cuarto a darme una ducha.

No me sentía muy segura de mí misma estando con él tan cerca y los dos solos.

No entendía porque me ponía así, él ya no sentía nada por mí. Debía recordármelo.

Salí de la ducha y me sequé rápidamente, hacía mucho frío.
Maldije mentalmente al olvidar mi pijama en mi cuarto.

Ahora debería pasar más frío, estando solo en ropa interior.

Salí a mi cuarto y abrí rápidamente mi cómoda en busca de algún pijama calentito.

-Estas muy sexy.

Di un enorme grito al oír la voz de Jordan detrás de mí y tape con lo que pude.

-¡Sal de aquí, idiota!- le grite aún más fuerte y él se carcajeó levemente.

Se encontraba tumbado en mi cama, con sus dos brazos flexionados debajo de su cabeza.

Tragué saliva, él provocaba que mis hormonas reaccionarán enseguida.

-Vete, para que pueda cambiarme- le dije más calmada pero aún molesta.

-¿Qué son esos moratones de tu abdomen?- su expresión cambio a sería y se levanto de la cama.

Volví a tragar saliva pero esta vez por nerviosismo.

-¿Qué moratones?- me cubrí aún más con lo que tenía en la mano, que eran unos pantalones de pijama.

-¿Quién te los ha hecho?- sus puños se apretaron y se acercó aún más hacia mí.

Intenté retroceder pero no pude, la pared estaba detrás de mí.

-No sé de qué me estás...- me callé al sentir su mano sobre la mía.

Hacía mucho que no sentía su tacto de esa manera así que lo disfruté.
Él fue retirando poco a poco los pantalones y mi abdomen lleno de pequeños moretones y esos dos ridículos tatuajes fueron quedando a la vista.

Suplícame #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora