El último verano.

Capítulo 1.

Más del tiempo esperado, valió la pena esforzarse en el ultimo curso de la universidad. De no haberlo hecho, hoy no estaría haciendo las maletas.

A mis padres, Ernesto y Paloma, no les gustó la idea de irme tan lejos, y más aún si iba con Sofía o, como todos le llamamos, Sofi. Dentro de quince minutos sale el vuelo de Madrid a Miami, que ganas tengo de que empiece todo. Ya en el coche, voy a casa de Sofi para ir juntas al aeropuerto, cuando llegamos pasamos el equipaje por las bandas. Una vez dentro del avión elijo el asiento de la ventanilla, Sofi tan sólo se limitó a sentarse en el asiento libre. 

Llevamos una hora de vuelo y cada vez me arrepiento mas, hubiera sido mas fácil irnos juntas a un piso en el centro de la ciudad.
Hemos arriesgado muchísimo por este viaje. Prometimos ganarnos la vida allí, y si no conseguíamos nada volveríamos a Madrid. Es un cambio muy grande.

Después de el largo viaje llegamos. Bajamos de el avión y un hombre nos da nuestras correspondientes maletas. nos dirigimos a la salida del aeropuerto y cogemos un taxi. Ni siquiera tenemos una casa, tan solo tenemos una habitación de hotel reservada, nuestro padres nos dejan un día como máximo para ganarnos la vida y conseguir una casa, claro, que ya tenemos varios números de teléfonos para contactar a consta de casas.

Nos encontramos frente a recepción, en el hotel Grand Beach Hotel. Mientras pedimos una habitación para dos nos damos cuenta de la gran piscina que hay fuera. al fondo del vestidor hay un mapa donde indica donde esta cada ala, y que hay en ella. Mientras me entregaban la llave de la habitación Sofi se acerca hacia el mapa y le hace una fotografía desde el móvil. 

Seguimos las indicaciones del mapa y llegamos a el ala derecha del hotel, habitación 22. Pasamos la tarjeta (que incluían las llaves) y la puerta se abre. Paso antes que Sofia y observo la habitación tan decorada y alucinante. Entramos a un cuarto de baño, espacioso y brillante, al lado de una estantería hay una puerta, entramos a la siguiente habitación y encontramos un enorme jacuzzi, -merece la pena gastarse tanto dinero- a pesar de las ganas de entrar en él, seguimos viendo la enorme habitación. Dejamos las maletas encima de la cama y bajamos a ver la playa, es preciosa. Mientras mirábamos embobadas el mar, alguien nos esta hablando.

Me giro y veo a cuatro chicos, jugando a voleibol, estábamos en mitad del partido. Sofía seguía mirando tranquila, hasta que oye de fondo las risas de tres chicos. Sonrojada, se aparta del terreno. Uno de ellos. el más bajo, le pide que nos deje, -cosa que agradecí, hasta el punto que el también empezó a reír.- hicimos como si no nos importase y nos fuimos con dignidad -la poca que nos quedó después de tal humillación. Los chicos empezaron a seguirnos pidiendo disculpas. 

- Esperad chicas, solo era una broma, no hay problema.

- ¡Eso! nosotros seriamos los que nos enfadásemos no crees? nos habéis jodido el partido. 

- Mirar bombones, me la suda vuestro estúpido partidito de machotes. dejarnos en paz. - soltó de golpe Sofia

- Me llamo Alejandro. - Dijo el mismo chico que hizo el intento de ayudarnos.

- Yo Hugo. 

- Y yo Raúl. 

Las dos nos quedamos calladas, a decir verdad eran unos de los chicos más guapos que conozco, pero eso no escusa que se comporten como auténticos payasos. Seguimos andando, pero por lo visto no estaban dispuestos a dejarnos ir así, empezaron a seguimos, hasta que por fin fui capaz de hablar.

- Soy Noa, tenéis algún problema? ¿os puedo ayudar en algo?

- Solo queremos que os lo toméis a broma, por favor, aunque no lo parezca somos auténticos caballeros. - Dijo Hugo intentando ser gracioso. 

- Se nota. - dijo casi pasando desapercibida Sofia. 

- No sois de por aquí, ¿me equivoco?- Preguntó Raúl. 

Afirmamos con la cabeza.

- Si queréis podemos enseñaros un poco esta zona.- Dijo Hugo. 

Yo negué con la cabeza, pero Sofia dijo que si, así que acabamos dando vueltas con tres extraños.