Un día normal.

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POV.NARRADOR

   En una habitación alumbrada por una tenue y débil luz, se encontraban  unos delgados y desnutridos chicos recostado cada uno en la espalda del otro, intentando regular la respiración con tranquilidad a la par de que jugaban con el humo saliente de sus bocas simplemente para ignorar el descomunal frío chocar con sus pieles desnudas, cosa imposible ya que esta empezaba a provocar un gran dolor que llegaba hasta sus hueso... 

Tratados como animales siendo alimentados con basura vomitiva, utilizados por hombres de identidades desconocidas solo para complacer su necesidades sexuales, unos perros calientes sin control de lujuria que los llevaba a la ruina de manera lenta, pero claro, con un proceso deleitante y placentero. Pero... Sin amor alguno.

  Si, adivinaste, eran unas putas vendidas como compañeras de noche, ¿Y los compradores? Solo unos tipos con necesidad de atención... Pero a diferencia de ellos, en los pequeños y demacrados corazones de esos niños se podía saborear los sentimientos... Las Esperanzas, el amor, la nobleza... E inocencia, que a pesar del abuso se mantenía intacta en algún rincón de su ser de manera intocable... Unos ángeles puramente impuros.

-Saldremos de aquí... Kai - resona una voz de infante causando el eco por las paredes, proveniente de  suaves y azulados labios causadas por el frío... Labios que le pertenecían a un niño de cabellera violeta alisada y alborotada, en su rostro se notaba la ausencia de luz casi por completo, igualada con el tono de sus palabras... Pero estas, no estaban bacías ¿Porqué? había esperanza en ellas, aunque fuera muy pero muy escasas, ahí estaban.  

-... Me vendrás a buscar... ¿Verdad?- fue esta vez un otro niño que tomo la palabra... Pero, con la misma debilidad que el anterior y ausencia de luz cargada en las palabras... Había una diferencia y era que este niño estaba completamente perdido en un mar de hilos enredados, apresando su pequeño cuerpo haciéndole imposible el escapar de ahí... Donde solo existía una orilla en aquel mar de hilos... Orilla en donde su hermano lo recibía con la mano extendida, como si se tratase de su única salvación. 

- Es una promesa.
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-Cariño... Para un poco que estoy algo cansada ¿Si? Andá a jugar con tu hermano así puedo terminar de limpiar la casa... Aunque sea eso. -Era poco común el ver a aquella ama de casa tan irritada, pero era de esperarse después de haber pasado casi todo el día limpiando los restos que habían quedado del cumpleaños de sus dos hermosos hijos, los cuales en ese momento tenían exceso de energías, llevando a su madre al límite de paciencia- ¡Kai! En serio, ayuda a tu hermano con los juguetes... Mami esta cansada... -en verdad odiaba el regañar a sus tesoros, aquel niño de extraño cabello azul no paraba saltar de un lado a otro intentando llamar la atención de su madre... Eliminando casi todo rastro de energías. 

  Como si aquellas palabras fueran un control remoto los saltos del pequeño niño se detuvieron, obligando a este a que mirara el rostro cansado de la mujer... Las ojeras eran notorias y la respiración de esta muy tranquila... Parecía a punto de dormirse en un descuido. Agachó la cabeza apenado empezando a jugar con sus pies, a la par de que una lágrimita de arrepentimiento amenazaba con salir, y de un momento a otro la mujer se abalanzó sobre su hijo evitando su salida con uno de sus pulgares, que delineó el delicado contorno del ojo de su tierno niño con una suavidad que solo ella podía lograr.

-No cariño... Solo estoy un poquitín cansada, andá a jugar con tu hermano, lueguito voy yo para empezar a armar el rompecabezas que papi trajo ayer ¿Si? - a pesar del cansancio en cada palabra se vio reflejado el cariño, estaba algo arrepentida de hacer llorar a su pequeño... Arrastró su mano hacia el cabello del niño empezando acariciarlo, mientras que de sus labios un suspiro cansado se tomó la molestia de salir. 

-M... ¡Mhm! -asintió repetidas veces, ya no quería ser más una molestia para su amada madre, y sin esperar más puso en marcha sus pequeños pies en dirección a una gran puerta, suponiendo que detrás de ésta se encontraba su hermano mayor jugando como tantas veces con los autos que su padre le había regalado... Cosa que envidiaba pues él no había recibido nada, y sin poder evitarlo lloriqueaba para que se los prestase.

- ¡K-kai! -otro niño había dado un pequeño salto al escuchar la puerta abrirse de manera tan repentina, dando otro al ver de quién se trataba. 

- ¿Eh? ¡¡Traidor!! 

-Kai, ¡Es que te estabas tardando!

- ¡Pero no es era necesario eso!- señaló acusador a sus soldaditos de juguetes tirados al suelo, teniendo a los soldados de Gakupo "apuntándolos" con el arma.- ¡Un verdadero guerrero no apuñala por la espalda!

-Bla bla bla, vení y sigamos jugando, una guerra no se gana sola -afirmó a los soldados ajenos en el suelo, preparándolos para otra batalla. 

  Los niños se mantuvieron en el suelo por varios minutos, jugando lo que en su mente era una lucha infinita y decisiva, moviendo los soldaditos con agilidad y gritando dramático cada vez que uno de los soldaditos caía... Simplemente una imaginación que todo cineasta envidiaría. 

- Niños... Ya va a empezar sus dibujitos, les preparé unos dulces para que coman mientras lo ven- habló la madre asomando su cansado pero enternecido rostro por la puerta, esperando aquella predecible emoción de? los pequeños. 

- ¡¡Siiii!! ¿Compraste bon o bon? -saltó del suelo corriendo a la puerta, sin importarle tropezar. 

-Claro, no me olvidaría de eso -dijo orgullosa abriéndole el paso a sus hijos, los cuales, como si se tratara de una maratón corrieron a las cocina.- ¡D-despacio! 

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Bueno, ahí el primer capítulo... Este va a ser un mini fic pues no me gustaría explotarlo mucho... Me despido por ahora y de seguro mañana tendrán el siguiente capítulo, chau chau~.  

Te volveré a ver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora