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Era una mañana calurosa, primeros días de noviembre, mi hogar se hallaba en total silencio, apenas si desde mi habitación se oían algunos de los sonidos del exterior, aunque en verdad no pensaba en ello.
Era la paz antes del caos, la tranquilidad y el silencio era simplemente hermoso, pero siempre se veia irrumpido a la misma hora, el mismo tono. La alarma me informaba que era momento de despertar, y no hice mas que salir de la cama para sentir el frio del piso recorrer mi cuerpo a traves de las plantas de mis pies.
Me observé al espejo, analizando en detalle cada aspecto de mi, como mi cabello caia sin gracia por mis hombros, mis labios apenas mantenian una tonalidad que se asemejaba al rojo, las ojeras bajo mis ojos, y para sumarle algunas marcas de la almohada en mis mejillas.
Reí, mas al ver mi sonrisa la oculte tras mi mano, simplemente por que no me agradaba...
No tardé en alistarme, sabía que en la cocina me esperaba el tazón vacío, una nota deseandome buenos días, y la caja de cereal a un lado.
Nada cambiaba de la rutina, todo era igual, incluso la forma en que me sentaba a leer un poco a la vez que tomaba el desayuno...
Pero no tardó en llegar... No tardó aquel que me sacaba de esa monotonía, aquel con quien podia sonreir aun cuando ni a mi espejo podia regalarle tal gesto...
Chester... Tenia el cabello alborotado, piel blanca y pálida, ojeras bajo sus ojos, la ropa algo desaliñeada... Y aun asi era perfecto para mi.
Un suspiro de alivio surgió de mis labios, casi como si lo hubiese esperado toda mi vida y finalmente alli estaba. Extendió sus brazos y yo no tardé en abalanzarme sobre él, procurando esconder mi rostro en su cuello para impregnarme de aquel dulce aroma que desde que conocia al joven siempre me habia encantado.
Dificil seria,decir que no sentia algo por él, que cada vez que entrelazabamos las manos como dos niños mi estomago no se alborotaba por las mariposas... Inclusive la forma en que pronunciaba mi nombre hacia temblar mis rodillas, no creo que por esa época no notara lo enamorada que me tenia, que si habia algo que amaba, aparte de bailar, era pasar los dias enteros con él... Me hacia sentir especial... Pero yo no era la única que se sentia asi, o eso creia. Pues él quizas no era el mas apuesto, atletico, o inteligente... Pero era el chico mas dulce y amable de todo el colegio.
Chester era un huerfano.. Jamas indagué en su historia, y él tampoco en la mia, solo nos contabamos lo necesario y ya.
Sabia que hablar del tema no le agradaba, eso daba a entender, y era normal cuando se ponia a pensar que quizas el nombre que traia ni era el suyo, no tenia identidad, no tenia nada mas que a mi, pues estaba por cumplir la mayoria de edad, y el orfanato te dejaba a tu suerte cuando eso ocurria, o eso me dijo alguna vez.
Es por eso que yo lo cuidaba como lo cuidaba, por eso le tendia mis brazos para que se refugie en ellos cada vez que necesitaba un desahogo, una palabra de aliento.
Fue la única persona a la que dejé entrar en mi mundo, pues yo siempre alejé a todos sin importar que, y siendo honesta, viví sola tanto tiempo que en realidad era inalcanzable, el simple hecho se intercambiar palabra conmigo era un logro.
Ahora que estoy escribiendo esto simplemente me doy cuenta de que no debi hacerlo... No debi confiar solo en Chester, al fin y al cabo él siempre tuvo razòn, mas cuando yo me observaba al espejo.-"¿Quién podria amarme?..."- esa frase la utilizaba a diario, y él siempre decia lo mismo.
-"Quién se de el tiempo a conocerte se enamoraria perdidamente de ti... Deja de alejarlos a todos..."-
Incluso si repitio aquello infinidad de veces, incluso si fue una frase que probablemente jamas voy a olvidar... Nunca creí en ella.
Recuerdo claramente que luego de aquel abrazo él me sostuvo por la cintura, nuestros ojos se encontraron antes de que nos separaramos.
Una risa algo nerviosa se escapó de sus labios a la vez que rascaba con cuidado su mejilla.
-¿Nos vamos?...- me atreví a soltar en voz baja, solo para matar aquel silencio que se había formado.
No era incomodo, ningun silencio con él lo era a decir verdad.
-Nos vamos..- contestó a la vez que tomaba sin vergüenza mi diestra, y luego de que yo cerrara la puerta con llave empezamos a caminar.
Me atreví a entrelazar mis dedos con los de Chester... Aun recuerdo lo cálido de su tacto, y la suavidad de su mano.
Sonreí, y caminamos de esa forma hasta llegar al colegio.
La estructura de ese lugar... Aun tengo una imagen nítida de este.
Los ladrillos rojos, los amplios tejados negros, las rejas rodeando toda la manzana, ademas del dulce aroma de los jazmines que estaban plantados en la entrada, siempre disfruté de ellos...-¿Terminaste la tarea de química?.- comentó a la vez que echaba una rápida mirada sobre mi.
-Sabes que si... Te pasaré lo que necesitas, ¿Si?..- sentí como aun no apartaba su mirada, pero sencillamente no le preste mas atencion al tema.Nota de Autor:
Chester es un personaje del cual no tomo ningun crédito ya que fue ideado por mi pareja.
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Chester
Romance1 Las manecillas del reloj avanzaban despacio, como si cada segundo le doliera... En parte comprendia aquella sensacion, esa en que cada momento que ocurre sientes aun mas dolor en el pecho, incluso si intentas ahogarlo de mil maneras... Con el ti...