Introducción

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Primer encuentro

Era un día cualquiera en una lúgubre mansión en medio de un frondoso bosque que te erizaba la piel con solo verlo. Inesperadamente, alguien llamo a la puerta de esa casa, en la cual habitaba una familia compuesta por 6 hermanos, con distintas madres pero el mismo padre. Tenían una gran popularidad y eran conocidos como "Los Sakamaki", tanto por su poder y dinero como por su audacia y belleza. El segundo hijo, Reiji fue el que se despegó des sus responsabilidades y se aceró a la entrada para atender al invitado. Cuando abrió, se encontró con una cara conocida que identificaba como su padre. Era un hombre relativamente joven, de unos treinta y siete años con un peculiar cabello albino que se veía retocado por unas curiosas puntas rojizas. Sin dudarlo, el joven de cabellos azabaches saludó a su padre formalmente y lo invitó a pasar con toda educación.  Este entró, inspeccionando la mansión y el estado en el que se encontraba. Después de todo, los años le empezaban a pasar factura a ese precioso y señorial lugar. Cuando llegó al salón, sonrió genuinamente y se dispuso a hablar: 

- Buenos días mis queridos hijos.-saludó el adulto- Imagino que mi presencia aquí es bastante sorprendente, pero aun así os la explicaré. La cuestión es que tengo un problema con cierta persona y necesito vuestra ayuda para poder solucionarlo. 

- Explícate, porque no estoy entendiendo nada- dijo Ayato, uno de los trillizos con su típico tono prepotente, pero confundido.- ¿Qué podríamos hacer nosotros? -Indagó. 

- La cuestión es que vosotros tendréis que pasar una temporada en su casa. Esa persona es joven, como vosotros, así que seguro que s podréis llevar bien.- dijo su padre, en un intento de convencerlo. 

- No pienso ir a casa de una mimada- se opuso, muy indignado, el menor de los hijos, Subaru. 

- No deberías juzgar a una persona sin conocerla, es un gran error por tu parte. Aún así, puedo asegurarte que ese no es su estilo. Ella es algo más como atrevida y picante. Ella y yo estamos en una disputa, ya que yo deseo una parte del dinero de su herencia y el diario de su padre. Por eso, os pido que aguantéis con ella 1 año, para así yo poder conseguir mi objetivo.- explicó resumidamente Karl. 

- ¿Qué obtendrá ella si nosotros perdemos? - preguntó con curiosidad Laito, mirando fijamente a su padre.

- Ella obtendrá la parte de herencia que yo recibí por parte de su padre muerto y el descanso de que yo no vuelva a molestarla.- respondió a la pregunta, con un suspiro final. 

- De acuerdo padre, pero... ¿Cuándo vamos?- preguntó el mayor de los hijos, un perezoso rubio de nombre Shu. 

- Mañana a primera hora partiréis y alrededor del medio día llegaréis a su mansión- hizo una pausa y después prosiguió - Puede que parezca una chica fría, pero tened paciencia con ella, no ha tenido una vida fácil. Aún así, ella es muy dulce y su frialdad es una protección que utiliza para prevenir dolor. Bueno hijos, yo me retiro, el chofer tendrá la ubicación a al que llegaréis, solo tenéis que hacer las maletas. Mucha suerte. - acabado ese monólogos, el albino mayor se retiró, dejando a sus hijos pensativos. 

-¿A que creéis que se refería padre?- preguntó el pequeño Kanato, con un toque de curiosidad. 

- No lo sé, pero será mejor que vayamos a dormir, ya que seguro que mañana será un día problemático. - respondió Reiji, y sin dudarlo todos se fueron a sus respectivos cuartos, siguiendo el consejo de su hermano. 

A la mañana siguiente, tal y como había dicho su padre, se levantaron y a primera hora salieron con la limusina después de haber dejado todas sus pertenencias en el maletero. Después de un pesado viaje, por fin observaron desde la lejanía una hermosa mansión. Les recordaba a la suya por los grandes jardines que la rodeaban. Cuando ya estuvieron listos, cogieron cada uno su maleta y se adentraron en la propiedad. Llamaron a la puerta, pero no recibieron puerta, así que entraron igualmente, debido a la lluvia fría que empezaba a caer sobre ellos. Avanzaron a lo largo del pasillo principal de la mansión, hasta que oyeron una dulce voz femenina: 

- Vaya, ¿no os parece un poco feo eso de entrar en una propiedad privada sin el permiso del dueño?- dijo esa voz.- Aún así, supongo que debería presentarme. Soy Yui, Yui Komori.- dijo esa preciosa joven de ojos rojizos como el mismísimo rubí y pelo rubio que hacía competencia con el oro que acababa de aparecerse frente a ellos de la nada.- Un placer conocerlos.- dijo sonriendo y mostrando unos largos y afilados colmillos. 

-¿Qué es esto? ¿De dónde has salido?- preguntó el de pelo violeta, con un pequeño tartamudeo y escondiéndose tras sus hermanos. 

- Oh, ¡no os han hablado de mi pequeña particularidad? - preguntó sonriente la joven. - Entonces tendré que hablaros de mi salvaje naturaleza. Soy una dama de la noche. Un vampiro bastante hambriento. -dijo dando una sonrisa que enseñaba aun más sus blancos colmillos. 


Hola a todos mis bebés

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Hola a todos mis bebés. Estoy reescribiendo la historia, y he decidido ir poniendo a las diferentes familias a pequeñas dosis, y obviamente iba a iniciar con los Sakamaki. 

Quiero saber vuestras opiniones y quiero estrellitas, que de verdad me animan mucho a seguir escribiendo. 

Muchas gracias. 

Os quiere, AngelKag. 

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