Tardes Pasionales

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Tu larga cabellera castaña oscura me hacia recordar a aquellos largos caminos que no tenían ni un comienzo ni un fínal.

Hasta en el día de hoy te sigo extrañando amor y aunque los motivos que fuesen que hicieran que nos despidiéramos, mi corazón y tan solamente mi corazón no dejaba de pensar día y noche en vos.

Es hasta el día de hoy, que recuerdo tus ojos color almendra; como la nuez me hacía recordar aquellas tardes de verano que pasábamos los dos juntos, debajo de un fuerte y oscuro árbol que nos protegía de aquellos rayos solares y de aquellos calores sofocantes, me acuerdo de aquel primer beso que nos dimos casi apasionadamente los dos.

Tus besos eran como la miel, irresistiblemente dulces y tentadores, tu piel que parecía ser de porcelana, no dejaba de recorrerla por la mía.

Al mirar a tus ojos bellos me di cuenta de algo, tus ojos eran tan bonitos, tan pintorescos, como la navidad que habíamos pasados los dos, aquella noche en donde ni el frío ni la nieve nos impedía encender nuestra propia estufa, que se hacía, que es y se hace llamar nuestro amor eterno.

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