Park Chanyeol se sienta en la tercera fila, en el cuarto asiento, área de psicología, siempre a la misma hora.
Pero ésta vez llega cinco minutos más tarde de lo acostumbrado con el cabello aún mojado, su mochila abierta y tropieza en cuanto intenta acomodar sus largas piernas en el incómodo asiento compartido. Olvidó programar la noche anterior su alarma, pero eso no pareció importarle mientras concentrado jugaba Resident Evil 4 a las tres de la mañana y con una bolsa de trituras como única compañía.
Miró a su compañero de asiento y suspiró, éste escondía su cabeza con los brazos cruzados y su respiración se notaba demasiado ligera. Chanyeol le envidió un poco, su compañero siempre lucía tan pacífico en su sueño, mientras que él solo lograba dormir lo suficiente. Luego pensó en como llevaban tres meses sentándose juntos y a penas habían establecido una conversación decente; básicamente porque el contrario se la pasaba dormitando la mitad de las clases. No entendía como era uno de los mejores.
Al menos sabía su nombre, Baekhyun. Y bueno, sólo lo sabía porque se vio en la necesidad de pedir prestado su cuaderno al faltar por casi tres días. Tres días mal gastados en la poca comodidad de su cama al ser preso de una jodida gripe. Su voz incluso se había escuchado más ronca y no quiso saber como era eso posible.
Se enfocó de nuevo en Baekhyun, se le veía tranquilo, aunque no lo fuese en absoluto. Puede que el alto le observe en los recesos cuando éste no se inmuta y puede también que lo haga la mayoría del tiempo. Era un idiota si no admitía que el bajito le atraía.
Veía a Baekhyun como alguien juguetón y optimista, siempre riendo y bromeando con sus amigos, yendo de aquí allá cada mini segundo, tal y como un niño pequeño. Y tuvo el honor, según él claro, de escucharlo reír en una de sus no conversaciones, cuando Chanyeol accidentalmente tiró de sus cosas al intentar pedirle un lápiz prestado. Se ponía ridículamente nervioso al tenerle cerca, sentía como su corazón amenazaba con salirse y el color subía rápidamente a sus mejillas. Intentó invitarle a comer en una ocasión, pero antes de que terminara la oración Baekhyun se quedó dormido, jamás había estado tan avergonzado.
No era un día muy diferente a otros, el alto anotaba todo lo que podía en su cuaderno mientras que el contrario dormía. Y justo cuarenta minutos antes de dar por terminaba la clase, se levantaba y escribía lo poco que visualizaba en los apuntes de Chanyeol. Aunque éste secretamente ladeaba su cuaderno y dejaba que copiara todo lo necesario.
Se armó de valor, el cual sabía le duraría muy poco, y decidió preguntar.
—¿Por qué sueles dormir tanto, Baekhyun?
El nombrado se giró tratando de ocultar la sorpresa en su rostro, pero en vez de responder sólo le dedicó una vaga sonrisa y salió de ahí. Chanyeol no sabía si sentirse rechazado, intrigado o un pedazo de ambas.
El más bajo una vez hubo salido, frunció el ceño en señal de total confusión, si Chanyeol fuese otro estudiante simplemente lo dejaría pasar y no le tomaría demasiada importancia. Pero no era así.
Y Baekhyun lo sabía, por supuesto que sí. Era consciente de todas las miradas que éste le dirigía cuando aparentaba no mirar y de como dejaba que copiara de sus apuntes como si no hubiese hecho un gran esfuerzo por tenerlos. Era extraño, pero le agradaba.
Fueron incontables las veces en las que aguantó el estallar a carcajadas para no herir el ego del alto, si es que acaso poseía alguno. Le agradaba lo torpe que solía ser y más aún cuando intentaba no aparentarlo. Porque al parecer todo lo que sus manos tocaban dejaba de existir, o algo así. Ni siquiera habían hablado lo suficiente como para decir que confiaba en él, pero lo hacía, era un completo desconocido pero se preocupaba por él. Como la vez que olvidó llevar dinero para su almuerzo y el alto simplemente le ofreció la mitad del suyo, pensó en rechazarlo pero su estómago parecía muy de acuerdo con el contrario. Y jura que fue la comida más incómoda de su vida, su brazo se pegaba junto al del alto y justo ese día, vaya a saber porque, Chanyeol llevaba una camiseta sin mangas y eso no ayudaba mucho en la cabeza del mayor. El contrario poseía, para su mala o buena suerte, unas brazos bronceados y bien marcados, Baekhyun sólo quería comer y marcharse rápido. Cosa que no pasó desapercibida para el contrario quien no pudo evitar el sentirse mal, era como si el mayor hiciese hasta lo imposible por no permanecer a su lado.