Bump Off Lover

Prologo "Antiguas cuentas"

Seúl, Corea del sur

Él entro a su apartamento en uno de los barrios céntricos más ostentosos y habitados de Seúl. Estaba exhausto, había tenido un día por demás extenuante y ahora, lo único que quería era darse una ducha y dormir. Se coloco sus pantuflas y entro al apartamento mientras colgaba su abrigo en el perchero que se encontraba a un lado de la mesa, y coloco sus llaves en el llavero que se hallaba encima de una mesita decorativa. Por un momento el reflejo de su rostro en el espejo logro distraerlo. Definitivamente no era su mejor día pensó. Sus ojos mostraban ya unas pronunciadas ojeras, y su rostro, que siempre era considerado por las mujeres como uno de los más agraciados, hoy lucia algo demacrado. Pero es lo que puedes esperar cuando únicamente logras dormir cuatro horas diarias, pensó.

Con el mismo cansancio y estado de animo camino hasta la sala de su casa y se detuvo frente al teléfono, que descansaba en una de la mesitas laterales, para pulsar el botón y escuchar sus mensajes. Fue entonces cuando sucedió. Él, era una persona que vivía con la guardia alta, nunca la bajaba en ninguna circunstancia desde hacía ocho años. Siempre estaba atento a posibles amenazas y hoy que por primera vez había bajado la guardia, tan solo por unos segundos, pagaría muy caro su error. Eso fue lo primero que pensó, cuando sintió el frio cañón del arma que apuntaba a su cabeza. Pudo escuchar también el sonido que hacia carrete del arma cuando era preparada para disparar. Y por un instante, cuando levanto la mirada, pudo ver el reflejo del hombre que le apuntaba en la vitrina donde guardaba su colección de películas.

Realmente había cometido muchos errores y el bajar la guardia esa noche, solo había sido el ultimo en la larga lista. Él firmo su sentencia de muerte desde el momento en que confió en la persona que ahora le apuntaba con el arma a la cabeza. Sabia que no tenía escapatoria, el sonido del seguro siendo retirado le indico que su hora había llegado. Su tiempo se había agotado.

Lo único que pudo pensar en ese momento fue en lo que había sido su vida, una breve sucesión de imágenes inundo su mente. Pensó en su novia; a la que le amaba tanto y a quien había prometido que se tomaría unas vacaciones para poder hacer un viaje solos, un viaje que ya nunca harían. Pensó en sus amigos, con los que se tendría que haberse reunido mañana, ¿qué pensarían cuando él no llegara? ¿como se tomarían ellos su muerte? Pero sobre todo pensó en su hermanita, aquella a la que no había visto en mas de diez años, y a quien había jurado proteger a toda costa. Ahora ella se quedaría sola y desprotegida.

Su ultimo pensamiento y deseo fue por que ella nunca conociera la verdad. Que ella nunca conociera el sabor de la traición, como lo sentía él en ese momento. Que el dolor y la desesperación no pudieran alcanzarla. Y que "él", nunca diera con ella. Su ultimo deseo fue por que dios le permitiera vivir una larga y feliz vida. Con ese ultimo pensamiento, finalmente cerro los ojos. El sonido de un disparo fue lo que logro romper el silencio en aquel oscuro y tranquilo edificio.

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Seattle, Washington

Anne despertó sobresaltada esa mañana, se levanto de su cama y miro por la venta de su cuarto. El sol ni siquiera había comenzado a salir, y pudo comprobar en el reloj que se encontraba a un lado de su cama, que aún era bastante temprano, apenas las cinco de la mañana. Pudo ver a lo lejos como unas nubes grises iban cubriendo el cielo aún oscuro, sería un día lluvioso pensó. Por lo que opto por volver a la cama y tratar de dormir un poco más.

Sin embargo, para su mala suerte, no pudo volver a conciliar el sueño y ella sabia perfectamente la razón.

Había tenido un sueño muy extraño. Un sueño, que hacía bastante tiempo que no tenía ya. Si, se trataba de aquel sueño tan vivido, en donde recreaba fielmente la ultima vez que había visto a su hermano mayor. Había pasado tanto tiempo desde que no soñaba con él, que ella no pudo evitar preguntarse en donde se encontraría en esos momentos y si estaría bien. El frio lentamente comenzaba a calarle los huesos. Afuera la lluvia había comenzado a caer con fuerza y Anne no pudo evitar la sensación de que eso, tal vez era solo un preludio para lo que estaba por venir.