PRIMER DÍA

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-¡Biiiiip! ¡Biiiiip! ¡Biiii...!- Alargo la mano, y apago el estridente sonido que hace mi despertador cada mañana.
Lo cierto, es que ya llevaba un buen rato despierta, se podría decir que había estado dos horas mirando el puto techo, esperando que este momento llegase. Ese día en el que todos los adolescentes de mi edad hablan de los tíos buenos que han visto por la playa, los líos que han tenido con chicas mayores que ellos, y básicamente, todo lo que han echo ese verano.
Bien, pues yo no.
Yo solo me limito a llegar pronto a clase, coger un buen sitio y estudiar a los profesores nuevos que tendré ese año.
No espero que nadie se acerque para saludarme, mucho menos, hablarme. Porque no tener un solo amigo en todo el maldito instituto, es algo bastante penoso que digamos. No tengo ni idea de que va a depararme este día, pienso descubrirlo, asique empezar preparándome no me parece mala idea. Me levanto de la cama de un salto, y dejo sonar de fondo a Green Day, mientras comienzo a vestirme.
Me pongo mis vaqueros negros rotos favoritos, una camiseta blanca con mensaje y mis converse negras. Decido rizarme el pelo en tirabuzones gruesos, puesto que mi pelo es rojo y bastante largo. Me doy un poco de maquillaje y me coloco el piercing de aro de la nariz. Echo una mirada rápida en el espejo. No voy llamando la atención en absoluto, salvo por mi pelo. Bajo cargando mi mochila, que afortunadamente pesa poco y me tomo un batido y una galleta. Me encuentro a mi hermano rebuscando en la nevera y gruñendo para sí.
-Dani, ¿Podrías cogerme el yogur de plátano que está ahí arriba? Esque no llego...-dice estirándose lo máximo que le permite su pequeño cuerpo. Mi hermano es castaño, con los ojos color caramelo, y un crío que resulta jodidamente pesado. Le doy lo que quiere y busco mis auriculares. Cuando los encuentro y estoy dispuesta a largarme, le oigo gritar:
-¡Se me había olvidado decirte que mamá no vendrá hasta esta noche, y yo me voy a casa de Alberto toda la tarde, asique no nos esperes...!
Doy un portazo, pongo la música lo más alto que puedo, y empiezo a alejarme, cabreada. Sí, definitivamente no le importo a nadie. Comienza a sonar un tema de Nirvana, y me pierdo en la voz de Kurt Cobain. El primer día de clase, y a mi familia (o lo que queda de ella) le importa una mierda. Aunque no me sorprende, cualquiera tiene cosas mejores que hacer que preguntarme cómo de patético ha sido mi día del uno al diez. Parece penoso, pero es la pura realidad. Para qué engañarse.
Voy camino del instituto cuando una chica, que parece de mi edad, me toca el brazo. La contemplo durante un segundo y me quito los auriculares.
-Disculpa... Se te ha caído esto hace un segundo.- me responde nerviosa, mientras se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja y me devuelve mi cuaderno.
-Gracias. Soy un desastre.- sonrío. Me lo meto en la mochila haciendo una pausa. Ella también se detiene.
-Pues no eres la única. Yo hoy empiezo en un tuto nuevo y estoy echa un manojo de nervios. ¿Sabes como llegar a uno que hay aquí al lado?
-¿En serio? Ese es mi instituto. Si quieres, podemos ir juntas.-le digo, retomando la marcha, acompañada de esta chica tan simpática.
-Me encantaría. Muchas gracias. Se me olvidaba, soy Sofía.-contesta. Es un poco más alta que yo, tiene el pelo de un color trigueño, el típico pelo largo y liso que cualquiera desearía tener y los ojos marrón verdoso. Es preciosa. Lleva una camiseta ajustada, con la tripa al descubierto, donde se asoma un piercing en el ombligo y unos sports negros, que dejan ver sus claras y perfectas piernas.
-Yo Dani. Una pregunta, ¿Por qué decidiste venir a este instituto?
-Resulta que mis padres decidieron enviarme aquí, ya que en el insti en el que estaba no me encontraba cómoda con... La gente, en general. Y suspendí casi todas las asignaturas, por problemas personales.
-Debió de ser duro... Cambiarte a un lugar en el que no conoces a nadie.
-Seguro que estoy mucho mejor aquí, ya que nadie me conoce.- sonríe - ¿Y tú a qué curso vas a pasar?
-A cuarto...
-¡Yo también! Espero que vayamos juntas a clase.
No sé si es más raro el estar con una chica a la que caigo bien o que halla echo una amiga el primer día de clase.
La miro con timidez, se percata de ello y me regala su cálida sonrisa de revista. Comentamos lo que vemos mientras andamos por los pasillos, y nos reímos de las caras de los babosos que nos miran. En realidad, que la miran. Es perfecta, y yo... Nadie se fijaría en mí teniendo a alguien como Sofía al lado.
-Con lo guapa que eres, seguro que tienes que estar harta de espantar moscardones a todas horas.- se sienta en la silla de al lado y no puede evitar soltar una carcajada.
-Lo mismo digo. Tienes novio, ¿verdad?- la miro, perpleja.
-He visto como siete tíos que estaban dentro del aula te han mirado el culo. Varias veces. Y no... Ni quiero ni tengo novio.
-A mí los tíos tampoco me interesan.-sus ojos me examinan fijamente y sonríe. No me da tiempo a preguntar el por qué. Una de las profesoras que tuve el año pasado nos manda callar y comienza con toda la mierda esa de bienvenida. Alguien me da con algo en la cabeza, y casi me da un ataque cuando me doy cuenta de quien ese ese "alguien". Olivia, la tia más popular y guarra del instituto, se sienta justo detrás de mí. La ignoro, pero vuelve a insistir.
-Eh, pelirroja, sé que me has visto. Gírate.- Olivia Villela, más conocida como mi archienemiga mortal, se ha tirado a más de la mitad de los tíos de la ciudad, y su existencia, consiste básicamente en joderme.
-¿Qué coño quieres?-me giro, irritada.
-Conocer a tu amiga.-desgraciadamente, Sofía se entera de nuestra conversación y se gira.
-Soy Olivia. Un consejo: si yo fuera tú, no me acercaría mucho a esa,-me señala- A no ser que quieras coger una enfermedad mortal. ¿Tu nombre?
-Sofía. Encantada, pero si hubiera querido acercarme a una zorra echa de silicona, lo habría echo. Gracias por el consejo, pero prefiero coger la malaria antes que seguir hablando contigo.
Se da la vuelta, después de haberle dedicado su sonrisa triunfal primero.
Me tomo la libertad de ver la cara que ha puesto, e intento no mearse de la risa. Esta chica me sorprende más de lo que debería. Le acaba de plantar cara a Olivia (cosa que nadie, y repito; nadie había echo antes) y eso siempre trae malas consecuencias. Me sobresalto cuando un chico entra en clase dando un portazo y maldiciendo por ello. Se sienta en la silla libre que tengo al lado, me contempla fijamente y el muy idiota sonríe por ello. Aunque es la sonrisa más increíble que he visto en mi vida.
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Bueeeeeno pues he decidido comenzar subiendo la historia hoy😊.
Siento mucho no haberla subido antes, pero han sido unos meses un poco largos y no he tenido tiempo de escribir. A lo que iba, espero que os guste mucho la novela y que la disfrutéis !!!!!!💞💕❤💕💞

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2016 ⏰

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