¿Y si todo fuera el inicio?

Cuando Harry miro hacia ella, bajo la mano ausentemente y se tocó la cicatriz en forma de relámpago en la frente.

- Lo sé

La cicatriz no le había dolido en diecinueve años. Todo iba bien.

Y pareciendo acto de magia, está un Harry Potter de once años, vestido con ropa demasiado grande para él y con unas gafas redondas reparadas con cinta, aún parado en el recibidor del número 4 de Private Drive,sosteniendo entre sus pequeños dedos una carta con escritura en tinta verde, que sería la llave par una nueva vida completamente diferente a la que llevaba, una carta de su futuro hogar.

No más tarde de un segundo, la carta fue arrancada de sus manos por Vernon Dursley, con el único pensamiento de alejar a su familia del extraño mundo de la magia.
Pero esta vez Harry no tenía ese profundo sentimiento de enojo e impotencia como las veces anteriores. Ni mucho menos la melancolía que muchos experimentarían, después de haber sido arrebatado de su manos el objeto que le había causado tal alegría, que le había proporcionado tal aventura.
Sino que estaba embargado de un profundo sentimiento de alegría, porque en su interior permanecía la promesa de aquella que sería su vida.

Y a pesar de que en unos cuantos minutos no quedara recuerdo de aquella mágica aventura. Solo era cuestión de días para que la verdadera aventura comenzará con la visita de un amigable semi gigante.

Y tal vez en algunos años más volvamos al inicio de esto.