Equilibrio

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— ¿Qué hora es?  — se preguntó Zhou, tratando de buscar por entre sus ropas su celular. Repentinamente se sobresaltó, ya que recordó en que lugar estaba y que era lo que debía hacer. Antes de irse a dormir Han bien le había advertido que si no llegaba temprano al entrenamiento iba a ser regañado por el maestro Qin, quien siempre decía "Abril y mayo, las llaves de todo el año".

Entonces, salió corriendo por todo el templo, en un momento toda su vista se volvió negra y revoltosa. 

—  Lo lamento, ¿estas bien? — le dijo una voz ronca, al mismo tiempo en que sintió una mano agarrar su brazo.

— Sí, gracias, tengo que ir a entrenar ... o buscar mi equilibrio — respondió inconscientemente, sin dar crédito a quien lo había ayudado aunque haya sido su torpeza.

El otro, sólo miraba como Zhou se alejaba muy rápido mientras colocaba su kimono blanco.



—  ¿Por qué estas corriendo? 

—  ¡Oh lo siento maestro, casi me quedo dormido! — se disculpó con dificultad ya que le faltaba el aire.

— ¿Y Tang? 

—  No lo sé— respondió desganado. Desde que había llegado, no tuvo oportunidad de cruzarse con Tang.

— Creo haberle dicho que te despierte — comentó serenamente Qin, atando con más fuerza su tira.

—  Aquí estoy maestro Qin e hice lo que me pidió, "Quien ha atado el cascabel al cuello del tigre, debe quitárselo por sí mismo"— .

—  ¿A sí? ... ¿Qué significa?— preguntó Zhou confundido. Tang y Qin se miraron y rieron por lo bajo.

—  Que por llegar tarde,  el primero en enfrentarte a mí, seras tú

— ¡Pero si llegué bien, estoy listo! ¡Además no se pelear!

— ¿Seguro?, pues tu cinta no dice lo mismo — dijo Qin, señalando el kimono mal arreglado de Zhou.


Tang sólo se alejó a acariciar un precioso caballo color marrón. Zhou lo miró, obteniendo una gran vista del paisaje y en medio de este, la presencia que le daba luz a aquel lugar. Suspiró desganado y miró al cielo, « Ya empecé con el pie izquierdo, muy bien hecho Zhou».

Su maestro lo esperaba con dos cañas de bambú, Qin le tiró una a Zhou, quien se sorprendió. Rápidamente, el maestro comenzó a pegarle con movimiento super rápidos, obviamente, el menor se llevó unas cuantas golpizas. 

— ¡Zhou concéntrate! — gritó Qin enfurecido.

—  No puedo maestro, me duele el brazo— respondió lloriqueando como niño el menor, agarrándose con su mano derecha el brazo izquierdo.

—  Tú puedes, sólo dile a tu interior que puede hacerlo— .

Zhou cerró sus ojos lentamente y trató de concentrarse, en ese momento sintió como su lengua comenzaba a moverse con cautela en su interior. Se sentía totalmente extraño esa nueva sensación, al mismo tiempo en que escuchaba una suave melodía, como si estuviera hipnotizado por su propio cuerpo. Unos sonidos de cascabeles llenaban sus oídos.

— ¡Despierta!

—  ¿Qué pasó? — preguntó el menor totalmente agitado.

—  Tu serpiente, salió y casi envenena al maestro Qin

Las cinco dinastías (Yaoi) - MBCrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora