Me quede sola, en mi soledad oscura, de mi mundo en el que mi dulce rutina se había destrozado. Sonia dejó de venir a clase, había encontrado trabajo, supongo. Así que solo me quedaban Lulu y Ana. Cada vez me distanciaba más de Lulu, pero intentaba quedar con ella de vez en cuando para tomar algo. Y Ana salia mucho con las otras chicas del Taller, que a mi no me caen especialmente bien. Lo malo de no decirles a ellas que era lesbiana era no poder compartir con ellas mi angustia tras la ruptura.
Pero, por suerte, tenia mi otra “panda de amigos”. Siempre quedamos en el mismo lugar, a las cinco en el parque, no hacía falta llamarnos por teléfono, ya que era sabido por todos que si ibas allí te encontrarás a alguien. Pero, se ve que llevaba mucho tiempo sin ir porque al llegar allí no había nadie, conocido al menos, y si “mi panda” no me había avisado, del cambio de lugar, sería porque no quería quedar conmigo. A veces se comete el error que yo cometí, que es dejar de lado a tus amigos por tu pareja, cosa que nunca se debe hacer.
Me sentía bastante mal, se que soy bastante pesimista, y más después de lo que me había pasado, como ya sabéis, mi novia era la alegre de las dos, y yo, no sabia bien como ser alegre si realmente no lo sentía. Si, definitivamente soy pesimista, y ante algo con dos posibilidades elegiré siempre la peor.
Supongo, que son cosas que te enseña la vida, a darte palos, y a encajarlos de la mejor manera que tu creas posible, por eso soy así. Por eso echo de menos pero no lloró, puede que algún día estalle de una forma impredecible, quién sabe.
Al fin y al cabo me había quedado sin amigos, sin pareja, los estudios no me llenaban, y aunque la familia estuviera ahí, tampoco creía la necesidad de molestar con mis absurdas miserias.
Así pues, mis días posteriores pasaban hiendo a clase, sin nadie con quien hablar, cosa que en parte me venía bien para centrarme, y cuando llegaba a casa veía la tele, escuchaba música, me tumbaba, y no dejaba de dar vueltas a la cabeza que estaba sola, intentaba quitármelo de encima pero era algo difícil. Aun así pasé unos días que casi parecía que iba todo bien, en mi casa con mi familia, a la pregunta de “¿Te pasa algo?” era tan sencillo como decir “nada”, no me iban a preguntar nada más, mi actitud no les dejaba, seguía siendo demasiado fría para todo el mundo.
Continuamente pensaba que debería desahogarme con alguien. Dejar de ser tan fría.
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Diario de una lesbiana adolescente [SIN CORREGIR] ©
Krótkie OpowiadaniaCuentan cercanamente los pensamientos de una adolescente a la que le gustan las personas de su mismo sexo, sí, es lesbiana, y mostrara sus dudas, su relación familiar, como ve su entorno, como piensa ella que la ven, también hablara del gran amor de...